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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

La Linera 1940/50

La Linera 1940/50

Preciosa foto de la Ensenada de La Linera, aproximadamente en los años 40-50 del pasado siglo.

1 comentario

l. legaspi -

La precisión es liviana. Gerundio es el mote que el leones y jesuita Francisco de Isla inventó para un predicador ampuloso y hueco. Claro que los gerundios, de vez en cuando saltan a la primera actualidad mundial: "Miserando atque eligendo". dos gerundios, los teclean hoy las linotipias mundiales de información. Otro jesuita,Mario Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, tiene como lema de su escudo episcopal. A buen entendedor…

Sigamos con la foto de la Ensenada de La Linera a la que otros geógrafos, Madoz, dicen Ría de Berbesa o Dársena del Astillero. La fotografía pertenece, según mi apreciación. a una colección de foto-postal realizada por Enrique Murias Jonte.

Veinte de ellas se reproducen ordenadamente en un interesante folleto de Crabifosse Cuesta, con prólogo de Murias de la Peña, titulado "Enrique Murias Jonte fotógrafo (1908-1936)” editado por López & Malgor. El editor. Luis López, con su familia, es hoy un vecino entusiasta de Castropol, detalle que a mi satisface y al que yo agradezco su interés y sus aportaciones a nuestra historia. Las fotos aquí publicadas son colección de Martín Carrasco, de Tapia de Casariego. Todas ellas tienen identificación superpuesta a la foto, excepto la 13 y la 20 que la tienen, como ésta, al pie. No tengo noticia de ninguna otra serie de fotos de Castropol numeradas. Las veinte de este folleto son quitadas antes del 36 cuando en triste trifulca tribal, como tigres, nos trituramos por escaso plato de trigo. Algunas están publicadas en esta bitácora cibernética y la mayoria son de los años 20.

La que comentamos, fue hallada y adquirida por Javier G. Herrero en Madrid y facilitada para su inserción aquí. Tiene en el anverso el número 22 con el mismo tipo de grafía de otras de Murias y en el reverso un texto caligrafiado en el año 1954.

Acaso habrá más olvidadas en alguna gaveta entumecida de familias castropolenses o se haya traspapelado como la del entierro de don Juan Cordero,1924, que yo he facilitado para el mencionado folleto y que ahora no encuentro en mi embarullado archivo. Menos mal que se salva allí publicada. No recuerdo si está recogida en este blog, pero me gustaría. Tiene interés.

En esta misma bitácora, sección de fotos antiguas 08/04/2006-) aparece ya la preocupación y llamada para recopilar fotos y documentos. No sólo para identificar personas sino, mejor aún, para conocer vida ambiente del pueblo. Siempre es bueno poner en común nuestro cariño al pueblo.
En esta foto del rincón más interesante de la ensenada, en todo lo alto aparecen “As Torres de Lindebun” y, a la izquierda se aprecian dos pabellones de madera, uno claro, a la izquierda, y otro plomizo más al fondo. Han sido construidos por la Diputación Provincial en 1937/38 para clases y salas de recreo de los niños del “Hospicio y Hospital de Huérfanos, Expositos y Desamparados” que en el castillo, cedido por Rosario Pardo de Donlebún, se refugiaron al ser destruido en el 36 en Oviedo su esplendido edificio fundado en 1751 por el Regente Gil de Jaz y diseñado por Menéndez de Ambás, Ventura Rodríguez y Ribera, Hoy es el gran Hotel de la Reconquista.

En esta postal no aparece, sin embargo. un pasadizo de madera, aunque mucho más elemental que los pabellones. Este pasillo se hizo en 1941, cuando ya en Donlebún se albergaba una parte del Seminario Menor Diocesano de Oviedo. Servía para unir el castillo con dos aulas, salón de estudios, servicios higiénicos y un apretado espacio de recreo para momentos de lluvia. Y Otra parte del seminario se alojó en Tapía, edificio del anterior Colegio de los Agustinos. El detalle de aparecer el pasillo que los seminaristas llamábamos el “tubo de escape” indica la fecha de la foto en 1940-41. En esa fecha Murias Jonte todavía estaba activo y dirigía coros parroquiales y bandas de música por la comarca. No tanto en los años 50.

Para fechar la foto, señalo también, que antes de 1950 ya había más casas tanto en el caserio de “a Lieira” como en el barrio de Ouvías e incluso, los caminos que aquí aparecen desiertos.

De paso subrayo mi subjetiva apreciación del desnivel del lecho de la ría. Las embarcaciones en torno a las últimas atarazanas no podrían atracar ni hoy. tal es el deterioro progresivo y culpablemente provocado en nuestra Ría del Eo. El grave deterioro de nuestro estuario debe ser hoy problema prioritario de nuestra actividad y movilización política y ciudadana. No aprecio yo que así sea desde mi, cada vez más lejano, observatorio. No me gustaría que Abulia se llamase mi pueblo.

Es una pena que no haya mayores aportaciones de documentos y opiniones a espacios digitales como el de este blog para que no se pierdan detalles de nuestra pequeña historia. Para un álbum, como los publicados en Figueras, Ribadeo, Vegadeo y en otras villas, hay material muy hermoso. Podría ser actividad de una persona, asociación o fundación castropolense

“Desconocer que es lo que ha ocurrido antes de nuestro nacimiento es ser siempre un niño. El recuerdo del pasado proporciona deleite, autoridad y crédito al discurso” ( Marco Tulio Cicerón)

Prolongando el gerundio con un epílogo redundante, me tomo la licencia de un comentario transversal. Es una insignificativa anécdota personal, pero hay un significante detalle para la diócesis y el clero asturiano.

Siendo yo adolescente, “niño en el trabajo” trasportaba, semanalmente, en una mula, carne de la chacinería de Marcelino de Armeán para intendencia de l Asilo. Conocía bien camino. En 1940, ya pasadas las tristes fechas triunfales, los huérfanos se reinstalaron en las ruinas en reconstrucción de Oviedo y la señora Pardo de Donlebún ofreció a la diócesis las torres inhospitalarias que en 1940 hospedaron a ciento cincuenta seminaristas que no tenían ni siquiera ruinas. Yo era uno de los nuevos “Rapacíos das Torres”, como nos decían los vecinos de Barres, con los que todos los domingos celebrábamos la Misa y por cuyos caminos y playas aledañas, quitábamos el frío en largas caminatas y distraíamos apetitos. En la historia eclesiástica de Oviedo “Los de Donlebún” fuimos un curso más numeroso y singularmente significativo del clero asturiano. Hoy todavía quedamos dos docenas de supervivientes. Merecería un estudio o crónica para complementar una publicación colectiva y malograda, titulada “Personas y Vivencias” D.L. As- 3408/10.- ISBN 478-84-614-1406-2