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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

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El Poeta -

ARREPENTIMIENTO
(Atribuida a Jose de Espronceda)
A MI MADRE
Triste es la vida cuando piensa el alma,
triste es vivir si siente el corazon;
nunca se goza de ventura y calma
si se piensa del mundo en la ficcion.
No hay que buscar del mundo los placeres,
pues que ninguno existe en realidad;
no hay que buscar amigos ni mujeres,
que es mentira el placer y la amistad.
Es inutil que busque el desgraciado
quien quiera su dolor con el partir;
sordo el mundo, le deja abandonado
sin aliviar su misero vivir.
La virtud y el honor, solo de nombre
existen en el mundo engañador;
un juego la virtud es para el hombre;
un fantasma, no más, es el honor.
No hay que buscar palabras de ternura,
que le presten al alma algun solaz;
no hay que pensar que dure la ventura,
que en el mundo el placer siempre es fugaz.
Esa falsa deidad que llaman gloria
es del hombre tan solo una ilusion,
que siempre esta patente en su memoria
halagando, traidora, el corazon.
Todo es mentira lo que el mundo encierra,
que el niño no conoce, por su bien;
entonces la niñez sus ojos cierra,
y un tiempo a mi me los cerro tambien
En aquel tiempo el maternal cariño
como un Eden el mundo me pinto;
yo lo mire como lo mira un niño,
y mejor que un Eden me parecio.
Lleno lo vi de fiestas y jardines,
donde tranquilo imagine gozar;
oi cantar pintados colorines
y escuche de la fuente el murmurar.
Yo apresaba la blanca mariposa,
persiguiendola ansioso en el jardin,
bien al parar en la encarnada rosa
o al posarse después en el jazmin.
Miraba al sol, sin que jamas su fuego
quemase mis pupilas ni mi tez;
que entonces lo mire con el sosiego
y con la paz que infunde la niñez
Mi vida resbalaba entre delicias
prodigadas, oh madre!, por tu amor.
Cuantas veces, entonces, tus caricias
acallaron mi llanto y mi clamor!
Cuantas veces, durmiendo en tu regazo,
en pajaros y flores yo soñe!
Cuantas veces, entonces, tus caricias
acallaron mi llanto y mi clamor!
Cuantas me diste, oh madre, un tierno abrazo
porque alegre y risueño te mire!
Mis caricias pagaste con exceso,
como pagan las flores al abril;
mil besos, ¡ay!, me dabas por un beso,
por un abrazo tu me dabas mil.

Pero yo te abandone
por seguir la juventud;
en el mundo me interne,
y al primer paso se fue
de la infancia la quietud;
que aunque tu voz me anunciaba
los escondidos abrojos
del camino que pisaba,
mi oido no te escuchaba
ni te miraban mis ojos.
Si, madre! Yo no crei
que fuese cierto tu aviso;
tan hechizado lo vi,
que al principio para mi
era el mundo un paraiso.
Asi vivi sin temor,
disfrutando los placeres
del mundo tan seductor;
en el encontre el amor
al encontrar las mujeres.
Mis oidos las oyeron,
y mis ojos las miraron,
y angeles me parecieron;
mis ojos, ay!, me engañaron
y mis oidos mintieron.
Entre placeres y amores
fueron pasando mis años
sin recelo ni temores,
mi corazon sin engaños
y mi alma sin dolores.
Mas hoy ya mi corazon
por su bien ha conocido
de los hombres la traicion
y mi alma ha descorrido
el velo de la ilusion.
Ayer vi el mundo risuenio
y hoy triste lo miro ya;
para mi no es halaguenio;
mis anios han sido un suenio
que disipandose va.
Por estar durmiendo ayer,
de este mundo la maldad
ni pude ni quise ver,
ni del amigo y mujer
conoci la falsedad.
Por el suenio, no miraron
mis ojos teniido un rio
de sangre, que derramaron
hermanos que se mataron
llevados de un desvario.
Por el suenio, madre mia,
del porvenir, sin temor,
ayer con loca alegria
entonaba en una orgia
cantos de placer y amor.
Por el suenio fui perjuro
con las mujeres alli;
y en lugar de tu amor puro,
amor frenetico, impuro,
de impuros labios bebi.
Mi corazon fascinaste
cuando me ofreciste el bien;
pero (oh mundo!), me engañaste
porque en infierno trocaste
lo que yo juzgaba Eden.
Tu me mostraste unos seres
con rostros de querubines
y con nombres de mujeres,
tu me brindaste placeres
en ciudades y festines.
Tus mujeres me enganiaron.
que al brindarme su carinio
en enganiarme pensaron
y sin compasion jugaron
con mi corazon de ninio.
En tus pueblos no hay clemencia,
la virtud no tiene abrigo;
por eso con insolencia
los ricos, en su opulencia,
encarnecen al mendigo.
Y en vez de arroyos y flores
y fuentes y ruiseniores,
se escuchan en tus jardines
los gritos y los clamores
que salen de los festines.
Por eso perdi el reposo
de mis infantiles anios;
dime, mundo peligroso,
por que siendo tan hermoso
contienes tantos enganios?
Heme a tus pies llorando arrepentido,
fria la frente y seco el corazon;
ah!, si supieras cuanto he padecido,
me tuvieras, os madre!, compasion.
No te admires de hallarme en este estado,
sin luz los ojos, sin color la tez;
porque mis labios, ay!, han apurado
el caliz del dolor hasta la hez.
¡Que es veneno el amor de las mujeres
que en el mundo, gozoso, yo bebi!
Pero, a pesar de todos los placeres,
jamas pude olvidarme yo de ti.
Siempre, extasiado, recordo mi mente
aquellos dias de ventura y paz
que a tu lado vivi tranquilamente
ajeno de este mundo tan falaz.
Todo el amor que tiene es pasajero,
nocivo, receloso, enganiador;
no hay otro, no, más puro y verdadero
que dure mas que el maternal amor.
Vuelve, oh madre!, a mirarme con carinio;
tus caricias y halagos torname;
yo de ti me aleje, pero era un niño,
y el mundo me enganio, perdoname!
Yo pagare tu amor con el exceso
con que pagan las flores al abril;
mil besos te dare por solo un beso,
por un abrazo yo te dare mil.
Dejemos que prosigan enganiando
los hombres y mujeres a la par;
de nuestro amor sigamos disfrutando
en sus enganios, madre, sin pensar.
Porque es triste vivir si piensa el alma,
y mucho mas si siente el corazon;
nunca se goza de ventura y calma
si se piensa del mundo en la ficcion.

