Claudio Fernandez de Luanco era tio por parte de madre de MªRamona Alvarez de Vijande Fernandez de Luanco casada con Jose Roman Penzol-la Vandera y Conde ,padres de Roman ,Ramon, Paquita ,Isabel,Claudio*Ahijado de Luanco* y M`Ramona Penzol Vijande ,ya fallecidos
l.legaspi -
OTRO CASTROPOLENSE EN EL OLVIDO.
Claudio Fernádez Luanco era uno de los seis hermanos, hijos de D. Andrés y Dª. Petronila que desde la villa de Luanco habían llegado a Castropol para el servicio de administración del Marqués de Santa Cruz. Claudio, nacido en 1838, se doctoró en Medicina ante el Claustro de la Universidad Central, allá por los años 60 del decimonono siglo. Su discurso sobre La Experiencia en Medicina tendría vigencia aún hoy para los médicos noveles y alumnos de MIR.
Después de constatar que la observación está en la fuente de la medicina, ha de venir la imaginación, la inteligencia y el genio: veinte enfermos se visitan en pocas horas; estudiar sus dolencias exige muchos días. Por eso él acometía contra profesionales intrusos y superficiales: Y habré de ocuparme ahora de esa cohorte de curanderos y charlatanes que, sin otros conocimientos que poseer algunas recetas y sin más instrucción que haber estado en un hospital o en una botica, invocan su experiencia comerciando descaradamente con la salud? .
Este fue un profesional riguroso y cercano al pueblo, en cuya vida y problemas participaba desde el Partido Progresista, con el que supo sintonizar también en sus manifestaciones festivas, como lo demuestra el hecho de haber sido el promotor, de la popular Fiesta Pascual del Bollo en Avilés en donde ejercía como médico.
El mismo Luanco narra así la génesis. en la revista de La Balasquida de Oviedo en el año 1912: Apenas contaba yo quince años, cuando por vez primera presencie en el Campo de San Francisco de Oviedo la clásica fiesta del gremio de los alfayates, asociados como cofradía por doña Velasquita Giráldez, allá por el siglo XIII, bajo la protección de Santa María de la Oh! Un día, lleno de canas y cansado de mi profesión, me vinieron los recuerdos de otros tiempos y, reasumiendo ideas pasadas, me vinieron a la imaginación de niño dos luces: el unir el pasado con el presente, la respetuosa antigüedad con el ridículo modernismo e instituir en Avilés una fiesta del Bollo a imitación de la del martes de Pentecostés en Oviedo, repartiendo vino y bollo para olvidar abstinencias, ayunos y vigilias cuaresmales y así entregarse en la Pascua de Resurrección al sabroso cabrito
Para realizar esta idea se reunió con algunos amigos en La Serrana, centro de hostelería muy clásico de la Villa del Adelantado. Cabrera, Menéndez-Sierra, Rodríguez Maribona, Carreño y Arias Carvajal, nombres bien conocidos, secundaron la idea, fundando una Cofradía.
Pronto surgió la guerrilla doméstica en tertulias de café, y en sueltos en El Vigía, periódico conservador, que, como su nombre indica, no pasaba una y en el liberal Diario de Avilés
Para los defensores de las esencias localistas no era tolerable que los forasteros innovasen y, encima copiando, costumbres foraneas. Avilés del XIX era una villa, de apenas diez mil habitantes, comercial, más bien curial y burguesa.
No llegó la sangre al río Alvares. Luanco, Arines, aduanero, y Carcedo, ingeniero, Los tres no terreños firmaron un comunicado en el que manifestaban no querer predicar discordia ni sembrar cizaña, sino tener aspiraciones más modestas y festeras
Sin gran preparación en la Pascua de 1893, pero con exultante pregón de Aneroyde y fervorosa participación popular, dieron comienzo las Fiestas del Bollo. Después de Misa de Cofrades, en San Nicolás, hubo desfile con banda de música, carro de esquirpia (al estilo de cesto) portando los bollos de cuatro cuernos y vino de Nava del Rey. Cerraba la directiva en flamante coche de caballos. Sólo un pero, el tiempo infernal de lluvia y viento, pero, como no hay mal que por bien no venga, incluso el temporal contribuyó al jolgorio: Al entrar la comitiva la calle de la Cámara el presidente saluda cortésmente a las gentes destocándose del bombín en el momento preciso que una ventolera le arrebata su postizo peluquín.
La Fiesta arraigó y pronto se prolongó al Lunes de Pascua y para soporte y altavoz de la misma Luanco fundó la revista gráfica El Bollo, muy al hilo de su querencia periodística,
En el año 1908 Claudio Luanco cesa como médico municipal en Avilés y se retira a su pueblo. En 1914 viaja, por última vez, a Avilés para participar en su fiesta y agradecer el nombramiento de Presidente de Honor de la Cofradía del Bollo,
En la línea liberal humanista y de compromiso social que caracteriza a los científicos Luanco, Claudio fue fundador y primer director del periódico Castropol 1905, publicación de prestigio en toda la provincia tanto por su línea editorial como por su presentación literaria. En este periódico se refleja, hasta 1924, la vida social, industrial y, sobre todo la vida política, muy agitada por cierto, a principios de siglo en el occidente de Asturias cuya capital era, sin duda, Castropol.
