Blogia
Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

6 comentarios

luis -

En la sección de versos de este mismo blog (cfr,23/10/2010-16:16)hay unos versos, enviados por un castropolense de la diáspora, que enriquecen las fotos, todavía de actualidad en esta primavera. Copio dos estrofas:
"Entre Asturias y Galicia
Fluye la Ría del Eo
Con algunas inmundicias
Y, la verdad, queda feo.
Se arremolinan las cacas
Y se concentran los meos,
Cuyos hedores confunden
Y causan cierto mareo."

José -

¿Nadie va a poner freno a todos estos desmanes?
La antigua Atenas de occidente se encuentra en un estado lamentable.

Luis López-Cotarelo Villaamil -

Eso de que por la fuga de la tubería sólo sale aire, suena a broma pesada.

¿Alguien conoce agujeros que tengan incorporado un chip que permita detectar cuándo viene por la tubería sólo aire -y lo deja salir- y cuándo otros materiales menos nobles -y entonces se cierra?

Y las Ostras de la Ría del Eo se siguen vendiendo. Seguro que en esa fiesta gastronómica que hoy mismo se celebra en el Puerto de Castropol las están ofreciendo.

No sólo lo de Miquelarena, también habría que decir lo de Romanones.

En vez de saludos, lo adecuado hoy es desear salud.

luis legaspi -

CASTROPOL, RESERVA DE LA BIOSFERA.

Doy a la tecla informática y se me esponja el ánima, Dice así la pantalla del monitor: “una de las tierras mágicas de Asturias, la comarca Oscos-Eo se ha sumado a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, MAB, Man and Biosphere. En inglés, farda más.

El Eo, la Ría del Eo, “Ille terrarum mihi angulus ridet” más que todos. No le asuste el latinajo, es cita amañada de Quinto Horacio Flaco. Quiero decir que es el rincón de la tierra que me rie “praeter omnes”

A estas tierras del Honor del Suarón, también denominadas “Tierras del Arcedianato de Ribadeo”, en la mesopotamia del Eo y el Navia, se le han añadido ahora, para eso de la Biosfera, las tierras de Burón y las imprecisas vegas de Miranda, en la provincia de Lugo. Total, catorce municipios con 34.000 habitantes en 1.600 kilómetros cuadrados.

La cosa sucedió en enero del 2006. Se habían reunido en Compostela, para degustar (perdón, quise decir para deliberar) las Xuntas de Galiza, Reino, y de Asturies, Principau. Parece que hay buen rollo, de rodillo, entre nuestros mandatarios.

“Un día histórico para Asturias”, apostilló Areces. Touriño, más en gallego, “viúlas vir e deixoilas pasar”. Belén Fernández, nuestra ministrina del ambiente medio, dijo: “Los vecinos reciben una gran inyección de moral para avanzar por los caminos del progreso” ¡Toma ya!

El cronista de “La Nueva España”, D. Peláez, muy agudo él, escribía: “La Reserva de la Biosfera ha venido y nadie sabe cómo ha sido”. Parece ser que con los vecinos y con los señores alcaldes, nadie había contado. ¡To pal pueblo!

Así, de sopetón, llegó de París, sede de la UNESCO, la Cigüeña. “Un poco precipitada” dijo don Angel Pérez, alcalde de mi pueblo. Pero bueno, a mi prestóme. Nunca sobran los estímulos para mejorar y, sobre todo, para no estropear más el paisaje y el paisanaje o viceversa.

En junio de 2006 se redacta el primer documento para explicarnos que “quier” decir eso de la biosfera, del ozono, del clima climático, del desarrollo sostenible, del paraíso natural, del paisaje mágico, de la naturaleza que nos parió, del agujero negro y bla, bla, bla… Y, si de paso cae alguna subvención, miel sobre hojuelas.

El martes, día 8 de este mayo, florido y lluvioso, los alcaldes concernidos o, tal vez, concernientes de la reserva se reúnen n`a Pontenova, a orillas del río Miranda, así se llama el Eo, aguas arriba, aguas de salmón y lamprea. Parece que le van cogiendo cariño al asunto y conviene ponerse de acuerdo en la gestión de tanta belleza y, sobre todo para ver si hay algo de qué.

