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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

Plano de la Ría del año 1605

Plano de la Ría del año 1605

EL MÁS ANTIGUO PLANO DE LA RÍA

Lo primero que debo hacer es matizar una afirmación tan tajante como la que se desprende del título. La verdad es que el título de esta nota histórica debería de haberse completado añadiendo “mientras no se demuestre lo contrario”, pues estoy convencido de que han existido mapas más antiguos de nuestra ría, aunque sabe Dios en donde estarán o que habrá sido de ellos. No conviene olvidarse de que Porcillán es una palabra de raíz latina, derivada de Portus Julianus. Y tampoco de que los vikingos y otros muchos navegantes pasaron por el Cantábrico y debieron fijarse y memorizar un estuario tan útil para la navegación como la ría del Eo.

Pero nunca me han gustado los títulos largos; ni en el cine y el teatro, ni en libros y escritos, ni mucho menos en la prensa.

¿Cómo encontré este plano? En el otoño de 1998, y formando parte de la programación de actividades por las que el Reino de España conmemoraba el cuarto centenario de la muerte de Felipe II (en El Escorial, en 1598) y el quinto del nacimiento de su padre Carlos I (en Gante, en 1500), se realizó una exposición bajo el título “Los ingenios y las máquinas. Ingeniería y obras públicas en la época de Felipe II”. La exposición se ubicó en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid, edificación construida por dicho arquitecto para uso como viveros del botánico y hace años reconvertido en sala de exposiciones.

En tal exposición –por lo demás muy interesante-, al menos que yo recuerde, no estaba expuesto el plano de la ría que comento. Pero de la exposición se vendía un voluminoso catálogo que, al leerlo con calma en mi casa, me encontré en su página 152 con la reproducción de un plano que, sin necesidad de acudir a la correspondiente leyenda explicativa, identifiqué como de la ría, aunque en la fecha de su confección tal denominación estoy convencido que no se usaba. Por supuesto, aparecía la referencia del archivo en donde se encontraba, el de Simancas, el autor del mismo, Bartolomé Muñoz, y el año en que se dibujó, el de 1605. La Carta Puebla de Castropol, a la que se le concede el Fuero de Benavente, es de 1299; Castropol llevaba poco más de tres siglos de existencia jurídica.

El formato del plano es decididamente alargado, probablemente condicionado por lo que se quería dibujar, pues en el mismo catálogo se reproducen otros, que considero de la misma mano –página 155, Villa de Vigo y su puerto- con un formato casi cuadrado. Por otro lado, el plano de nuestra ría es a un solo color, negro, sobre fondo que quizás fue blanco –ahora lo vemos con tonos sepia, pero seguramente es producto del tiempo y en origen fue blanco, aunque el blanco que ahora se consigue en la fabricación de papel era un lujo imposible en aquella época-. La falta de color no sería de mayor trascendencia sino fuese porque en el catálogo se reproducen otros planos de la misma época hermosamente coloreados; quizás la diferencia la imponía el destinatario previsible del plano.

Como digo, el plano es de 1605 y estoy convencido de que la razón de su confección fue estrictamente militar, en un doble sentido; como inventario de los posibles puertos en los que una armada o parte de ella pudiese refugiarse de los temporales y del enemigo; y como relación de las atarazanas, astilleros y sus fuentes de materias primas.

En 1588 Felipe II envió a Inglaterra la Armada Invencible, con el resultado ya conocido, y, contra lo que mantiene la “leyenda urbana” –no envié mis barcos a luchar contra los elementos-, lo que afirmó al conocer la noticia fue que construiría otra flota más potente, costara lo que costara. En todo caso, nos encontramos en la época del mayor esplendor y poderío del Imperio español, en el que la navegación comercial y de guerra eran decisivas; y no sólo por la presencia y aspiraciones francesas e inglesas, sino porque el Imperio se encontraba distribuido por todo el globo y las comunicaciones por vía marítima, con todas sus dificultades, era la más eficaz y, frecuentemente, la única posible.

Bartolomé Muñoz, obviamente, debía ser geógrafo, pero, o tenía también conocimientos náuticos, o debió de contar con el asesoramiento de navegantes o gente de mar, pues la descripción que se adivina de la forma de entrar en la ría y donde y como fondear, así lo sugieren.

El plano, como ya he dicho, es de formato alargado y está dibujado con el septentrión hacia abajo, lo que en aquella época era lo habitual. Por lo demás, los puntos cardinales, señalados por una hermosa rosa de los vientos dibujada encima de “la Cortada” están perfectamente orientados. Una particularidad curiosa; los nombres de los cuatro puntos cardinales están correctamente escritos, excepto el este, al que se le escribe “Leste”. ¿Se trata de un simple error?

El plano lleva por título “Plano y descripción del puerto de Rivadeo”, se encuentra en el Archivo de Simancas –del que existe un sello-, y tiene dos referencias de localización en el mismo, situadas a ambos lados del pié del plano: M. P. y D. – XLII – 68 y –entre corchetes- G A – Leg. 652 - . Su escala figura también al pié del plano, con una explicación que, salvo una palabra inicial que no he podido esclarecer, dice “…. de mil pasos de a dos pies y medio cada paso”.

Por otra parte, el plano no abarca la totalidad de la ría. Por la costa gallega, se dibuja desde la boca –por cierto, sin la Isla Pancha- hasta lo que puede ser el comienzo de la Villavieja. Y por la asturiana y dejando aparte la ensenada de La Linera –incompleta y dibujada sólo hasta antes de As aceñas y desde Salías (sin que su Peñón aparezca)-, hasta algo más al sur del cementerio de Castropol. El resto de la ría no le ofreció interés al autor del plano, probablemente por su nula utilidad para los fines pretendidos: información de interés militar y náutico. Y ese interés es lo que también explica la leyenda que consta en el mapa en su esquina superior derecha, que dice: “Río de Abres por donde baja la madera a los Astilleros”, lo que confirma algo ya sabido: la importancia como fuente de suministros de madera apta para la construcción de barcos –castaño y, sobre todo, roble- de los bosques del occidente de Asturias, aunque no en exclusiva, pues referencias similares se conocen de otras zonas de Asturias, de Galicia y del resto del norte de España; y el sistema de transporte, mediante “trenes” de troncos flotando por el río, técnica aplicada en otras zonas de España (río Tajo, ríos del Pirineo, río Nalón y seguramente otros) y del resto del mundo (todavía se utiliza en volúmenes considerables en los ríos de Canadá y Estados Unidos). Pero, que yo sepa, es el único testimonio conocido de que tal técnica de transporte se utilizó en el río Eo.

