¡Vaya po` las ánimas! Ahora que me disponía añadir alguna breve incertidumbre más a las largas dudas anteriores, me topo con que el rollo sobre la Iglesia de Santa María del Campo, anterior a la parroquial de Santiago, lo he colgado dos veces. Creo que en argot cibernético así se dice. Pido novecientas noventa y nueve disculpas al sufridor leyente y agradecería al moderador de la tertulia un golpe de tecla para deshacer lo mal hecho.
Y ahora sí, con la venia, añado dos notas:
1.- La iglesia parroquial dedicada a Santiago Apóstol es de construcción moderna, También hay 2 ermitas, de las cuales una con título de San Roque se halla en el extremo S. del pueblo, sin otra rent. considerable que las ofrendas y donativos del gramio de mareantes, y de personas devotas; y la otra bajo la advocación de Sta. María en el extremo del campo-alameda; parece que antiguamente perteneció a la parr. ; si bien era anejo de la de San Juan de Moldes. (Diccionario Histórico de Pascual Madoz, , 1845)
2.- El 12 de septiembre de 1901 el Sr. Arcipreste del distrito, D. Francisco García Sierra, Párroco de Piñera, con el permiso de D. Aquilino Fdz. Díaz, párroco de Castropol, autorizado por el prelado, Martínez Vigil, erigió canónicamente el Víacrucis en la Capilla del Campo. (Ramón Platero: Párrocologio de Castropol Studium Oventese 1999 )
legaspi -
Patrimonios olvidados
IGLESIA DE SANTA MARIA DEL CAMPO EN CASTROPOL ____________________________________ LUIS LEGASPI
Escribo desde incertidumbres. Uno tiene la libertad de expresar dudas y opiniones. Las palabras y las ideas dentro se pudren. Los pueblos deben conocer su historia y guardar su patrimonio. Si alguien tiene certezas y las escribe, será de agradecer. Historiadores andan por la vida para este menester.
En Castropol, en el cogollo de esta villa, siete veces centenaria, hay, mal conservada, una iglesia capilla. En su frontispicio se encuentra la inscripción de fundación, en el año 1461, por Diego García de Moldes - ¿Quién era el tal Diego? - Al lado hay tres testas tocadas, en las que un amigo, imaginativo y romántico él, quería ver a los reyes magos y con su imagen me felicitaba la Navidad.
Desde mi niñez y juventud tengo hermosos recuerdos. A la Capilla del Campo peregrinábamos los feligreses de modo regular en tres ocasiones.
La una era en rogativa por la voluble primavera. Algunas veces llovía a cántaros y en otras la sequía era pertinaz, como cuando el régimen anterior. Los humanos, siempre, debemos mirar al Cielo y allá íbamos con monótonas letanías, al son del ora pro nobis.
La segunda ocasión era siempre el Sábado de Gloria. En procesión, un tanto vergonzosa, llevábamos a la Virgen con un sencillo delantal negro que, al amanecer, estallaría en un recamado manto carmesí. En la Capilla Parroquial del Campo pasaba Santa María la noche esperando la luminosa mañana de Pascua, para El Encuentro, hoy suprimido, como tantos otros gestos de la catequesis popular.
La tercera visita a la Capilla Parroquial del Campo era por el Corpus Christi. La festividad de tanto alto sacramento en Castropol tiene solemne tradición de fervor religioso. Allí se hacía estación para bendecir al pueblo con el Santísimo. Entraban los curas de Tapia, Salave, El Monte, Serantes, Tol, Barres, Figueras, Piñera, Moldes y Seares cortejando al Arcipreste de Castropol. Los monaguillos, autoridades y creyentes, arrodillados en alfombra tejida con la espadaña de los regatos y con aromático hinojo, cantábamos al Señor, Amor de los Amores: Pange, lingua, tatum sacramentum.
¿La Capilla del Campo, habrá sido algún día La Parroquial de esta centenaria villa? Aquí ya aparece el jardin en el que, pobre de mí, me meto. Yo no lo descarto y desde mi ignorancia infusa, aventuro esta hipótesis. No tengo inconveniente en que otros, expertos, me dejen en ridículo, por meterme en camisas de varas desmedidas.
