Todas las comidas son solidarias. Unas más que otras. Depende del género que se eche al puchero. El Domine Cabra, quevedesco, descolgaba suavemente, desde la gamalleira el hueso "de rodilla" o "de caña" sobre el hervor primero. Pero rápidamente halaba el aparejo para evitar chamuscos. En las solemnidades, dejaba mojar un mendrugo en la sombra de una hoja de bacalao. Poco sólida era la refección. Nin tanto nin d`elo
Otra cosa son Las bodas, quijotescas, de Camcho y Quiteria en donde lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador un entero novillo y seis ollas que encerraban en sí carneros enteros, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase. Non dexageremos
Ya sé que en los canapés benéficos (algunas veces, de asociaciones eclesiásticas u onegés solidarias) no hay tanto colesterol ni exageración de danza como en aquel pueblo de la Mancha de cuyo nombre no me acuerdo. Tengo bastante experiencia y cierto criterio cierto de que la solidaridad, sobre todo si la queremos decir Caridad Cristiana debe huir de placebos y trucos enternecedores que algunos, acertadamente, llaman opio del pueblo Panem et circenses, decían los emperadores..
Como punto de reflexión, no argumento apodíctico, cuento un sucedido que a mi me sucedió en un lugar de todos conocido: Visitaba a Pedrín, tísico perdido. La ventana del sencillo cuarto, abierta de par en par para libre circulación de los microbios. Nuestro tópico diálogo, se vio interrumpido por festiva música emitida desde un cercano lugar de ocio. ¿¿¿¡¡¡!!!???. No pasa nada me dijo Pedrín- son las Damas Solidarias que tienen una merienda para traerme un filete de hígado todas las semanas. Esto ha marcado mi filosofía durante medio siglo de servicio al tercermundo.
No sigo, pero -¡con perdón!- permitidme unos titulares: Una cosa es salvar el alma y otra, limpiar el armario, es mejor sentarnos a la mesa del pobre que sentar al pobre a nuestra mesa el pan nuestro no es para repartirlo, sino para compártirlo Mezclar lo menos posible la Caridad y el canapé y el cartel.
Conozco Cáritas, Manos Unidas, he promovido y participado en diversas oenegés. Las alabo, -¡Ánimo!- , pero no juguemos con cartas marcadas, no hagamos trampa en el solitario. Los cuartos solidarios hay que blanquearlos con el conocimiento, el silencio, la austeridad y la humildad.
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l.legaspi -
Todas las comidas son solidarias. Unas más que otras. Depende del género que se eche al puchero. El Domine Cabra, quevedesco, descolgaba suavemente, desde la gamalleira el hueso "de rodilla" o "de caña" sobre el hervor primero. Pero rápidamente halaba el aparejo para evitar chamuscos. En las solemnidades, dejaba mojar un mendrugo en la sombra de una hoja de bacalao. Poco sólida era la refección. Nin tanto nin d`elo
Otra cosa son Las bodas, quijotescas, de Camcho y Quiteria en donde lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador un entero novillo y seis ollas que encerraban en sí carneros enteros, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase. Non dexageremos
Ya sé que en los canapés benéficos (algunas veces, de asociaciones eclesiásticas u onegés solidarias) no hay tanto colesterol ni exageración de danza como en aquel pueblo de la Mancha de cuyo nombre no me acuerdo. Tengo bastante experiencia y cierto criterio cierto de que la solidaridad, sobre todo si la queremos decir Caridad Cristiana debe huir de placebos y trucos enternecedores que algunos, acertadamente, llaman opio del pueblo Panem et circenses, decían los emperadores..
Como punto de reflexión, no argumento apodíctico, cuento un sucedido que a mi me sucedió en un lugar de todos conocido: Visitaba a Pedrín, tísico perdido. La ventana del sencillo cuarto, abierta de par en par para libre circulación de los microbios. Nuestro tópico diálogo, se vio interrumpido por festiva música emitida desde un cercano lugar de ocio. ¿¿¿¡¡¡!!!???. No pasa nada me dijo Pedrín- son las Damas Solidarias que tienen una merienda para traerme un filete de hígado todas las semanas. Esto ha marcado mi filosofía durante medio siglo de servicio al tercermundo.
No sigo, pero -¡con perdón!- permitidme unos titulares: Una cosa es salvar el alma y otra, limpiar el armario, es mejor sentarnos a la mesa del pobre que sentar al pobre a nuestra mesa el pan nuestro no es para repartirlo, sino para compártirlo Mezclar lo menos posible la Caridad y el canapé y el cartel.
Conozco Cáritas, Manos Unidas, he promovido y participado en diversas oenegés. Las alabo, -¡Ánimo!- , pero no juguemos con cartas marcadas, no hagamos trampa en el solitario. Los cuartos solidarios hay que blanquearlos con el conocimiento, el silencio, la austeridad y la humildad.