Otra cuestión que conviene recordar es que ese transporte de madera para construcción naval no iba destinada, en exclusiva, al consumo de los astilleros sitos en la Ría del Eo -en todo caso de modesta capacidad-, sino que en un abrumador porcentaje se destinaba a su envío por vía marítima a otros astilleros, principalmente a los de Cadiz, exportación que siguió muy activa hasta bien entrado el siglo XIX, en que el hierro hizo desaparecer las construcciones de barcos de madera.

En el plano se dibujan sólo dos astilleros, en Figueras y en Ribadeo. En cambio, en La Linera, donde otra “leyenda urbana” sitúa un astillero antiquísimo –hasta el extremo de atribuirle la construcción de una de las carabelas que Colón utilizó para el pretendido descubrimiento de Cipángo, absoluto fracaso derivado en brillante descubrimiento de un nuevo continente; la tal carabela se habría llamado “La Gallega” en sus primeras singladuras-, no se dibuja nada; ni tan siquiera se molesta el autor en dibujar el contorno completo de la ensenada. Ello nos llevaría a la conclusión de que tal astillero nunca existió, hasta épocas mucho más contemporáneas.

En el plano se señalan dos lugares preferentes para el fondeo de barcos. Uno en la ensenada de Arnao, y otro entre Porcillán y el cargadero de mineral. Ambos lugares y hasta la construcción de las modernas infraestructuras portuarias eran las habitualmente usadas por los navegantes, sobre todo la segunda, de la que se conservan fotografías de veleros, en Porcillán y aún más hacia el sur, en lo que hoy es la dársena pesquera del puerto de Ribadeo, lugar en el que una bella y espectacular fotografía, que se puede encontrar en una de las secciones de fotos antiguas de éste mismo blog, muestra fondeados –creo recordar que tres- a impresionantes veleros.

Por cierto, que la costa entre Arnao y algo más allá de San Román, no está dibujada. ¿Se olvidó el autor, o se borró por algún accidente posterior? Me inclino por lo segundo, porque sería el único tramo de costa olvidado y porque enfrente de San Román y como en medio del agua existe una “mancha” alargada que puede ser lo que queda de ese trozo de costa dibujada y posteriormente borrada accidentalmente.

En algún momento de su existencia el plano estuvo plegado –parece que en cuatro partes-, que no enrollado, y alguien escribió por el dorso de uno de los pliegues, probablemente el que quedaba a la vista, algo que se nos muestra invertido, como si estuviésemos leyendo un texto reflejado en un espejo. Dicho texto se puede ver encima del sello oval del Archivo de Simancas que alguien colocó sobre la entrada de la ría.

Si ya es difícil leer los textos manuscritos que se nos muestran en posición normal, más difícil resulta un texto inverso. Pero, hasta donde he podido averiguar, se observa lo siguiente en ese texto: (i) la letra es diferente a la del plano y, aunque antigua, parece más moderna que la del dibujo; (ii) que son dos líneas; y (iii) en cuanto a lo que dice, sólo he podido deducir que en la primera línea, de cuatro palabras que la componen, se pueden leer las dos centrales “Conde de”; y de la línea inferior, que sin duda es una fecha, se lee “de 12 de Agosto”, figurando el año, pero imposible de identificar. Es sabido que la forma española en que hoy escribimos las fechas –día, mes y año- no era la utilizada antiguamente, que era la de mes, día y año. Ello es otro argumento para defender la hipótesis de que esas líneas son muy posteriores al plano, ¿quizás de algún archivero de Simancas? ¿Cuándo se cambió el formato usual de escribir fechas?

En cuanto a las leyendas del plano, podemos observar el uso de una mezcla del castellano y del gallego, aunque ésta afirmación debe tomarse con alguna cautela, pues ambas lenguas a comienzos del XVII se diferenciaban menos que las actuales. En cuanto a las leyendas que figuran a lo largo de ambas costas –en las que respeto la forma en que están escritas-, podemos encontrar, comenzando por la Punta de la Cruz y siguiendo el sentido hacia el sur, lo siguiente.

La actual Punta de la Cruz es denominada Punta do boy. La hoy ermita de San Román, también conocida como del Santo Cristo del Buen Viaje, se identifica como Sant. Roman, y se dibuja una edificación, evidentemente una ermita, con lo que se concluye con facilidad la antigüedad de tal devoción y construcción, aunque la actual debe parecerse poco o nada a la originaria.

La actual Figueras, o As Figueiras, se identifica como Las figueiras, a la vez que se dibuja un conjunto urbano en el que destaca un edificio amurallado y con una torre. Además se señala expresamente la existencia de Astillero.

En el resto de la costa asturiana sólo figura identificado Castropol, pero como Castripol. Por supuesto, también figura dibujado un conjunto urbano, destacando un edificio amurallado con dos torres. Esto de los edificios amurallados con diverso número de torres tiene su aquél, pues el de Figueras tiene una, el de Castropol dos y en otro similar dibujado en Ribadeo, tres. ¿Se trata de una diferenciación producto de la imaginación del dibujante, sin mayor trascendencia? o de ¿una manifestación de la importancia de las tres poblaciones? Por supuesto que los forofos de Ribadeo estarán encantados de atenerse a la segunda de las hipótesis.

La entrada de la ría se identifica como Entradadelabarra.

Y en la costa gallega nos encontramos con las siguientes leyendas, en sentido norte sur.

Los bajos rocosos donde recientemente han colocado una baliza y en el que más de un navegante se ha llevado sustos, se identifican como Lascarrayas. El cabo en donde se encuentra el actual fuerte reconvertido en sala de exposiciones se identifica como Punta do carballo, aclarándose, además, que allí existe un fuerte. En consecuencia, el actual fuerte, de factura del XVIII, tuvo su antecedente en algo que ya existía en 1605.

Y curiosamente, algo más adelante, en concreto en un islote donde hoy se apoya el pié que permitía el volado de la estructura metálica del cargadero de mineral, se identifica algo como lo que pudiera ser Torrebieja, o Torrebigia. Sea lo que fuere, los restos de la tal torre debieron desaparecer con la construcción del cargadero.

Seguidamente aparece la ermita de San Miguel, señalada como Sant. Miguel, de la que pueden hacerse similares comentarios que sobre la de San Román del lado opuesto, con la salvedad, quizás, de que se conserve mejor su fábrica original en la gallega que en la asturiana. También, dejar constancia de que el actual Puente de los Santos –reconvirtiéndose hoy para la autovía que dejará al entorno de la ría a menos distancia de Francia que de Madrid- debe su nombre a los santos cuya advocación reclaman ambas ermitas.