Avilés recuerda todos los años a este castropolense y a él tiene dedicada una calle. En su villa natal pocas veces he oído su nombre, acaso, injustamente eclipsado por su hermano José Ramón.
2 comentarios
Isabel Penzol -
l.legaspi -
Claudio Fernádez Luanco era uno de los seis hermanos, hijos de D. Andrés y Dª. Petronila que desde la villa de Luanco habían llegado a Castropol para el servicio de administración del Marqués de Santa Cruz. Claudio, nacido en 1838, se doctoró en Medicina ante el Claustro de la Universidad Central, allá por los años 60 del decimonono siglo. Su discurso sobre La Experiencia en Medicina tendría vigencia aún hoy para los médicos noveles y alumnos de MIR.
Después de constatar que la observación está en la fuente de la medicina, ha de venir la imaginación, la inteligencia y el genio: veinte enfermos se visitan en pocas horas; estudiar sus dolencias exige muchos días. Por eso él acometía contra profesionales intrusos y superficiales: Y habré de ocuparme ahora de esa cohorte de curanderos y charlatanes que, sin otros conocimientos que poseer algunas recetas y sin más instrucción que haber estado en un hospital o en una botica, invocan su experiencia comerciando descaradamente con la salud? .
Este fue un profesional riguroso y cercano al pueblo, en cuya vida y problemas participaba desde el Partido Progresista, con el que supo sintonizar también en sus manifestaciones festivas, como lo demuestra el hecho de haber sido el promotor, de la popular Fiesta Pascual del Bollo en Avilés en donde ejercía como médico.
El mismo Luanco narra así la génesis. en la revista de La Balasquida de Oviedo en el año 1912: Apenas contaba yo quince años, cuando por vez primera presencie en el Campo de San Francisco de Oviedo la clásica fiesta del gremio de los alfayates, asociados como cofradía por doña Velasquita Giráldez, allá por el siglo XIII, bajo la protección de Santa María de la Oh! Un día, lleno de canas y cansado de mi profesión, me vinieron los recuerdos de otros tiempos y, reasumiendo ideas pasadas, me vinieron a la imaginación de niño dos luces: el unir el pasado con el presente, la respetuosa antigüedad con el ridículo modernismo e instituir en Avilés una fiesta del Bollo a imitación de la del martes de Pentecostés en Oviedo, repartiendo vino y bollo para olvidar abstinencias, ayunos y vigilias cuaresmales y así entregarse en la Pascua de Resurrección al sabroso cabrito
Para realizar esta idea se reunió con algunos amigos en La Serrana, centro de hostelería muy clásico de la Villa del Adelantado. Cabrera, Menéndez-Sierra, Rodríguez Maribona, Carreño y Arias Carvajal, nombres bien conocidos, secundaron la idea, fundando una Cofradía.
Pronto surgió la guerrilla doméstica en tertulias de café, y en sueltos en El Vigía, periódico conservador, que, como su nombre indica, no pasaba una y en el liberal Diario de Avilés
Para los defensores de las esencias localistas no era tolerable que los forasteros innovasen y, encima copiando, costumbres foraneas. Avilés del XIX era una villa, de apenas diez mil habitantes, comercial, más bien curial y burguesa.
No llegó la sangre al río Alvares. Luanco, Arines, aduanero, y Carcedo, ingeniero, Los tres no terreños firmaron un comunicado en el que manifestaban no querer predicar discordia ni sembrar cizaña, sino tener aspiraciones más modestas y festeras
Sin gran preparación en la Pascua de 1893, pero con exultante pregón de Aneroyde y fervorosa participación popular, dieron comienzo las Fiestas del Bollo. Después de Misa de Cofrades, en San Nicolás, hubo desfile con banda de música, carro de esquirpia (al estilo de cesto) portando los bollos de cuatro cuernos y vino de Nava del Rey. Cerraba la directiva en flamante coche de caballos. Sólo un pero, el tiempo infernal de lluvia y viento, pero, como no hay mal que por bien no venga, incluso el temporal contribuyó al jolgorio: Al entrar la comitiva la calle de la Cámara el presidente saluda cortésmente a las gentes destocándose del bombín en el momento preciso que una ventolera le arrebata su postizo peluquín.
La Fiesta arraigó y pronto se prolongó al Lunes de Pascua y para soporte y altavoz de la misma Luanco fundó la revista gráfica El Bollo, muy al hilo de su querencia periodística,
En el año 1908 Claudio Luanco cesa como médico municipal en Avilés y se retira a su pueblo. En 1914 viaja, por última vez, a Avilés para participar en su fiesta y agradecer el nombramiento de Presidente de Honor de la Cofradía del Bollo,
En la línea liberal humanista y de compromiso social que caracteriza a los científicos Luanco, Claudio fue fundador y primer director del periódico Castropol 1905, publicación de prestigio en toda la provincia tanto por su línea editorial como por su presentación literaria. En este periódico se refleja, hasta 1924, la vida social, industrial y, sobre todo la vida política, muy agitada por cierto, a principios de siglo en el occidente de Asturias cuya capital era, sin duda, Castropol.
Avilés recuerda todos los años a este castropolense y a él tiene dedicada una calle. En su villa natal pocas veces he oído su nombre, acaso, injustamente eclipsado por su hermano José Ramón.