Ese mismo día, mientras los regidores determinan, yo, con leste en calma, bajo a la ribera para limpiar el verdin de fondos de la pobre patera mía, fondeada en donde “nunca el peligro es mucho, adonde el agua es poca”. Para la faena porto una brocha y medio litro de hipoclorito cálcico, es decir, lejía, la lejía de toda la vida. Al verme así pertrechado de agresiva mezcla, un buen amigo me alerta: “Ten cuidado con el Geo. Esconde o camufla la botella. Te puede caer una multa. Están prohibidos esos aliños para limpiar la aparadura, porque se contamina la Ría”. ¡Caray! me dije, la cosa va en serio. Esto se llama proteger el ambiente, la hermosa ría, la mar oceana, la ozonosfera, la estratosfera y, también, la Galaxia de Andrómeda.

No me dio tiempo a la risa floja, porque, a la vera, verita vera, de nuestra conversación, en tal instante estruendó un estallido y un sulfúreo olor a azufre, que los poco finos decimos de pedo, impregnó la biosfera. Un “geiser” amarillento y pestilente, con residuos orgánicos, que los poco finos llamamos mierda, emulsionó mis octogenarias pantorrillas, salpimentó los cercanos cultivos marinos, anuló los refrescantes perfumes del yodo, los susurros de la brisa rumorosa enmudecieron y, al carajo se fueron todos mis sueños ecologistas!

Aún no hacía dos años, agosto de 2006, que, Infeliz de mi, en carta, primero privada y luego pública a la Consejería de Ambiente, en estas mismas acogedoras páginas de “La Nueva España” había reiterado una vieja denuncia, una más, señalando las agresiones continuas y variopintas que sufre la Ría del Eo. Hoy, mayo de 2008, sigue de plena actualidad lo que escribía hace dos años y hace diez y seis años. En aquellas circunstancias, que son estas mismas de ahora, decía:

“En 1992, se ha terminado la operación de saneamiento de la Ría enviando a través de un emisario las aguas fecales de Vegadeo, Figueras y Castropol a mar abierta. En esta misma semana se ha podido constatar la ruptura (¿una sola?) del tubo emisario que a borbotones suelta algo más que lodos a pocos metros del embarcadero de La Punta y bien cerca de los campos de moluscos. Se oye hablar de otros escapes, incluso en la misma Ribeira de Figueras. Alguien, para quitar materia orgánica al asunto, me explicaba que los tales“geiseres” eran sólo aire, es decir “ventosidades”. A lo mejor así es. Sulforosos efluvios se aspiran en donde anteayer se absorbía yodo y refrescante nordestal. ¿Será bandera azul nuestra hermosa Ría? ¿Cómo es posible que revienten tuberías casi sin estrenar? ¿Se ha controlado la calidad? ¿Quién ha recibido esta obra multimillonaria? (La Nueva España marzo de 1993)

Pues, sí, señor, ahora todo sigue igual: los emisarios rotos, los millones gastados, los alcaldes reunidos, la biosfera agredida, yo envejecido, más bien caducado, la ilusión no perdida y el cabreo permanente.” Pobre barquilla mía ¿Adónde, dí, te engolfas que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas”

La verdad es que el ver la Ría del Eo y a Castropol, mi pueblo, en la Reserva de la Biosfera se me antoja una esperanza loca. ¡Qué tripulación, Mikelarena! por no decir lo de la tropa de Romanones. Rezo por equivocarme

JOSE FERNANDO -

Uno más de los menosprecios que sufre CASTROPOL, el estado de la punta con toda esa MIERDA saliendo por ahí debiera avergonzar en primer lugar a los CASTROPOLENSES y a nuestros gobernantes. saludos

Luis López-Cotarelo Villaamil -

Totalmente de acuerdo con el comentario de las fotos. Si no lo veo no me lo creo.

Una verguenza pública y un delito ecológico.