Justo debajo de lo que hoy es el puente aparece la leyenda surgidero seguro, rodeada de abundante número de naves -en Arnao sólo aparece una-, La palabra surgidero, aunque en desuso, existe en castellano y significa, según el diccionario de la Real Academia Española, “lugar donde dan fondo las naves”. Huelgan más comentarios que, por otra parte, ya he realizado más arriba.

Seguidamente se identifica la cala de Guimaran, en la que es de destacar dos circunstancias; la primera el dibujo de un arroyo, dibujo a mi modo de ver nada inocente, y que pretende señalar un lugar donde las naves podrían obtener agua dulce en las inmediaciones de su fondeo. Debe recordarse que en esa cala, situada entre la ermita de San Miguel y una edificación conocida como “de Obras Públicas”, todavía se puede observar el desagüe de una fuente natural que mana incluso en veranos secos; y la segunda, que aparece dibujada al final del cauce de ese arroyo lo que parece un muro curvo, quizás pretendiendo señalar la existencia de algún aljibe o presa que recogiese esas aguas del manantial.

Y terminan las leyendas de la costa gallega con la denominación de Explanada para lo que, sin ninguna duda, es Porcillán; la información de que allí existe otro Astillero (quizás ambas cosas tenían algo que ver), y el nombre de la agrupación urbana de Ribadeo, aquí escrito con b, aunque ya lo vimos y lo volveremos a ver escrito con v, con las edificaciones distribuidas en herradura a ambos lados de la vaguada de Porcillán. En esa agrupación urbana destaca la casa amurallada de tres torres que ya he comentado, y que el dibujo ubica en el exterior de la agrupación, donde efectivamente estuvo, en el actual Cantón.

Y para terminar, debo hacer una referencia a la extensa leyenda que figura en la parte inferior izquierda del plano, aunque no es mucho lo que conseguí descifrar.

Comienza esa leyenda con el título de Planta y descripción del puerto de Rivadeo, para seguidamente, en tres párrafos diferentes describir lo que interpreto como instrucciones para los navegantes de cómo entrar en la ría y donde y cómo fondear.

Aunque lo he intentado varias veces, no conseguí realizar una completa y suficiente traslación del texto.

En lo que he podido hilar algo coherente, y señalando con puntos suspensivos las palabras que no he conseguido entender, en el primer párrafo se dice lo siguiente:

Desde la entrada de la barra no se debe … … … el nabio solo esta derrota que … … … para entrarse … en este puerto allí aguarden tiempo … para llegar a dar fondo donde están señalados los que …

De los dos siguientes párrafos de la descripción no he conseguido leer nada coherente. Supongo que disponiendo del original será posible realizar una más completa traslación del texto de esa leyenda, que termina con la firma de su autor.

Me disculpo de la posible falta de calidad gráfica del plano, pero la copia que remito al blog es un escaneado de una reproducción obtenida de un microfilm conseguido del Archivo de Simancas. Y, ya se sabe, las copias van pediendo calidad.

Confío que la reproducción del plano y los comentarios que hago abran un debate, en el blog y fuera de él, que nos permita aclarar más aspectos del plano, de su momento histórico, y de esa larga leyenda que sólo he podido entender en una pequeña parte.

Luis López-Cotarelo Villaamil

Febrero de 2008

22 comentarios

Pancho Campos Dorado -

¿en que sitio da Carta ou do mapa do Porto de Ribadeo, pon Ria do Eo Sr. Cotarelo?

luis legaspi -

CARTULARIO DA RIA DE CASTRIPOL

Hace meses que no me asomo a esta agradable ventana castropolina. Una ele sola, por favor: “Castropol antiguamente/ por Estrabón se desina/ que fue la ciudad de Olina,/ muy antigua y preeminente,/ sita do va la corriente del río Eo al mar océano…” Por eso yo me declaro, de gentilicio, “castropolino”. Sé que tengo razón, pero no la tengo toda y la poca que tengo no me sirve para nada, pero “pictoribus atque poetis quilibet audendi aequa est potestas”
En distintas ocasiones he animado a comentar los temas que se van abriendo en esta bitácora. Las aguas estancadas se pudren. Hasta en la piscina evangélica había un ángel encargado de remover el agua. Felicito a mi tocayo López-Cotarelo por haber servido de ángel agitador. También, por el cartulario. ¡Qué palabro más guapo!
Ahora me encuentro sorprendido con un bucle melancólico sobre el cristal de la Ría (lo de Ría, siempre con mayúscula). No es vendavalazo ni lestazo, sólo brisa o con otra metáfora, una juguetona, esgrima. En ella yo también quiero echar mi cuarto a florete, pero a “toucher seulement”. Bien quisiera hacerlo con palabras honestas, bien colocadas, significativas y, sobre todo, educadas como las de los mis tertuliantes o tertulianos, aunque alguna vez se nos escape lo de “laya de estudiosos insolventes” o lo de “bocas no letradas”. El mejor escribano emborrona. Es nuestra humana condición.
Agradezco, ya lo he dicho, a Luis porque, además de exhumar del mausoleo simanquino el mapa, lo comentas introduciendo temas y reflexiones que animan este foro. Insinúas muchos temas y detalles curiosos que van saliendo en la tertulia. Sólo matizo que no era necesario matizar lo del grabado antiguo. Si hay grabados más antiguos, este no deja de ser antiguo y, además interesante.
Lo de que el norte esté patas abajo en los mapas marinos nunca lo había visto. En “Mapas Antiguos del Mundo” reproducidos y comentados por Carlos Sanz entre los que hay alguna “carta marina y de navegación” no encuentro ninguno de tal guisa. Además de curioso, lo encuentro práctico para los barcos que arriben de norte a sur. Emboquillan y, hala. Yo, a veces, me aburro dando vueltas al plano turístico de una ciudad no conocida. No sé si estoy a leste (cfr. Moliner) o tres cuartos al septentrión.
Saludo a los otros contertulios, al fogoso trotamares Antonio Murías que tan pronto nos sorprende desde Colón como desde Contadora, allende los mares. Se ve que el dedo del Almirante estilita le provoca plus ultra, pero también, se le nota el tirón de la tierra. A Victor, lo veo tranquilo, en Presno, represando el río Suarón para que, desde Sestelo, siga tranquilo hacia el “mar que es el morir” Ovidio, no anónimo ni seudónimo. sino generoso anfitrión, sostiene el tipo a pecho descubierto en medio del fuego cruzado,. El “pixoto” philólogo no está en la higuera, tercia con fonemas y sonidos, vocales agudas o graves, consonantes, líquidas, fricativas, sonoras, sordas u oclusivas. Hasta el aldeano, cazurro él, mira a ver lo que se firma. En Castripol hay que palparse la ropa. Entre todo podemos amañar una ensalada o cóctel marino-histórico-etimológico divertido, nunca explosivo.

