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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

Castropol: el reloj de la iglesia y otras cosas de la época.

Castropol: el reloj de la iglesia y otras cosas de la época.

Quizás algunos y algunas, no sepáis que este reloj fue adquirido por el ayuntamiento (en el año 1.886) y que es por lo tanto de propiedad pública.

 A los/las  que os guste un poco la historia, hechos o curiosidades de nuestro pueblo, como es mi caso, quería contaros,  que revisando las actas de los plenos de nuestro ayuntamiento, me encontré con la compra del citado reloj de torre.

 Antes de facilitaros la información y los datos de esta operación, puede ser interesante,  para los que tengan interés en este tipo de cosas, saber también que la vida de los ciudadanos en el siglo XIX, se organizaba al ritmo de  las horas que señalaba el reloj de la torre del campanario, del ayuntamiento o de otros edificios. Las tareas o costumbres de los vecinos, que tiempo atrás se planificaban en función de la posición del sol, poco a poco se iban acompasando a los nuevos “tiempos”,  que señalaban de forma visual o acústica estos  artilugios.

 Hay que tener en cuenta además, que aunque el primer reloj de pulsera se había montado a principios de este siglo XIX, los de bolsillo eran algo más comunes,  aunque se trataba de auténticos artículos de lujo, solo al alcance de los más pudientes.

 Con la llegada del tren, se hizo necesario ajustar las horas de salida y de llegada a destino, al tiempo que se evitaban accidentes y se ponía un poco de orden en las diferentes horas. Por ello, los primeros en organizarse fueron los ingleses en el año 1.880, como consecuencia de haber sido los pioneros en el desarrollo del ferrocarril. En nuestro país, la unificación horaria se retrasaría más de veinte años (año 1.901), adoptando la hora del meridiano de Greenwich, que vuelve a estar de actualidad, por la polémica surgida con los cambios de horas en la CE y la posible vuelta al huso horario que realmente nos corresponde.

 En aquellos años de finales del XIX,  los relojes en las torres de las iglesias o en otros sitios,  eran un signo de modernidad, que se manifestaba dándoles preferencia  a otras necesidades o servicios básicos de los vecinos, como pudieran ser: la luz eléctrica, el agua corriente o el alcantarillado.

 Para finalizar esta introducción, es bueno también saber, que el primer reloj de torre que se instaló en nuestro país, data de finales del siglo XIV y fue ubicado en la iglesia de San Miguel en la localidad segoviana de Cuéllar. Se hizo en hierro forjado y salió de las manos de un “ferreiro”.

 Y ahora voy ya con la compra del reloj de la iglesia.

 3 de Abril de 1.886: en el presupuesto adiccional del presente ejercicio, figura la adquisición y colocación de un reloj de torre por importe de 1.250 pesetas. Se pide autorización al Gobernador Civil, para efectuar dicha operación sin recurrir a la subasta, dada la urgencia (eso pensaban), de dotar a Castropol de este aparato.

 9 de Mayo del mismo año:  el Gobernador Civil, autoriza al ayuntamiento para adquirir y colocar un reloj en la torre de la iglesia,  por administración y sin que en ningún caso  los gastos ocasionados  alcancen las 2.000 pesetas. La corporación faculta al alcalde para ejecutar dicha operación.

 26 de Septiembre: el entonces alcalde  Zoilo Murias y Lastra, que había sido nombrado para el cargo por la Reina Regente, en Junio de este año y dentro del bienio 1885/1887 (1), da cuenta a la corporación, de que había contratado y adquirido por 1.350 pesetas un reloj para colocarlo en la torre de la iglesia y que la diferencia de 100 pesetas sobre la partida consignada en el presupuesto, se abonaría por el capítulo de imprevistos. La compra se realiza a D. Antonio Canseco y Escudero (2),  con domicilio en la calle del Mesón de Paredes,  nº 21 en Madrid. En la placa esmaltada del reloj figura por error Parades  y en ella queda constancia también del lugar de fabricación:  Morbier (3) en Francia.  

(1)         Según las leyes vigentes, solo podían ser elegibles para formar parte de la corporación, los mayores contribuyentes. El nombramiento de alcaldes correspondía al rey, en las capitales de provincia, cabezas de partido judicial (Castropol)  y pueblos con más de seis mil habitantes.