En el diccionario de Madoz, mitad del siglo decimonono, después de reseñar que hay dos ermitas de las cuales una con el título de San Roque, sin otras rentas considerables que las ofrendas y donativos del gremio de mareantes y de personas devotas se menciona la otra bajo la advocación de Santa María, en el extremo del campo-alameda, parece que perteneció a la Parroquia, si bien era anejo de la de San Juan de Moldes. Acaso, al Monasterio de Moldes. Era práctica de los monjes, peregrinos pro Christo, el ir edificando ermitas, como posiciones de avanzadilla que visitaban regularmente, para su obra evangelizadora.
Aunque sea un paréntesis, conviene recordar que muy recientemente, años noventa, hubo una descabellada iniciativa de reclamar, con recogida de firmas y toda la pesca, para el gremio de mareantes la capilla de San Roque. La ocurrencia quedó prontamente aparcada.
Hay en el suelo de la capilla diversos enterramientos, entre ellos el de un párroco.
El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Ruiz de la Peña, señala que en las pueblas los templos parroquiales suelen levantarse en un lugar excéntrico fuera del perímetro amurallado, generando espacios abiertos para escenario de fundamentales funciones urbanas: la económica y la político administrativa. La sombra del campanario era alargada hacia la administración civil y el cabildo parroquial daba un buen cobijo para democracias embrionarias. Hay que recordar que el Campo del Tablado era el lugar en donde se reunía, a campana tañida, el Concejo para elegir cóbreces y jueces. La campana no era la de la actual iglesia que aún no existía. La actual iglesia parroquial, del siglo XVII, ha sido edificada en el solar, y aprovechando su piedra, del hospital de peregrinos en el centro del castro, al ladito del Castillo Fiel.
Otro punto a considerar para situar el templo parroquial de Castropol en la actual Capilla del Campo bien pudiera ser el suceso portentoso que narra Alvarez de Acevedo en los Fastos de Castropol, rescatados del olvido por Eloy Benito Ruano:
...por el noviembre pasado/ de mile y nuebe y setenta/ con quinientos, que es la cuenta/ de Christo Dios Encarnado./ En cuyo mes se a mostrado/ vn prodigio muy patente/ en el Castro, que a la gente/ gran admiración causó/ porque en la iglesia se vio/ en el altar mayor de ella/ que estaba una imagen bella/ de la Sagrada María/ y en la víspera del día/ de su Apresentación,/ entrando a hacer oración/ por la mañana un becino,/ vio a la María y al niño, resplandezer y sudar/ y de sus rostros hechar/ agua como aljófar clara...
Ante el prodigio se movilizó en fervor el pueblo, el cura, como suele ser, el menos creyente y el último en la procesión. Pero después de varias comprobaciones y de corporales humedecidos con tan extraño sudor, dieron por cierto y vero el milagro patente. Yo tampoco soy milagrero. María de Nazaret ya habrá sudado lo suyo como esposa de obrero, como madre de ajusticiado.. ¿Cual era la imagen de María con niño? Recuerdo que en el altar mayor de la Capilla del Campo de la parroquia de Castropol había un hermoso retablo de alabastro policromado, siglo XV, con las imágenes de las santas María Magdalena, Catalina, Cristina y Apolonia , con Santa María y el Niño.
Es bien sabido que en condiciones climatológicas de turbón, calor y humedad, frecuentes en este umbrío norte, el mármol, el alabastro y, hasta el terrazo de nuestro pavimento o el alicatado del baño, aparecen sudorosos. Milagros aparte, la Capilla del Campo, cercada en el actual Parque de Loriente, es un patrimonio de Castropol, aunque la inmensa mayoría de sus actuales vecinos la desconozcan por fuera y por dentro. ¿La han visitado alguna vez los alumnos de la Escuela Nacional? Debería ser uno de los puntos de obligada visita para estudiosos y turistas. Acaso pudiera ser lugar idóneo para un pequeño museo parroquial.
No hace muchos años que los custodios actuales de este templo ofrecieron al párroco de la villa su gestión, cuidado y uso para el culto de este lugar sagrado. No se llevó a cabo el proyecto, acaso por temores a no poder afrontar los gastos y preocupaciones que podría suponer el mantenimiento y la puesta a punto del primer templo castropolino. Cuando meses más tarde se trató de reconducir tan hermoso proyecto ya no fue posible el diálogo.