La carta marina, cartulario, -¡qué nombre tan guapo!- no aporta gran cosa al recurrente pleito sobre la denominación de la Ría, salvo que el fondeadero importante está en la margen izquierda, que era, hasta el año 1958, línea divisoria en las región astur galaica. El salomónico tribunal lucense dice “Ría del Eo o de Ribadeo” y viceversa.

En el mapa se señala “El río de Abres”. Río arriba, en la parroquia de Santiago de Abres, hay un barrio que se denomina Ría de Abres y que pertenece a Trabada, Lugo. Rezan en Asturias y pagan fielato en Galicia. En este mismo “blog” hay un mapa de Madoz en él se señala la “Ría de Berbesa”, en la ensenada de A Lieira. Vaya usted a saber. Buda y Pest, Montmatre y Montparnase y desde Santurce a Bilbao….

. Yo no sé una palabra de etimologías. “Estudie para decir misa” y con frecuencia “tataveyo”, de tartajear. Desde mi ignorancia infusa en gramáticas estructurales, apunto: Castripol es una palabra usada en varios pueblos de la comarca. No sé si es una corruptela de pronunciación o una derivación natural de la lengua. Un “llinguista de la Cademia” decía que “Uropa” era bable. De castra-castrorum o, más bien, de castrum- castri sale Castrillón y Castrillo. ¿Podrá también derivar en Castripol? Lo de Castrum Pauli. Fácil es y bien está, si bien os parece. A mi no me parce. ¿Quién era el tal Pablo? No conozco a “niguén” en la historia castropoleña. Don Arturo, “El Maestro”, nos decía Pola de Castro o Castropol. Madoz, que no me parece filólogo, dice también “Puebla del Castro”, “Pola del Castro” y “Puebla de Castropol”.Lo último me parece capicúa. Al parecer hay dificultad en casar el griego “polus” con el “castrum” latino. Luanco dice que es un híbrido. Yo, de adolescente y mal estudiante de escaso griego elaboré una de Cristophorus,´Cristobo, Cristóbal. Me atreví a comentarlo con Dámaso Alonso. No me excomulgó de milagro, pero me achantó en seco: “No ha lugar” Luego, ya provecto, leyendo a Manolo Marinero, me encontré que él había lucubrado por los mismos andurriales lo que pasa que Marinero añade una pizca de historia. San Cristobo es el patrono de la parroquia cuya capital es Revoredo, Robredo, situado al fondo de la Ría de Berbesa. No sigo con el embeleño pensando que, más romántico y soñador, miraba al firmamento para ver brillantes a los mellizos Cástor et Polux.. Sería muy “guay” emparentar con Zeus y Leda. En el Foro de Roma hay tres hermosas columnas de su templo. Encima de mi mesa tengo una réplica en miniatura, para recordar mi villa “castropolina”. ¡Vaya lío, pero divertido!
En Asturias hay muchas pueblas: Allande, Laviana, Lena, Siero, Somiedo. Vieja, Castropol…” El medievalista, Ruiz de la Peña, condiscípulo de Luis y buen amigo mío escribió “Las Polas Asturianas” y llega a contar veinticinco con sus alfoces o concejos. La más extensa es la de Castropol, en “Tierras de Ribadeo”, con ochocientos kilómetros cuadrados.
Don Fernando, obispo de Oviedo, nuestro sennor nos fizo la merced a los vecinos de las tierras de Ribadeo, comprendidas inter flumina Ove y Navia, que ayamos puebla en el castro” La villa condal de Ribadeo no es de la jurisdicción del Obispo de Oviedo, que ejerce por medio del Arcediano de Ribadeo, “dignidad” del Cabildo de la Sancta Ovetensis. La Ría de Eo es pues ría de las “tierras de Ribadeo”, abreviando Ría de Ribadeo. La villa condal de Ribadeo no forma parte de estas tierras. El río Eo, en la parte que se denomina ría, baña la capital histórica de esas tierras, Castropol Como se ve todo, un laberíntico jardín o o trabalenguas entretenido. Terminaré llamado al plano Cartulario de la “RIA DE CASTRIPOL” y ¡a vivir que es de risa!
Lo de las torres, atarazanas, pilotes, bajíos, quédese para mañana. “Las doce son, ya me duermo.


Agustín -

leste.

(De el este, al este).


1. m. Mar. este1.



Esto es lo que dice el Diccionario de la Academia para la entrada "leste"

Phil Gueirolo -

Mi muy apreciado D. Antonio:

Permítame, sin que ello suponga desdoro alguno a su digna persona, le manifieste mi decepción por su última respuesta (decepción que es, en todo caso, leve y benévola, como no podía ser de otra manera). Mucho me temo que su intervención sigue la algo burda táctica del calamar: ocultar con tinta el meollo de la cuestión; esto es, obscurecer para despistar. Y eso --permítame el atrevimiento-- no es digno de una persona de su talla intelectual.

Dejémonos de justificaciones de inexistentes vocablos, que Vd. --y no yo-- pone en circulación (me refiero, claro está, a ese jocoso "espúrreos" que nos ha intentado naturalizar) y que tan solo sirven para ocultar que ha abandonado Vd. lo que era el asunto inicial de nuestro debate. Ciertamente, es mucho más fácil cargar contra mi (semi-)anonimato y alegar que --supuestamente-- me inhabilita para mantener cualquier debate o intercambio de pareceres, y, así, escamotear la discusión y evitar entrar en temas espinosos para los que, acaso, no se disponga de argumentos convincentes.
Como, en cualquier caso, yo he expuesto ya los míos (no en su totalidad, claro está), y como observo en su último párrafo y en las intervenciones anteriores de D. Ovidio (Vila Pernas) una no siempre sutil aspereza hacia mí (que juzgo improcedente, ya que mi único pecado ha sido firmar con pseudónimo, y creo no haber cometido ninguna falta de respeto hacia los concurrentes); como se dan esas dos circunstancias, digo, y como no quiero incomodarlos en sus merecidos ratos de ocio ni ser responsable de que se les agríe siquiera un poco su amable carácter, van a permitirme que haga mutis discretamente y que me despida de Vds. hasta una próxima ocasión, que sin duda llegará en su momento. Espero, para entonces, poder firmar con otro nombre que les ofenda menos, o que no les sirva de pretexto para ofenderse.

