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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

El Nordés se lo pone difícil a los alfombristas de Castropol: "Es una pena porque hay muchas horas detrás"

Los cientos de visitantes que se acercaron a la villa para conocer los mantos florales alabaron el trabajo y calidad de los mantos florales por el Corpus Christi

 
 

T. CASCUDO

Castropol 03 JUN 2024 4:01 Actualizada 03 JUN 2024 10:56

Este año no pudo ser. Pese al esfuerzo de meses, los alfombristas florales de Castropol no lograron que las calles lucieran en todo su esplendor. El fuerte viento nordeste deshizo muchos de los diseños, en algunos tramos resultó imposible trabajar y en otras calles se optó por improvisar a última hora, renunciando a colocar los mantos previstos. «Es una pena», repetían vecinos y visitantes. Sin embargo, para los de fuera, el viento no desmereció la celebración y alabaron el trabajo, la calidad y compromiso de los castropolenses por sacar adelante su Corpus Christi, una fiesta de interés turístico regional que cada año atrae a cientos de visitantes.

Es el caso de la ovetense Esther del Moral, que visitó el Corpus castropolense por primera vez: «Tenía muchas ganas de venir y la verdad es que es un espectáculo ver que todo el pueblo contribuye a engalanar las calles. Que una tradición así permanezca es un atractivo desde el punto de vista turístico y religioso». Desde Infiesto viajó María Jesús Martínez. En su primera visita a la cita castropolense alabó el esfuerzo y trabajo de cada uno de los diseños:«Está muy bonito y es mucho trabajo para que el viento lo destroce, pero la naturaleza es así».

Los alfombristas afrontaron su día grande con una mezcla de rabia y resignación, ya que «contra el tiempo poco podemos hacer». En este sentido, uno de los veteranos, Ovidio Vila, cuenta que cuando el nordeste empezó a tomar fuerza el pasado viernes, ya empezó a temerse lo peor. «Los que llevamos años en esto sabemos que el nordeste dura cuatro o cinco días. Si fuera otro tipo de viento... pero con el nordés ya sabíamos que era imposible trabajar», opina. 

El grupo en el que trabaja tenía previsto engalanar las calles Penzol Lavandera y Acevedo, además de las plazas del Ayuntamiento y Menéndez Pelayo. Sin embargo, este sábado se dieron cuenta de que no se podía trabajar. «En la plaza Menéndez Pelayo nos llevó el viento una caja llena de flores, así que ya no lo intentamos, lo mismo en la plaza del Ayuntamiento», precisa.

La alfombra de homenaje al Club de Mar de Castropol colocada en la calle Acevedo.

La alfombra de homenaje al Club de Mar de Castropol colocada en la calle Acevedo. / T. CASCUDO

Este grupo se quedó con las ganas de lucir sus diseños, pero los guardarán para el año que viene. Lo que hicieron a primera hora de la mañana fue improvisar unas sencillas alfombras en las calles Penzol Lavandera y Acevedo, al menos en los tramos más resguardados. «Nos da pena a todos, pero al menos usamos los materiales más perecederos y ya tenemos trabajo adelantado para el año que viene, es el consuelo que nos queda», añade.

El grupo que se ocupa de la calle Del Campo tuvo algo más de suerte y su diseño, dedicado a la oración del «padre nuestro», fue de los que más aguantó al viento. «Dentro de las limitaciones del día se pudo poner muchísimo», señala Roberto Frontera, satisfecho con la dignidad de los trabajos colocados pese a las dificultades meteorológicas.

Rosario Teruel y Elo Prieto en la calle Amor.

Rosario Teruel y Elo Prieto en la calle Amor. / T. CASCUDO

La calle Amor, realizada por la asociación cultural El Pampillo, también salvó con bastante fortuna la lucha con el viento y pudo lucir su espectacular diseño dedicado a la vela latina en la ría. Su objetivo es apoyar la iniciativa que trabaja para que la navegación típica de la ría del Eo se convierta en Bien de Interés Cultural Inmaterial. No solo hubo barcos en los mantos florales, sino que junto al altar se colocaron dos enormes velas latinas. Por su parte, la calle Acevedo fue una de las que más sufrió el impacto del viento. Con todo, fue posible colocar una enorme alfombra al inicio de la calle que homenajeó al club de mar de Castropol en su setenta y cinco aniversario.

Durante toda la mañana, la localidad vivió el trasiego de cientos de visitantes llegados desde diferentes puntos de la región, así como comunidades vecinas. Desde Gijón se desplazaron María Esther Álvarez y Jaime Mateos, que descubrieron el Corpus castropolense y no dejar de alabar las creaciones: «Es impresionante el trabajo que tiene esto, sorprende». Muy cerca, la avilesina Rosario Teruel señaló la belleza de las alfombras: «Es todo muy bonito, la pena es el aire que hace que vuele todo». Con ella estaba la ovetense Elo Prieto que también mostró su admiración por el esfuerzo de los de Castropol: «Conocía el pueblo, pero nunca había visto las alfombras y la verdad es que me encantan».

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