¡Triste abandono de los pueblos en la conservación de su historia y patrimonio! A veces por conseguir prebendas se conceden privilegios o patrocinios que, sensim sine sensu, desdibujan la historia. Yo escribo desde la incertitumbre. historiadores tiene la vida que sabrán responder. Así sea.
Patrimonios olvidados
IGLESIA DE SANTA MARIA DEL CAMPO EN CASTROPOL ____________________________________ LUIS LEGASPI
Escribo desde incertidumbres. Uno tiene la libertad de expresar dudas y opiniones. Las palabras y las ideas dentro se pudren. Los pueblos deben conocer su historia y guardar su patrimonio. Si alguien tiene certezas y las escribe, será de agradecer. Historiadores andan por la vida para este menester.
En Castropol, en el cogollo de esta villa, siete veces centenaria, hay, mal conservada, una iglesia capilla. En su frontispicio se encuentra la inscripción de fundación, en el año 1461, por Diego García de Moldes - ¿Quién era el tal Diego? - Al lado hay tres testas tocadas, en las que un amigo, imaginativo y romántico él, quería ver a los reyes magos y con su imagen me felicitaba la Navidad.
Desde mi niñez y juventud tengo hermosos recuerdos. A la Capilla del Campo peregrinábamos los feligreses de modo regular en tres ocasiones.
La una era en rogativa por la voluble primavera. Algunas veces llovía a cántaros y en otras la sequía era pertinaz, como cuando el régimen anterior. Los humanos, siempre, debemos mirar al Cielo y allá íbamos con monótonas letanías, al son del ora pro nobis.
La segunda ocasión era siempre el Sábado de Gloria. En procesión, un tanto vergonzosa, llevábamos a la Virgen con un sencillo delantal negro que, al amanecer, estallaría en un recamado manto carmesí. En la Capilla Parroquial del Campo pasaba Santa María la noche esperando la luminosa mañana de Pascua, para El Encuentro, hoy suprimido, como tantos otros gestos de la catequesis popular.
La tercera visita a la Capilla Parroquial del Campo era por el Corpus Christi. La festividad de tanto alto sacramento en Castropol tiene solemne tradición de fervor religioso. Allí se hacía estación para bendecir al pueblo con el Santísimo. Entraban los curas de Tapia, Salave, El Monte, Serantes, Tol, Barres, Figueras, Piñera, Moldes y Seares cortejando al Arcipreste de Castropol. Los monaguillos, autoridades y creyentes, arrodillados en alfombra tejida con la espadaña de los regatos y con aromático hinojo, cantábamos al Señor, Amor de los Amores: Pange, lingua, tatum sacramentum.
¿La Capilla del Campo, habrá sido algún día La Parroquial de esta centenaria villa? Aquí ya aparece el jardin en el que, pobre de mí, me meto. Yo no lo descarto y desde mi ignorancia infusa, aventuro esta hipótesis. No tengo inconveniente en que otros, expertos, me dejen en ridículo, por meterme en camisas de varas desmedidas.
En el diccionario de Madoz, mitad del siglo decimonono, después de reseñar que hay dos ermitas de las cuales una con el título de San Roque, sin otras rentas considerables que las ofrendas y donativos del gremio de mareantes y de personas devotas se menciona la otra bajo la advocación de Santa María, en el extremo del campo-alameda, parece que perteneció a la Parroquia, si bien era anejo de la de San Juan de Moldes. Acaso, al Monasterio de Moldes. Era práctica de los monjes, peregrinos pro Christo, el ir edificando ermitas, como posiciones de avanzadilla que visitaban regularmente, para su obra evangelizadora.
Aunque sea un paréntesis, conviene recordar que muy recientemente, años noventa, hubo una descabellada iniciativa de reclamar, con recogida de firmas y toda la pesca, para el gremio de mareantes la capilla de San Roque. La ocurrencia quedó prontamente aparcada.
Hay en el suelo de la capilla diversos enterramientos, entre ellos el de un párroco.