Hasta ese día, reciban mi respetuoso y atento saludo.

Suyo afmo.

Phil Gueirolo

Antonio Murias Vila -

Por partes:

Reconozco error al teclear y salió "espúreos" donde debía decir "espúrreos" (de "espurrear", que ocurre siempre que tras de una "r" viene una "i" -que tira la lengua y la saliva para afuera- en lugar de una "o" - que lo hace para adentro- pero salió así y si se interpreta quise tachar de espurio el nombre de Castripol -lo que no se cohonesta con lo anteriormente sostenido por mí- es por mala interpretación que nace, sí, en la falta de una "r", mea culpa, pero que acentué previamente por lo que el trueque de la "i" -vocal débil- por la "e" -vocal fuerte- no quedaba explicado).

Reconozco también que probablemente me equivoqué al dirigirme a "Phil Gueirolo" como "señor", cuando muy bien podría tratarse de una mujer.

Y aquí sí que es plenamente aplicable el epíteto "espurio": a la utilización de nombres falsos. Consciente de ello, la señora o señor Phil Gueirolo lo guarda como "arrière-pensée" y quiere verlo donde no lo hay. Y este recurso, hasta ahora oculto y recientemente desvelado, a la utilización de un nombre supuesto, la (o lo) pone en muy difícil lugar para la defensa de sus postulados.

Como ya anuncié, comparto el deseo de Quevedo (citado ut supra): que seamos "cuerpos y no sombras". Puede Vd. crear un blog de sombras con el nombre de Castripol y a ver quién acude. Aquí, todos conocemos a Don Ovidio Vila Pernas, cuyo nombre completo aparece en múltiples ocasiones, que es nuestro anfitrión, y a quien se debe respeto y gratitud. Y como él, puedo decir que nunca jamás escuché en directo el nombre de "Castripol" pronunciarse ante mí. Y lo de "castripoleño" ya le digo ahora que es un invento suyo, señora (o señor).

Barcelona, a 6 de marzo de 2008.

Ovidio Vila Pernas -

Sr. Phil Gueirolo

El motivo de poner solamente Ovidio, es que los habituales de este blog, que yo hago, me conocen de sobra, sin necesidad de poner mis apellidos. También a veces los otros intervinientes, al menos alguno de ellos, ha publicado comentarios con solo el nombre, y por cierto, bastante mas corriente que el mio, sin que por ello nadie hubiera dicho que es "semi-anónimo".
Para mi es usted anónimo total, pues lo único que puedo deducir de sus escritos, es que es de Figueras (espero acertar).
De todas formas, para que no le queden dudas, ahí tiene mis dos apellidos, ya que en ninguna ocasiòn, fué mi intención publicar nada como "semi-anónimo".

Un saludo

Phil Gueirolo -

Mi muy caro y apreciado Sr. D. Antonio Murias Vila:

En su última exposición ha tocado Vd. con maestría los clarines del cambio de tercio, rodeando de manera ciertamente hábil el pantano filológico en el que habían comenzado a hundirse sus argumentos. Acepto de grado el cambio que nos propone, pero he de negarle con todo respeto la mayor: en modo alguno estamos tratando de una «resurrección de apelativos extintos». Después de haber fracasado en negarle a Castripol su recta etimología y su antañona antigüedad documental --sospecho que a fin de inducir en el auditorio la idea de que se trataba de una forma toponímica bastarda y advenediza--, quiere Vd. ahora hacernos dudar de su existencia real, dando por sentado que se trata de un topónimo "extinto". Pero a eso, mi apreciado señor, se opone la incontestable prueba empírica de quienes hemos escuchado de boca de nuestros abuelos, padres y tíos el topónimo Castripol, usado de manera natural, por herencia y tradición de sus antepasados, circunstancia en la que no hemos atisbado jamás intención alguna de imponer o dividir nada, ni el menor indicio de eso que Vd. califica de "manejos espúreos" (digamos más correctamente "espurios").
Castripol es simplemente una más de las dulces palabras de nuestra lengua vernácula, que en mi caso particular se halla estrechamente ligada al entrañable recuerdo de las veladas nocturnas en la "cucía" de la casa de mis abuelos maternos, tamién castropolenses (o "castripoleños", como dirían ellos), aunque ciertamente no de la villa y capital. Así pues, permítame un consejo humilde y sincero, y no prejuzgue Vd. aviesas intenciones en quienes no tenemos más motivación que el amor y la decidida defensa de nuestras tradiciones, nuestra cultura vernácula y nuestro ser más profundo e íntimo. Añadamos a eso el hecho de que he escuchado Castripol múltiples veces en otras tantas partes del concejo (en las nueve parroquias, repito), para concluir que estamos hablando de algo más que de un sentimiento o patrimonio personal.
Ciertamente, concuerdo con Vd. en que debemos someter nuestras opiniones a un debate racional y argumentado, presidido por el irrenunciable principio de igualdad al que felizmente nos ha conducido --con no pocas dificultades-- el decurso de la Historia, y al que habremos de someternos finalmente tanto si vienen duras como si caen maduras.

Para lo cual quedo atenta y sinceramente a su disposición.

Phil Gueirolo

N'el porto das Figueiras, 4/III/2008.

Phil Gueirolo -

Mi muy estimado D. Luis López-Cotarelo y Villaamil:

Por el sincero aprecio que le profeso, lamento que le disguste la utilización del remoquete con el que me he visto obligado a firmar estas intervenciones. Por circunstancias que no vienen al caso (y que, por otro lado, son totalmente ajenas a las personas presentes en este selecto auditorio), es preferible que mi identidad permanezca --al menos de momento-- en el inocuo semi-anonimato en el que la he situado, aunque el apodo escogido da, ciertamente, alguna pista sobre mi identidad real. Pido disculpas si eso supone alguna molestia, y me comprometo a hacer un uso responsable de esta mi ciertamente cómoda situación; pero al mismo tiempo requiero la noble ecuanimidad y el juicio equitativo de todos los presentes, a fin de que se valoren mis razones y argumentos por el valor que entrañen en sí mismos, y no en virtud del nombre y los apellidos que se les estampen al pie. Una ecuanimidad y una equidad en el juicio que presumo no me ha dispensado D. Ovidio, que desdeñosamente me ha despachado con una triste "falacia ad hominem", y cuyo semi-anonimato es --por cierto-- muy parejo al mío, ya que poco identifica a alguien un nombre de pila tan común entre nosotros como Ovidio.