(2) Canseco fue uno de los relojeros más conocidos en el Madrid de la época. Llegó a tener cuatro tiendas en distintos puntos de la capital y hasta cincuenta empleados. Patentó un sistema de relojería reconocido  en España, Francia y Suiza, estableciendo contacto en su momento con la fábrica de relojes de Morbier, de donde importaba la maquinaria,  que a su vez seguía sus instrucciones de mejora y evolución de estos y otros relojes. Debido a su prestigio, era proveedor de la Real Casa y vendió muchos relojes en nuestro país, aunque según parece, el de Castropol fue el único que negoció y despachó para Asturias.

Placa esmaltada, del reloj de la iglesia de Castropol,  la fecha (1883), supongo que será la de fabricación:

 (3)   Morbier es una pequeña localidad francesa, situada muy cerca de la frontera suiza y de la ciudad de Ginebra, capital de la industria relojera helvética. Según cuentan, estos relojes o similares los fabricaban los campesinos de la comarca en sus casas  y  los sábados aprovechaban  para bajarlos a los  pueblos del valle,  utilizando los estrechos senderos de las montañas. Tenían fama de rústicos,  pero también de ser bastante fiables. Morbier es también conocido por su famoso queso, que tiene como particularidad, el estar formado por dos capas o niveles de pasta, separados por ceniza y que se corresponden a los dos  ordeños diarios (mañana/tarde).

             Por otra parte, en esos años, parece que abundaban las revistas satíricas, debido a la libertad de prensa que hubo durante un breve período. Recojo un simpático ejemplo relacionado con el apellido Canseco:

 "A Juan llamó perro flaco

en una disputa, Diego:

Juan se picó y por injuria

ante el juez citóle presto.

-No le ofendí, Diego expuso

entonces, y prueba ofrezco:

yo le llamé perro flaco

y él se apellida Canseco."

 

[EL MUNDO CÓMICO, Septiembre de 1875]

  

Continuando con nuestro reloj (seguimos en 1.886):

             21/Noviembre. Se acuerda abonar a  Alejandro García Monteavaro, la cantidad de 226 pesetas  por los gastos debidos a la colocación del nuevo reloj  público en la torre de la iglesia. Alejandro, años más tarde, contrataría las obras para dar una planta más al casino.

             12/Diciembre. Se aprueba la cuenta, que por importe de 40 pesetas presentó Zapico, relojero de Ribadeo,  por los trabajos de armar e instalar el nuevo reloj público.

    Ultimo pago. Con esta misma fecha, también se aprueba la cuenta,  que asciende a 33,51 pesetas presentada por Domingo Santamarina, capitán del patache (4) “Emilio”, como pago por el flete y porte del  reloj público desde Santander. Habrá que pensar, que el reloj se transportó desde Morbier en el E. de Francia, hasta algún puerto francés del Atlántico y de ahí hasta Santander,  porque no tendría sentido enviarlo a Madrid (Relojería Canseco),  para luego reexpedirlo a Castropol.

 (4) Patache.- Se trata de un pequeño barco de vela de dos palos,  casco plano,   muy ligero y rápido, que en sus orígenes se destinó a fines militares (vigilancia de puertos y costas, labores auxiliares...). Ya en este siglo XIX,  fueron reconvertidos o  acondicionados  para la navegación comercial de cabotaje. Su capacidad era de  unas 30 Tn.

 El total de gastos para el ayuntamiento por la compra del reloj ascendió a 1.649,51 pesetas, lo que nos da idea del esfuerzo realizado en ese momento por el consistorio, teniendo en cuenta que el presupuesto municipal para ese ejercicio, rondaba  las 25.000 pesetas.

 Como el reloj era y es de propiedad municipal, había una persona con sueldo a cargo del ayuntamiento,  encargada de su mantenimiento y de que el reloj indicase las horas correctamente, tanto en su esfera hacia la plaza,  como por medio de la campana en lo alto de la torre.

 Es de suponer, que la instalación y puesta en marcha del reloj, debió de ser un acontecimiento relevante para Castropol en ese año de 1.886.

 Otro dato importante también, referido a este año, es el de la población del concejo. Se aproximaba a los 8.500 habitantes (era el más poblado de todos los que formaban parte del partido judicial). Ahora mismo (2018), posiblemente poco más 3.500 personas y sin solución en el horizonte para frenar este declive, con lo que ello implica a corto/medio plazo,  de la pérdida de los pocos servicios que aún sobreviven.

 Por último, en este año 1.886, en el ayuntamiento (entre otros asuntos),  también se hablaba de...