El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Ruiz de la Peña, señala que en las pueblas los templos parroquiales suelen levantarse en un lugar excéntrico fuera del perímetro amurallado, generando espacios abiertos para escenario de fundamentales funciones urbanas: la económica y la político administrativa. La sombra del campanario era alargada hacia la administración civil y el cabildo parroquial daba un buen cobijo para democracias embrionarias. Hay que recordar que el Campo del Tablado era el lugar en donde se reunía, a campana tañida, el Concejo para elegir cóbreces y jueces. La campana no era la de la actual iglesia que aún no existía. La actual iglesia parroquial, del siglo XVII, ha sido edificada en el solar, y aprovechando su piedra, del hospital de peregrinos en el centro del castro, al ladito del Castillo Fiel.
Otro punto a considerar para situar el templo parroquial de Castropol en la actual Capilla del Campo bien pudiera ser el suceso portentoso que narra Alvarez de Acevedo en los Fastos de Castropol, rescatados del olvido por Eloy Benito Ruano:
...por el noviembre pasado/ de mile y nuebe y setenta/ con quinientos, que es la cuenta/ de Christo Dios Encarnado./ En cuyo mes se a mostrado/ vn prodigio muy patente/ en el Castro, que a la gente/ gran admiración causó/ porque en la iglesia se vio/ en el altar mayor de ella/ que estaba una imagen bella/ de la Sagrada María/ y en la víspera del día/ de su Apresentación,/ entrando a hacer oración/ por la mañana un becino,/ vio a la María y al niño, resplandezer y sudar/ y de sus rostros hechar/ agua como aljófar clara...
Ante el prodigio se movilizó en fervor el pueblo, el cura, como suele ser, el menos creyente y el último en la procesión. Pero después de varias comprobaciones y de corporales humedecidos con tan extraño sudor, dieron por cierto y vero el milagro patente. Yo tampoco soy milagrero. María de Nazaret ya habrá sudado lo suyo como esposa de obrero, como madre de ajusticiado.. ¿Cual era la imagen de María con niño? Recuerdo que en el altar mayor de la Capilla del Campo de la parroquia de Castropol había un hermoso retablo de alabastro policromado, siglo XV, con las imágenes de las santas María Magdalena, Catalina, Cristina y Apolonia , con Santa María y el Niño.
Es bien sabido que en condiciones climatológicas de turbón, calor y humedad, frecuentes en este umbrío norte, el mármol, el alabastro y, hasta el terrazo de nuestro pavimento o el alicatado del baño, aparecen sudorosos. Milagros aparte, la Capilla del Campo, cercada en el actual Parque de Loriente, es un patrimonio de Castropol, aunque la inmensa mayoría de sus actuales vecinos la desconozcan por fuera y por dentro. ¿La han visitado alguna vez los alumnos de la Escuela Nacional? Debería ser uno de los puntos de obligada visita para estudiosos y turistas. Acaso pudiera ser lugar idóneo para un pequeño museo parroquial.
No hace muchos años que los custodios actuales de este templo ofrecieron al párroco de la villa su gestión, cuidado y uso para el culto de este lugar sagrado. No se llevó a cabo el proyecto, acaso por temores a no poder afrontar los gastos y preocupaciones que podría suponer el mantenimiento y la puesta a punto del primer templo castropolino. Cuando meses más tarde se trató de reconducir tan hermoso proyecto ya no fue posible el diálogo.
¡Triste abandono de los pueblos en la conservación de su historia y patrimonio! A veces por conseguir prebendas se conceden privilegios o patrocinios que, sensim sine sensu, desdibujan la historia. Yo escribo desde la incertitumbre. historiadores tiene la vida que sabrán responder. Así sea.
ERO EO -
El texto completo es como sigue : "ESTA CAPILA LA REDIFICO P.GARCIA DE MOLDES Y CASTILLON PATRON DE ELLA AÑO 1615 DEXARON EL Y DOÑA MARIA BECERA SU MUJER UNA MISA TODOS LOS LUNES PARA SIEMPRE JAMAS Y LA LIMOSNA DE TRES REALES CADA UNA Y DEXARON OBLIGADOS A ESTA DONACION TODOS LOS BIENES RAYCES QUE AQUIRIERON DURANTE SU MATRIMONIO SIN QUE SE PUEDAN BENDER TROCAR NI ENAGENAR Y SIEMPRE ESTEN SUGETOS A LAS DICHAS MISAS Y SE ENCARGA A CURA Y JUEZ QUE FUEREN DE ESTA VILLA LO AGAN CUMPLIR AL PATRON"
Ovidio -
Como sabes la capilla es particular, y las imagenes si no me equivoco están en poder de los dueños de la capilla, si no se han desecho de ellas en los últimos años (estuvieron en la exposición de orígenes de Oviedo). Lo de restarurarla, debería ser cosa de los propietarios, salvo que la cediesen al pueblo, labor por la que al parecer no están. La inscripción que hay en una piedra, si te refieres, a la que está junto a la puerta de la sacristía, se refiere al señorazgo de la capilla, que dejó una cantidad para que, para siempre se dijera una misa diaria por su alma, la fundación de la capilla, etc. Egidio creo que tiene el texto completo.