Les ruego de nuevo me disculpen por cualquier molestia que, involuntariamente, mis intervenciones les hayan podido producir.

Suyo attmo.

Phil Gueirolo

ovidio -

Comparto plenamente lo que dice Luis, y añado que me merecen mucho más crédito las palabras de Antonio Murias, que las del otro Sr., Sra., o Srta. que firma el anónimo, creo que desde Figueras, y esto es así, entre otras cosas ,por el hecho de no dar la cara e identificarse.

Por mi parte también puedo decir, que tras mas de treinta años en Castropol, desde mi puesto de atención al público, jamás he oido decir a nadie "Castripol"

Luis López-Cotarelo Villaamil -

Bien sabe Dios que nunca pensé que el mapa de la ría y la nota que le acompaña derivaría en un intenso debate sobre lingüística del topónimo Castripol.

"Cosas veredes Sancho ...", creo que dijo Don Alonso Quijano.

Por lo demás, no me agrada lo de parapetarse a sotavento de un seudónimo.

En todo caso, gracias por los comentarios y espero que se registren más aportaciones.

Un saludo,

Luis L. Cotarelo

Antonio Murias Vila -

Sinceramente, me agrada la polémica y le agradezco el comentario al polemista Phil Gueirolo, al que me agradaría conocer en persona. Sobre la referencia a Istanbul, nombre que hace referencia al esplendor del Islam que los otomanos impusieron a sangre y fuego, destruyendo los vestigios de lo que fue el imperio romano de oriente, no es simplemente un cultismo, sino una referencia. Obsérvese con humor que este tipo de polémicas eran muy caras a los habitantes de Constantinopla y por ello se les llamaba cuestiones bizantinas que, en cuanto al nombre de la ciudad, ellos superaban refiriéndose a ella como "la ciudad", como nosotros, trascendiendo discusiones, a "la ría". Pero con los otomanos, al cambiar los nombres, desaparecieron también los de Nicodemia (hoy Izmit), Nicea (hoy Iznik), y un largo etcétera. Nos ubicamos en el espacio y en el tiempo, dentro de una cultura. Querámoslo o no, vivimos a veces en mundos superpuestos, y a menudo la introducción de nuevas denominaciones sirven para imponer y para dividir, o al menos así se utilizan, y el empleo de una u otra es instrumento de manejos espúreos. Yo insisto e insistiré siempre, "usque ad nauseam" que el nombre utilizado por los castropolenses es el de Castropol. Por otra parte, en modo alguno creo que nadie, por razón de su estado, oficio o condición, sea mejor depositario de la tradición que otro, aunque sea Menéndez Pidal quien sostenga lo contrario, pues en esto como en muchas otras situaciones nos ampara el derecho a la igualdad. Y sostengo que todos podemos y tenemos derecho a opinar, sin necesidad de adjetivar las opiniones ajenas y con obligada aportación de argumentos. Que las cosas tienen varios nombres es un hecho, pero como quiera que las denominaciones son convenciones, responden a determinadas voluntades colectivas, teleológicamente dirigidas, la resurrección de apelativos extintos ha de ser vista con el espíritu crítico del que todos participamos. Y si no ¿a santo de qué la polémica sobre el nombre de la ría? Por cierto que nunca apareció, que yo sepa, el nombre de Ría de Castropol (ni de Castripol). Felix qui potuit cognoscere causas.

Ciudad de Colón, a 4 de marzo de 2008.



Phil Gueirolo -

No está en mi intención --bien lo sabe Dios-- corregir o enmendar la plana a quien tanto y tan bien ha dejado probados su discreto ingenio, su florida elocuencia y su recto discernimiento. Aun así, humildemente, acogiéndome a lo que dicta la razón y a lo que el poso de mis modestos estudios me ha dejado, creo poder precisar --siquiera sea levemente-- alguna de las arriesgadas afirmaciones de mi digno predecesor en el turno de la palabra, D. Antonio Murias Vila.

No comparto totalmente la comparación que el señor Murias establece entre Constantinopla y Castripol, salvadas las distancias. Más allá de las amables facecias de D. Antonio, habremos de convenir que Constantinopla o Bizancio son nombres desaparecidos del uso popular actual, conservados tan solo por tradición erudita y empleados únicamente en referencia a determinados periodos de la historia de la polinómica ciudad del Bósforo. Muy distinto es el caso de Castripol, de cuyo uso oral actual puede dar contada fe cualquiera que frecuente la compañía de nuestros vecinos. Bien es cierto que los usuarios del topónimo Castripol son por lo común gentes sencillas y de una cierta edad, generalmente poco letradas y dedicadas a las labores del mar y de la labranza. Son, ciertamente, el tipo de gente que no se suele tener en cuenta en las disquisiciones eruditas ni suele tener voz en los debates de cierto calado. Sin embargo, estas mismas personas son depositarias de lo más puro y auténtico de nuestra tradición, y el recurso a sus saberes (porque saberes son) ha sido obligado por parte de todos los sabios que en este país han sido, al menos de D. Juan y D. Ramón Menéndez Pidal a esta parte. Estas mismas gentes son también las que mejor conservan el idioma vernáculo de esta tierra, con toda su riqueza de vocabulario, expresiones y giros gramaticales, que otros, más jóvenes o más leídos, hemos perdido en cierta parte. Estas gentes son, en fin, quienes en su plática diaria, que brota de la fuente de la más pura tradición, conservan vivo y coleando el topónimo Castripol, que conocen y emplean por transmisión oral de sus ancestros; y perseveran fielmente en su uso, aun a pesar de que probablemente no lo hayan visto escrito en toda su vida. Eso es ejemplo patente de tradición viva, a diferencia de Bizancio o Constantinopla, nombres que fueron totalmente desbancados por la palabra Istambul (Estambul), a su vez un helenismo incorporado a la lengua turca: eis tén pólin 'a la ciudad' > Istambul.

Así pues, si el topónimo Castripol existe y está vivo en boca de algunos de nosotros, ¿qué extraña razón ha de movernos a postular su supuesta "imposibilidad" etimológica, aun más si no se manejan al completo las leyes de evolución que del latín conducen a nuestras lenguas actuales? Porque, estimado y erudito señor Murias, Castripol procede en buena ley fonética del latín CASTRUM PAULI 'el fuerte de Paulus', al igual que su variante hermana Castropol. No osaré yo decir que desconoce Vd. la labilidad de las vocales galaicas en posición pretónica interna, pero sí me atrevería a rogarle con todo respeto que refresque esa parte de la gramática histórica de las lenguas romances. En efecto, esa labilidad de las pretónicas internas, unida a una tendencia a la elevación (o "cierre") de las vocales átonas, explican y justifican con sujeción a las leyes de la evolución fonética nuestro topónimo Castripol. Por lo tanto, sea CASTRUM PAULI para todos, en canónica construcción latina, y dejémonos efectivamente de invenciones inexistentes.

