A aquellos inolvidables compañeros de escuela, de juegos y travesuras.
Cuánto daría
por volver a rascar
los sabañones,
sorber los mocos,
calzar alpargatas,
correr con las madreñas.
Volver a mojarme
con la lluvia,
y travieso
volver a chapotear
en las cunetas.
Mear en el agujero
de los grillos,
hacerles su casita
con la caja de cartón
de "Heno de Pravia".
Con el estira-gomas,
romper las palomillas
y apedrear a los gatos.
Bajar por la "arribada".
Jugar al "escondite",
al "guá", al "melas",
a "las cuatro esquinas",
al "peón", al "aro",
a "la gallina ciega",
a "la rayía", al "marro".
Cuanto daría
por galopar de nuevo
como aquel "rapacín".
Por ser libre y feliz,
igual que el viento,
y volver a correr
tras la pelota,
¡la pelota de trapo!
en aquellos partidos:
"Batallón", "Filoxera",
"Cuatro Vientos".
¡Cuántas cosas querría!
Por ser de nuevo niño,
por volver a estar juntos,
y de nuevo aprender
a reír y a soñar.
¡Cuánto daría!
Amador García Acebo