agustin -
Se ha recuperado la Capilla. El retablo continua en su sitio,presenta un deterioro grande, pero no irreversible. Creo que le falta alguna imagen, pero conserva los relieves policromados. ¿ sería posible restaurarlo? En uno de los laterales conserva una inscripción en piedra muy interesante pero que no tuve tiempo de descifrar ¿ alguien la conoce?
5 comentarios
el repetido luis -
¡Vaya po` las ánimas! Ahora que me disponía añadir alguna breve incertidumbre más a las largas dudas anteriores, me topo con que el rollo sobre la Iglesia de Santa María del Campo, anterior a la parroquial de Santiago, lo he colgado dos veces. Creo que en argot cibernético así se dice. Pido novecientas noventa y nueve disculpas al sufridor leyente y agradecería al moderador de la tertulia un golpe de tecla para deshacer lo mal hecho.
Y ahora sí, con la venia, añado dos notas:
1.- La iglesia parroquial dedicada a Santiago Apóstol es de construcción moderna,
También hay 2 ermitas, de las cuales una con título de San Roque se halla en el extremo S. del pueblo, sin otra rent. considerable que las ofrendas y donativos del gramio de mareantes, y de personas devotas; y la otra bajo la advocación de Sta. María en el extremo del campo-alameda; parece que antiguamente perteneció a la parr. ; si bien era anejo de la de San Juan de Moldes.
(Diccionario Histórico de Pascual Madoz, , 1845)
2.- El 12 de septiembre de 1901 el Sr. Arcipreste del distrito, D. Francisco García Sierra, Párroco de Piñera, con el permiso de D. Aquilino Fdz. Díaz, párroco de Castropol, autorizado por el prelado, Martínez Vigil, erigió canónicamente el Víacrucis en la Capilla del Campo.
(Ramón Platero: Párrocologio de Castropol Studium Oventese 1999 )
legaspi -
IGLESIA DE SANTA MARIA DEL CAMPO EN CASTROPOL
____________________________________ LUIS LEGASPI
Escribo desde incertidumbres. Uno tiene la libertad de expresar dudas y opiniones. Las palabras y las ideas dentro se pudren. Los pueblos deben conocer su historia y guardar su patrimonio. Si alguien tiene certezas y las escribe, será de agradecer. Historiadores andan por la vida para este menester.
En Castropol, en el cogollo de esta villa, siete veces centenaria, hay, mal conservada, una iglesia capilla. En su frontispicio se encuentra la inscripción de fundación, en el año 1461, por Diego García de Moldes - ¿Quién era el tal Diego? - Al lado hay tres testas tocadas, en las que un amigo, imaginativo y romántico él, quería ver a los reyes magos y con su imagen me felicitaba la Navidad.
Desde mi niñez y juventud tengo hermosos recuerdos. A la Capilla del Campo peregrinábamos los feligreses de modo regular en tres ocasiones.
La una era en rogativa por la voluble primavera. Algunas veces llovía a cántaros y en otras la sequía era pertinaz, como cuando el régimen anterior. Los humanos, siempre, debemos mirar al Cielo y allá íbamos con monótonas letanías, al son del ora pro nobis.
La segunda ocasión era siempre el Sábado de Gloria. En procesión, un tanto vergonzosa, llevábamos a la Virgen con un sencillo delantal negro que, al amanecer, estallaría en un recamado manto carmesí. En la Capilla Parroquial del Campo pasaba Santa María la noche esperando la luminosa mañana de Pascua, para El Encuentro, hoy suprimido, como tantos otros gestos de la catequesis popular.