Históricamente, el topónimo Castripol se documenta por primera vez (que sepamos hasta ahora) en el año 1565, en un documento notarial que hace referencia a un tal "Diego Alvarez de Castripol". El documento que nos ha presentado un poco más arriba D. Luis López-Cotarelo Villaamil ofrece una nueva constatación de un topónimo que no es ni tan ágrafo ni tan "moderno" como parece que el señor Murias nos quisiera hacer creer.

Geográficamente, el topónimo Castripol está constatado en el habla viva actual de todas las parroquias del concejo --de las nueve--, además de tener uso en los concejos vecinos, como bien señala D. Antonio.

Finalmente, para no alargar más mis cansinas y poco elocuentes palabras, quisiera prevenir a mi distinguida audiencia en contra de las patrimonializaciones ilegítimas de la voluntad de un pueblo y otros ejercicios de demagogia aplicada, a los que tanto se prestan estas cuestiones toponímicas. Y digamos, con D. Antonio Murias, eso de que nuestro concejo seguirá siendo él mismo con la voluntad de los castropolenses. Pero con la voluntad de todos, no solamente con la de algunos. Y recordemos que las cosas, a veces, no tienen un solo nombre, y que la variación y la pluralidad son inherentes a la cultura humana. Tan simple y, a veces, tan difícil de entender como eso.

Amén Jesús.

Antonio Murias Vila -

Con pleno respeto a todas las personas, jóvenes y mayores, que emplean la denominación "Castripol", como también para los que todavía utilizan la de Bizancio o Constantinopla para la actual Estambul o Istanbul, y compartiendo algunas de las observaciones de mi predecesor, señor Phil Gueirolo, voy a formular unas breves observaciones:

En cuanto al nombre de Castropol, ha permanecido incólume hasta los tiempos que ahora nos ha tocado vivir desde que se abandonó el latín y el originario “CASTRUM PAULI”, o castro de Pablo. Si reprodujésemos la fórmula de la evolución etimológica, el nombre de Castripol podría derivarse de un inexistente “CASTRI PAULUM”, o Pablo del castro que es obviamente otra cosa.

Históricamente, el apelativo “Castripol” aparece por primera vez en “Un feixe de tapiegadas” de Villar Leza. Luego reaparece en “El trato” de Arias Campoamor, que es de 1926. Fuera del ámbito de la “fala”, y en bable central, lo recoge en 1927 Pín de Pría en “Cad’un al so ñeru”. Desde entonces, que yo sepa, no hay ninguna reaparición del término en la literatura, con excepción de alguna mención esporádica en el decenal “El Aldeano” de los años 30 del siglo pasado (el competidor se llamaba "Castropol", ojo al dato), hasta que en algunas de las publicaciones surgidas en los últimos años, en una muy encomiable labor de recuperación de lengua y tradiciones locales, vuelva a resurgir.

Geográficamente, respecto a esta denominación, no consta su uso en la villa de Castropol y sí sólo en algunas parroquias o pedanías de municipios aledaños, como Mántaras en Tapia o Penzol en Vegadeo, y también se recoge su uso en Figueras y en Viladevelle, dentro del Concejo de Castropol.

Por su uso, basta teclear los nombres en “Google” para descubrir que el nombre de Castropol aparece unas 400.000 veces y el de “Castripol” sólo unas 1.000 veces.

Por su derivación, insisto que el nombre afecta al gentilicio, y no aparece que a nadie se le haya considerado jamás como “castripolense” o “castripoleiro”, ni creo que sea admisible. Y todo el mundo tiene derecho a luchar por su nombre, es uno de los principales derechos que tiene, y cualquier maniobra, venga de donde venga, ha de contar con el consentimiento de los afectados, del mismo modo que no se puede cambiar el nombre de España sin contar con los españoles.

Que cada cual, en todas las edades de la vida, utilice la denominación que quiera, para hacerse entender y para entender a los demás, pero procurando llamarlos por su nombre.

Decía Quevedo que "el propósito de todos es la libertad de todos, que estemos sujetos a lo justo y no a lo violento, que nos rija la razón y no el albedrío, que seamos de quien nos hereda, no de quien nos arrebata, que seamos cuidado de los Prícipes, no mercancía, y en las Repúblicas, compañeros y no esclavos, miembros y no trastos, cuerpos y no sombras." Cito de memoria, perdón por los errores de transcripción.

Con la voluntad de los castropolenses, Castropol es y seguirá siendo siempre Castropol. Amén.

Ciudad de Panamá, 3 de marzo de 2008.

Phil Gueirolo -

Estimados y eruditos señores:

"Leste" es la palabra con la que en nuestra habla se hace referencia tradicionalmente al punto cardinal "este". Pueden consultar a cualquier marinero figueirolo o castropolense (o de cualquier otro puerto de mar de Asturias o Galicia), que son quienes, a causa de su sufrido oficio, más usan ese término. Si mi palabra no fuera suficientemente merecedora de crédito (que no tendría por qué serlo), los remito respetuosamente a la página 29 del soberbio "Atlas Léxico Marinero de Asturias", de
D. Emilio Barriuso Fernández, editado por el benemérito Real Instituto de Estudios Asturianos en el tiempo en que su director era aún nuestro insigne paisano D. José Luis Pérez de Castro.

Por otra parte, me creerán si les digo que me resulta muy extraño que eruditos de su probada sapiencia se sorprendan ante la forma toponímica "Castripol", usada aún por la gente mayor de todas las esquinas del concejo (que, como es bien sabido, en nuestro caso son bastantes más de cuatro). Acaso no esté de más recordar que el estudio devoto y riguroso de nuestra tradición popular viva puede ser tan fructífero y tan didáctico como el del más polvoriento papelote de siglos pretéritos. Es, no obstante, bien sabido que la fascinación ciega por los legajos y el desprecio de la tradición oral es moneda corriente entre determinada laya de estudiosos insolventes, que desprecian toda una fuente primaria de conocimiento por proceder, generalmente, de bocas no letradas. Craso error del que se derivan no pocas lagunas lamentables y algún penoso traspiés. Como sé que este no es su caso de Vds., vuelvo a tomarme la licencia de remitirlos a una plácida y amena charla con cualquiera de los humildes jubilados de nuestro concejo, de quienes, aunque sencillos labradores y menestrales, podremos aprender largamente y con provecho cierto.