 -Dirigirse al Ministerio de Fomento, para que se proceda a realizar los estudios necesarios, de cara a la construcción de un puente entre Castropol y Ribadeo, incluido en el Plan de Carreteras del Estado. En lugar del Puente de los Santos, sería el “Puente de los Muertos”, ya que enlazaría las dos orillas, a la altura de los cementerios.

-Subvencionar con 40 pesetas  las funciones de semana santa, que se entregan al cura ecónomo, para cubrir los gastos de dos sermones (con la condición eso si),  que habrán de predicarse.

 -El Presidente de la Junta Provincial de Agricultores, comunica al ayuntamiento, el envío de semillas de “eucaliptus” para que se repartan y se siembren.  (Supongo que serían de las primeras que llegaron a la comarca. Aunque no está muy claro, parece que fue en Galicia, donde se plantaron los primeros árboles de esta especie,  unos veinte o treinta años antes). Un concejal se anima ante la novedad y propone que se siembre también alguna en el jardín público de esta villa.

-El ayuntamiento, acuerda dirigirse al Ministerio de la Gobernación, pidiendo que se traslade a Castropol, la capitalidad del Distrito Electoral para la elección de diputados provinciales, apoyándose en que nuestro  partido judicial, tenía mayor número de habitantes y electores que el de Luarca.

-También se decide,  reparar la rampa en que termina la calle del Muelle y que conduce al embarcadero, concretamente el encachado de piedra (canto rodado). En aquel momento, no existía todavía la carretera que rodea el pueblo (su construcción se inició años más tarde, en 1921). Por ello, las personas que iban a Ribadeo, a veces en marea baja, tenían que embarcar por medio de una tabla al lado de La Casilla, en los botes de vela que realizaban el pasaje. En esta última fotografía (de Enrique Murias Jonte), se ve la citada rampa y también los tres cañones, semienterrados en posición vertical (con la boca hacia abajo), donde amarraban los botes y lanchas. Posteriormente, con la   construcción de la carretera, dos de ellos se situaron al principio de la rampa (que ya no existe), situada enfrente del Risón  y otro en la carretera, al lado del muro, enfrente de La Casilla, en la misma posición vertical y con los mismos fines. Hace unos treinta años, se llevaron a la zona verde que se hizo en El Penedón, colocados en un soporte de madera. Y, desde la primavera de 2017,  ya no están ahí. Según parece,  los llevaron a Serrasa (almacén municipal) y supongo que ahí seguirán. Creo que todos deberíamos reclamar al Ayuntamiento (yo lo hice en más de una ocasión), que los devuelvan de una vez a su último emplazamiento en El Penedón. Forman parte de nuestro patrimonio.

 Y así, después de casi siglo y medio, señalando y dando la hora, nuestro reloj sigue ahí en buena forma, viendo pasar el tiempo (como la puerta de la canción),  gracias a la dedicación y cuidados  de los “relojeros” que lo atendieron a  lo largo de este dilatado período.

 

          Noviembre de 2018  

          Pepe Llende

 

Nota:   Debido a exigencias del blog, no podemos publicar mas de una foto por cada post, por lo que las otras dos del artículo, las ponemos a continuación:

4 comentarios

Victor de Primote -

Mas o menos el tiempo que ando tras los informes arqueologicos realizados en Castropol.
Conozco al arqueologo: es responsable de la restauraciòn y puesta en valor de los cañones de Luarca, asi como del inventario de la catalogación de estas piezas en Asturias. Lo que desconozco es el tiempo del proceso de restauración y del presupuesto necesario.

Pepe Llende -

Para Víctor.
Hice esta denuncia aquí, aprovechando que guardaba relación y porque me daba la impresión, de que la mayor parte del vecindario no se había enterado.
Año y medio, es tiempo más que suficiente para reponer los soportes de madera de los cañones. Solo hay que ponerse.
Sintiéndolo bastante, para mi solamente es: desidia y abandono.

Luis L. Cotarelo -

El transporte del reloj desde Santander por un barco de cabotaje no debe extrañar. En la época, el cabotaje era un medo usual de transporte, puesto que la vía terrestre era, o muy deficiente, o inexistente.
Existen antecedentes de transporte marítimo de mobiliario para el Casino, desde Barcelona hasta Ribadeo, y posteriormente a Castropol en barcazas.
Y la estatua de una ninfa, en una fuente delante del Ayuntamiento de Vegadeo, fundida en hierro y en Francia, llegó por el mismo camino, para ser transportada hasta casi su lugar de ubicación en una barcaza.

Victor de Primote -

Los cañones probablemente esten en restauracion.