La tercera visita a la Capilla Parroquial del Campo era por el Corpus Christi. La festividad de tanto alto sacramento en Castropol tiene solemne tradición de fervor religioso. Allí se hacía estación para bendecir al pueblo con el Santísimo. Entraban los curas de Tapia, Salave, El Monte, Serantes, Tol, Barres, Figueras, Piñera, Moldes y Seares cortejando al Arcipreste de Castropol. Los monaguillos, autoridades y creyentes, arrodillados en alfombra tejida con la espadaña de los regatos y con aromático hinojo, cantábamos al Señor, Amor de los Amores: Pange, lingua, tatum sacramentum.
¿La Capilla del Campo, habrá sido algún día La Parroquial de esta centenaria villa? Aquí ya aparece el jardin en el que, pobre de mí, me meto. Yo no lo descarto y desde mi ignorancia infusa, aventuro esta hipótesis. No tengo inconveniente en que otros, expertos, me dejen en ridículo, por meterme en camisas de varas desmedidas.
En el diccionario de Madoz, mitad del siglo decimonono, después de reseñar que hay dos ermitas de las cuales una con el título de San Roque, sin otras rentas considerables que las ofrendas y donativos del gremio de mareantes y de personas devotas se menciona la otra bajo la advocación de Santa María, en el extremo del campo-alameda, parece que perteneció a la Parroquia, si bien era anejo de la de San Juan de Moldes. Acaso, al Monasterio de Moldes. Era práctica de los monjes, peregrinos pro Christo, el ir edificando ermitas, como posiciones de avanzadilla que visitaban regularmente, para su obra evangelizadora.
Aunque sea un paréntesis, conviene recordar que muy recientemente, años noventa, hubo una descabellada iniciativa de reclamar, con recogida de firmas y toda la pesca, para el gremio de mareantes la capilla de San Roque. La ocurrencia quedó prontamente aparcada.
Hay en el suelo de la capilla diversos enterramientos, entre ellos el de un párroco.
El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Ruiz de la Peña, señala que en las pueblas los templos parroquiales suelen levantarse en un lugar excéntrico fuera del perímetro amurallado, generando espacios abiertos para escenario de fundamentales funciones urbanas: la económica y la político administrativa. La sombra del campanario era alargada hacia la administración civil y el cabildo parroquial daba un buen cobijo para democracias embrionarias. Hay que recordar que el Campo del Tablado era el lugar en donde se reunía, a campana tañida, el Concejo para elegir cóbreces y jueces. La campana no era la de la actual iglesia que aún no existía. La actual iglesia parroquial, del siglo XVII, ha sido edificada en el solar, y aprovechando su piedra, del hospital de peregrinos en el centro del castro, al ladito del Castillo Fiel.
Otro punto a considerar para situar el templo parroquial de Castropol en la actual Capilla del Campo bien pudiera ser el suceso portentoso que narra Alvarez de Acevedo en los Fastos de Castropol, rescatados del olvido por Eloy Benito Ruano:
...por el noviembre pasado/ de mile y nuebe y setenta/ con quinientos, que es la cuenta/ de Christo Dios Encarnado./ En cuyo mes se a mostrado/ vn prodigio muy patente/ en el Castro, que a la gente/ gran admiración causó/ porque en la iglesia se vio/ en el altar mayor de ella/ que estaba una imagen bella/ de la Sagrada María/ y en la víspera del día/ de su Apresentación,/ entrando a hacer oración/ por la mañana un becino,/ vio a la María y al niño, resplandezer y sudar/ y de sus rostros hechar/ agua como aljófar clara...
Ante el prodigio se movilizó en fervor el pueblo, el cura, como suele ser, el menos creyente y el último en la procesión. Pero después de varias comprobaciones y de corporales humedecidos con tan extraño sudor, dieron por cierto y vero el milagro patente. Yo tampoco soy milagrero. María de Nazaret ya habrá sudado lo suyo como esposa de obrero, como madre de ajusticiado.. ¿Cual era la imagen de María con niño? Recuerdo que en el altar mayor de la Capilla del Campo de la parroquia de Castropol había un hermoso retablo de alabastro policromado, siglo XV, con las imágenes de las santas María Magdalena, Catalina, Cristina y Apolonia , con Santa María y el Niño.
Es bien sabido que en condiciones climatológicas de turbón, calor y humedad, frecuentes en este umbrío norte, el mármol, el alabastro y, hasta el terrazo de nuestro pavimento o el alicatado del baño, aparecen sudorosos.