Reciban un respetuoso saludo de su vecino y seguro servidor,

Phil Gueirolo

Miguel Vila -

En gallego sigue diciéndose "leste", así que posiblemente no sea un error, sino lo propio de la época.
Respecto a las carabelas de Colón, su nao capitana, la Santa María fue rebautizada con ese nombre antes del primer viaje, pero con anterioridad se llamaba "La Gallega" porque había sido construida en Galicia, aunque también hay quien defiende que se hizo en Cantabria y en Andalucía. Al parecer sus marineros la llamaban "Marigalante"

Antonio Murias Vila -

Con respecto a la variante de la denominación toponímica que hace referencia a Castropol y que la cambia, observaré que los de Castropol (alguno dirá "os d'a vila", como se decía antes, y que equivale a la redundante precisión que hacen "los de Bilbao del mismo Bilbao") coinciden todos en que la denominación correcta es "Castropol" y no "Castripol". Por otra parte, el derecho al nombre corresponde exclusivamente a los castropolenses y a nadie más, y tal derecho es irrenunciable. Asimismo, consta que Ramón Garcia González, el autor de "Amarguras d'un viaxe" siempre utilizó el topónimo "Castropol" y creo que hasta desconocía esa variante de "Castripol". Por otra parte, coincido totalmente con el último comentario y yo también me apunto a que si me dan a firmar un papel en el que se escribe el nombre de "Castripol", me negaré a firmarlo, porque los documentos tienen que estar redactados con total corrección.

Pasando a otro tipo de polémicas, observaré que en el año de la fecha, 1605, Galileo todavía no se había apuntado a la polémica de qué giraba alrededor de qué en el universo. Al final, el bueno de Galileo cedió y la historia le dio la razón. Pues yo soy de los que no cedo y mentengo que la denominación correcta es "Castropol". Y como antes decía más me fastidia el gentilicio, que pasaría a ser "castripoleiro" en vez de castropolense (¿o van a proponer una derivación con la "ll" que no me atrevo a escribir?). Es que todo tiene sus consecuencias en las lenguas latinas. Sic transit gloria mundi.

Os d`aldea -

fai anos xa se decia "si vas a Castripol" nun firmes"

Luis López-Cotarelo Villaamil -

Como sugiere Victor, es muy probable que en la ría no existiese ninguna insfraestructura portuária que mereciese tal nombre. Quizás algún muro para atraque de embarcaciones menores y alguna rampa más o menos acondicionada y consolidada para varar embarcaciones y realizar botaduras.

Pero os quedaríais sorprendidos, como yo así me quedé -al final uno es profano en muchas cosas-, si hubieseis visto la exposición que menciono en la explicación al plano.

Allí se explicaba muy bien las técnicas de construcción de la época y es sorprende lo que sabían y podían hacer. Por ejemplo, la técnica de pilotes ya era usada, aparentemente con mucho conocimiento y eficacia.

Y, en concreto, se mostraba cómo pilotar diques de defensa en puertos.

Otra cosa bien diferente es que tales instalaciones se reservasen para los grandes puertos de la época, y no para nuestra modesta ría.

Un saludo,

Luis L. Cotarelo.

Luis López-Cotarelo Villaamil -

Gracias por los elogios.

Pero me merecen más agradecimiento el comienzo de debate sobre los varios aspectos del plano y sus derivadas.

Ánimo y un saludo.

Luis L. Cotarelo

Victor de Primote -

A mi empieza a no molestarme la denominación "Castripol": hasta el momento no teniamos referencia escrita al respecto de este toponimo, aunque si oral (Garcia Garcia, Maria del Carmen: "Literatura de Tradicion Oral en Presno (Castropol)").
Por otro lado, aunque ampliando la imagen se pierde detalle, me parece interesante la posibilidad de fijarse en el plano de las villas de la ria.
También reseñar, un poco siguiendo la linea que expone Antonio Murias, que es interesante el toponimo "Puerto de Rivadeo", en tanto en cuanto nos muestra la confusion entre Puerto y Ria. Tengamos presente que en la fecha en la que se realiza el mapa no existian mayores intalaciones portuarias que las propias que da la Naturaleza: los fondeaderos naturales y las playas. Con esto quiero defender el toponimo Ria del Eo, en contra del toponimo Ria de Ribadeo, que no deja de hacer referencia mas que al puerto y no al mas amplio geografico

Ovidio -

Yo también quiero felicitar a Luis, por el descubrimiento y por el trabajo desarrollado, para descifrar las leyendas del plano, que por supuesto no es nada fácil.
También, como a Antonio, me fastidia lo de Castripol,y también como el "Ahí si que no"

Gracias a ambos

Antonio Murias Vila -

Mi felicitación a Luis por el hallazgo y el obligado agradecimiento por compartirlo. Coincido plenamente en que el interés del mismo, abstracción hecha de su importancia histórica, es náutico y militar, por lo que nos hallamos probablemente ante un detalle de un portulano más grande, y digo portulano porque más parece eso al ignorar prácticamente todo lo que no es línea de costa y puertos.

Si no me equivoco, "leste" es un viento de levante, lo que confirma el carácter exclusivamente marino del documento.

En este interesantísimo documento, más me llama la atención lo que no hay que lo que hay, y muy en particular noto en falta cualquier referencia a los tesones, siendo así que su conocimiento resulta indispensable para la navegación dentro de la Ría.

En esta línea, la cantidad de torres almenadas sin duda indican la importancia cuantitativa de las poblaciones (en esa fecha Ribadeo estaba más poblado que Castropol, y porbablemente siempre haya sido así), sin entrar en importancias y siguiendo exclusivamente criterior prácticos y de orientación. Pensemos que eran tiempos en los que todavía pesaba más la honra sin barcos que los barcos sin honra.

Fruto de tal sentido práctico es que la Ría (o río) aparece como de Abres, lo que, en la interminable polémica sobre la legítima denominación de la Ría (y del marquesado consiguiente, cfr. artículo en la 3 de ABC del 28 de julio de 2002), resulta un nuevo elemento a considerar, y da un simpático giro a la cuestión.

Y un último apunte: me fastidia que se lea "Castripol", en donde tiene que poner "Castropol". Ya veréis como esto alimentará las ínfulas de los que quieren retocar los carteles de la comarca y, por ende, el gentilicio. Y ahí sí que no.