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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

Procesión del Encuentro. Domingo de Resurrección 1964.

Procesión del Encuentro. Domingo de Resurrección 1964.

A la izquierda, la segunda, Amparo Jarrens detrás del niño, Feli Rodriguez, a continuación Manolita Presno a la derecha y a la izquierda Marisefa Canel, detrás Raquel de Pericón, Anabel Prieto, Paloma Sanjurjo, Nieves Dominguez y Marujín.

Po la derecha Rosita y Nieves de Constantino. 

3 comentarios

luis legaspi -

EL ENCUENTRO Y ALGUNOS OLVIDOS

Efectivamente esta fotografía corresponde a una tradicional e importante, la más importante, procesión de la Semana Santa, la procesión de El Encuentro. La Semana Santa, con el Nazareno, la Dolorosa y el Santo Entierro… sin encontrarse con Jesús resucitado, no tiene ningún sentido.

Lamentablemente esta lección plástica, como otras, se ha perdido en Castropol. Hasta la primera mitad del siglo XX la Semana Mayor en Castropol tuvo siempre un relieve popular muy significativo. Había siempre, durante toda ella, “un predicador extraordinario” y, además de la liturgia propia se celebraban seis procesiones paradigmáticas por su singular organización y fervor.

EN LA DOMINICA IN PALMIS la procesión era muy corta. Se bendecían los ramos en el pórtico y se entraba por la “puerta de los franceses”. Anteriormente, era en torno a la iglesia por el “caleyón” de su nombre. Este espacio público que dejaba el templo exento en su entorno se perdió en1908 al edificarse una nueva sacristía anexa al templo, siendo ecónomo don Marcelino Fernández. Hoy la procesión de Ramos se hace, con acierto, en torno a la manzana de la iglesia.

EL JUEVES SANTO, después de la Misa y “procesión al Monumento” se organizaban turnos de vela en oración ininterrumpida con la participación de la mayoría de las familias. por la tarde (la Misa había sido por la mañana) salía la procesión de Jesús Nazareno y la Dolorosa con hábitos morados y el corazón por una espada traspasado.
A la noche, la iglesia llena, se celebraba una hora, “Hora Santa” de oración y reflexión sobre el Misterio de la Eucaristía, su realidad y sus exigencias.

EL VIERNES SANTO, por la tarde, después de los oficios, era la procesión del Santo Entierro con la Dolorosa de las siete espadas, tras la urna del Cristo yacente, imagen articulada en sus brazos que probablemente se habría utilizado en la clásica ceremonia del descendimiento o desenclavo.
Por la noche, después de la colación prescripta de ayuno y abstinencia, era la procesión de Soledad y Silencio, acompañando a laDolorosa todos con candela encendida y sólo rumor de pasos. En tiempos de don Cándido, 1958, se introdujo el canto del Rosario a coro alternativo entre hombres y mujeres.

EL SÁBADO SANTO a la atardecida se hacía una singular procesión. Los discípulos de Jesús, representados en María, buscaban al Resucitado. Con la imagen de la Madre, envuelta en luto de percal, íbamos, al sonsonete de rosario, hasta la Capilla Parroquial del Campo. Allí quedaba María en noche de primavera expectante.

El DOMINGO DE PASCUA, clareada el alba, antes de la Misa, la feligresía, con la banda de música de don Enriquín Murias Jonte y entre aleluyas, llevábamos la imagen de Jesús con su corazón abierto y nos dirigíamos a la parroquial del Campo. Salía la Madre con refulgente atuendo carmesí. Y con leve movimiento de las imágenes, ceremonia hábilmente gobernada por los porteadores, se escenificaba EL ENCUENTRO y en torno a Jesús y con el Regina Coeli laetare Maria volvíamos a la iglesia para celebrar el encuentro real, aunque misterioso, con el Resucitado en la Misa más solemne del año
Ya mediado el siglo, se suprimió la procesión del sábado y la del el domingo de Resurrección se hizo con recorrido más corto, en el mero castro. En los últimos años ni siquiera esta menguada manifestación pascual se conserva.

La fotografía a cuyo pie hago este comentario me arranca otras lamentaciones de viejo gruñón: Veo enhiesto el pendón (primera acepción de la RAE), flanqueado por niños que llevan el cordón con borlas. Esta bandera era de buen damasco. Su asta se utilizó para prolongar el rabo de una escoba y quitar telarañas de las alturas y su tela para hacer una casulla que nunca he visto utilizar. Además del rojo, había un pendón negro que se llevaba en los entierros hasta el cementerio con cruz alzada y capa pluvial. No eran los funerales con el cadáver insepulto en la iglesia.
En ocasiones solemnes, Corpus, Santiago pendón se bandeaba con gran maestría, haciéndolo flamear estirado casi a ras de suelo. Sobre este rito que más o menos se conserva en algunas parroquias de la zona: Boal, Pesoz, Navia, Valdepares, Piantón… Vicente Loriente Cancio ha publicado en IDEA, 1951, un interesante estudio.

Además de haber arrinconado estas banderas,
Se han dejado a la polilla otros lábaros, algunos con bordados de artesanía castropolense dignos de museo y, lo que es más triste, se pierden hechos y costumbres llenos de valores y sentido Pero, aunque a mi parecer no cualquier tiempo pasado fue mejor, con estos temas me enfadaré otro día, si me da tiempo.

Termino este comentario agradeciendo a castropol@blogia.com. la feliz idea de exhumar recuerdos, aunque sean borrosos, de nuestra humilde historia. Las fotografías son huellas de nuestra vida y costumbres, son confesiones de haber vivido y estímulos para seguir. Por eso me parece tan importante la participación familiar, desenfadada y respetuosa de todos los castropoleños. Amén.

Ovidio Vila -

La foto esta fechada y esta claro que corresponde al Domingo de Resurrección de 1964.

Rafa Domínguez -

Detrás de Amparo están mi madre, Burora, y mi hermano José.
Seguramente se trate de una procesión del Corpus, pues al fondo paracen verse niños con traje de Primera Comunión