Milagros aparte, la Capilla del Campo, cercada en el actual Parque de Loriente, es un patrimonio de Castropol, aunque la inmensa mayoría de sus actuales vecinos la desconozcan por fuera y por dentro. ¿La han visitado alguna vez los alumnos de la Escuela Nacional? Debería ser uno de los puntos de obligada visita para estudiosos y turistas. Acaso pudiera ser lugar idóneo para un pequeño museo parroquial.
No hace muchos años que los custodios actuales de este templo ofrecieron al párroco de la villa su gestión, cuidado y uso para el culto de este lugar sagrado. No se llevó a cabo el proyecto, acaso por temores a no poder afrontar los gastos y preocupaciones que podría suponer el mantenimiento y la puesta a punto del primer templo castropolino. Cuando meses más tarde se trató de reconducir tan hermoso proyecto ya no fue posible el diálogo.
¡Triste abandono de los pueblos en la conservación de su historia y patrimonio! A veces por conseguir prebendas se conceden privilegios o patrocinios que, sensim sine sensu, desdibujan la historia. Yo escribo desde la incertitumbre. historiadores tiene la vida que sabrán responder. Así sea.
Patrimonios olvidados
IGLESIA DE SANTA MARIA DEL CAMPO EN CASTROPOL
____________________________________ LUIS LEGASPI
Escribo desde incertidumbres. Uno tiene la libertad de expresar dudas y opiniones. Las palabras y las ideas dentro se pudren. Los pueblos deben conocer su historia y guardar su patrimonio. Si alguien tiene certezas y las escribe, será de agradecer. Historiadores andan por la vida para este menester.
En Castropol, en el cogollo de esta villa, siete veces centenaria, hay, mal conservada, una iglesia capilla. En su frontispicio se encuentra la inscripción de fundación, en el año 1461, por Diego García de Moldes - ¿Quién era el tal Diego? - Al lado hay tres testas tocadas, en las que un amigo, imaginativo y romántico él, quería ver a los reyes magos y con su imagen me felicitaba la Navidad.
Desde mi niñez y juventud tengo hermosos recuerdos. A la Capilla del Campo peregrinábamos los feligreses de modo regular en tres ocasiones.
La una era en rogativa por la voluble primavera. Algunas veces llovía a cántaros y en otras la sequía era pertinaz, como cuando el régimen anterior. Los humanos, siempre, debemos mirar al Cielo y allá íbamos con monótonas letanías, al son del ora pro nobis.
La segunda ocasión era siempre el Sábado de Gloria. En procesión, un tanto vergonzosa, llevábamos a la Virgen con un sencillo delantal negro que, al amanecer, estallaría en un recamado manto carmesí. En la Capilla Parroquial del Campo pasaba Santa María la noche esperando la luminosa mañana de Pascua, para El Encuentro, hoy suprimido, como tantos otros gestos de la catequesis popular.
La tercera visita a la Capilla Parroquial del Campo era por el Corpus Christi. La festividad de tanto alto sacramento en Castropol tiene solemne tradición de fervor religioso. Allí se hacía estación para bendecir al pueblo con el Santísimo. Entraban los curas de Tapia, Salave, El Monte, Serantes, Tol, Barres, Figueras, Piñera, Moldes y Seares cortejando al Arcipreste de Castropol. Los monaguillos, autoridades y creyentes, arrodillados en alfombra tejida con la espadaña de los regatos y con aromático hinojo, cantábamos al Señor, Amor de los Amores: Pange, lingua, tatum sacramentum.
¿La Capilla del Campo, habrá sido algún día La Parroquial de esta centenaria villa? Aquí ya aparece el jardin en el que, pobre de mí, me meto. Yo no lo descarto y desde mi ignorancia infusa, aventuro esta hipótesis. No tengo inconveniente en que otros, expertos, me dejen en ridículo, por meterme en camisas de varas desmedidas.
En el diccionario de Madoz, mitad del siglo decimonono, después de reseñar que hay dos ermitas de las cuales una con el título de San Roque, sin otras rentas considerables que las ofrendas y donativos del gremio de mareantes y de personas devotas se menciona la otra bajo la advocación de Santa María, en el extremo del campo-alameda, parece que perteneció a la Parroquia, si bien era anejo de la de San Juan de Moldes. Acaso, al Monasterio de Moldes. Era práctica de los monjes, peregrinos pro Christo, el ir edificando ermitas, como posiciones de avanzadilla que visitaban regularmente, para su obra evangelizadora.
Aunque sea un paréntesis, conviene recordar que muy recientemente, años noventa, hubo una descabellada iniciativa de reclamar, con recogida de firmas y toda la pesca, para el gremio de mareantes la capilla de San Roque. La ocurrencia quedó prontamente aparcada.
Hay en el suelo de la capilla diversos enterramientos, entre ellos el de un párroco.
El catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, Ruiz de la Peña, señala que en las pueblas los templos parroquiales suelen levantarse en un lugar excéntrico fuera del perímetro amurallado, generando espacios abiertos para escenario de fundamentales funciones urbanas: la económica y la político administrativa. La sombra del campanario era alargada hacia la administración civil y el cabildo parroquial daba un buen cobijo para democracias embrionarias. Hay que recordar que el Campo del Tablado era el lugar en donde se reunía, a campana tañida, el Concejo para elegir cóbreces y jueces. La campana no era la de la actual iglesia que aún no existía. La actual iglesia parroquial, del siglo XVII, ha sido edificada en el solar, y aprovechando su piedra, del hospital de peregrinos en el centro del castro, al ladito del Castillo Fiel.
Otro punto a considerar para situar el templo parroquial de Castropol en la actual Capilla del Campo bien pudiera ser el suceso portentoso que narra Alvarez de Acevedo en los Fastos de Castropol, rescatados del olvido por Eloy Benito Ruano:
...por el noviembre pasado/ de mile y nuebe y setenta/ con quinientos, que es la cuenta/ de Christo Dios Encarnado./ En cuyo mes se a mostrado/ vn prodigio muy patente/ en el Castro, que a la gente/ gran admiración causó/ porque en la iglesia se vio/ en el altar mayor de ella/ que estaba una imagen bella/ de la Sagrada María/ y en la víspera del día/ de su Apresentación,/ entrando a hacer oración/ por la mañana un becino,/ vio a la María y al niño, resplandezer y sudar/ y de sus rostros hechar/ agua como aljófar clara...
Ante el prodigio se movilizó en fervor el pueblo, el cura, como suele ser, el menos creyente y el último en la procesión. Pero después de varias comprobaciones y de corporales humedecidos con tan extraño sudor, dieron por cierto y vero el milagro patente. Yo tampoco soy milagrero. María de Nazaret ya habrá sudado lo suyo como esposa de obrero, como madre de ajusticiado.. ¿Cual era la imagen de María con niño? Recuerdo que en el altar mayor de la Capilla del Campo de la parroquia de Castropol había un hermoso retablo de alabastro policromado, siglo XV, con las imágenes de las santas María Magdalena, Catalina, Cristina y Apolonia , con Santa María y el Niño.
Es bien sabido que en condiciones climatológicas de turbón, calor y humedad, frecuentes en este umbrío norte, el mármol, el alabastro y, hasta el terrazo de nuestro pavimento o el alicatado del baño, aparecen sudorosos.
Milagros aparte, la Capilla del Campo, cercada en el actual Parque de Loriente, es un patrimonio de Castropol, aunque la inmensa mayoría de sus actuales vecinos la desconozcan por fuera y por dentro. ¿La han visitado alguna vez los alumnos de la Escuela Nacional? Debería ser uno de los puntos de obligada visita para estudiosos y turistas. Acaso pudiera ser lugar idóneo para un pequeño museo parroquial.
No hace muchos años que los custodios actuales de este templo ofrecieron al párroco de la villa su gestión, cuidado y uso para el culto de este lugar sagrado. No se llevó a cabo el proyecto, acaso por temores a no poder afrontar los gastos y preocupaciones que podría suponer el mantenimiento y la puesta a punto del primer templo castropolino. Cuando meses más tarde se trató de reconducir tan hermoso proyecto ya no fue posible el diálogo.
¡Triste abandono de los pueblos en la conservación de su historia y patrimonio! A veces por conseguir prebendas se conceden privilegios o patrocinios que, sensim sine sensu, desdibujan la historia. Yo escribo desde la incertitumbre. historiadores tiene la vida que sabrán responder. Así sea.
ERO EO -
Ovidio -
agustin -