Miña nai miña naiciña ( mi madre mi madrecita) -

Hola,
Esta carta debía haberla escrito hace dos años,
así que por esta vez permitirme hablar en primera persona
y os prometo que ya acabo.
Mamá, me encanta escribir a ordenador,
aunque detesto todo lo que trae el Word 2016 como predeterminado.
Sonará extraño, pero es como si la existencia me hubiese concedido la habilidad de leer entre opciones de interlineado
y la verdad es que detesto el cuerpo del Calibri, los once puntos y el 1,0 de espaciado.
Mamá, me enseñaste que la vida resumía en pedir disculpas, dar las gracias y decir por favor.
Y también en guardar cada cinco minutos los archivos de Word, porque en cualquier momento podía producirse un apagón y nos quedábamos días sin luz.
Mamá, gracias por tu gratitud, por todo lo bueno, de preocuparte del cuándo, del cómo, del dónde y con quién salía.
Yo y mi juventud.
A veces contestándote con mala actitud hasta que tú y tus collejas me recordabas que, pa mala, tú.
Mamá, lo siento por entender demasiado tarde que por más veloz que sea el amor a primera vista siempre quedará segundo si se enfrenta al amor de madre.
Por enseñarme que padre no sólo es aquel que tiene un hijo, padres son todos aquellos a los que los sueños les quedan pequeños, a lo poco que duermen para cumplirlos y aparte.
Lo siento por buscar lo extraordinario en otros planetas, por contestarte con mensajes cuando ya había encontrado vida en llamarte.
Mamá, ahora, ahora el mundo se detiene cuando hablo mamá, porque tú te casaste con la felicidad y no firmaste la separación de bienes.
Y ahora... jamás volverá a pasar por mi cabeza la idea de quitarme la vida, porque la felicidad me debe la mitad de todo lo que tiene.
Mamá, tal vez yo solo sea un instante,
como una de esas faltas de ortografía que en el Word 2016 se corrigen solas,
o se borra.
Mamá, tal vez yo sea eso.
Pero yo te quiero recta, a doble espacio y en Times New Roman.
Gracias.


Autor César Brandon

El Poeta -

Fernando Beltrán
Poeta. Filólogo. Nombrador y experto en Identidad Corporativa.
Fundador de El Nombre de las Cosas en 1989, estudio pionero en España en la creación de naming y denominaciones para marcas.
Profesor del Instituto Europeo del Diseño y conferenciante en los principales foros internacionales de Imagen y Comunicaciones. Como escritor y poeta ha desarrollado una dilatada carrera literaria con más de quince libros publicados.
Creador del Aula de las Metáforas, biblioteca poética ubicada en la Casa de la Cultura de Grado (Asturias).
Director de la revista El hombre de la Calle.


Ignacio Sanz Martín
Escritor, novelista, conservador y difusor de la tradición oral y ceramista.
Licenciado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de una amplia obra literaria que abarca novela, relatos, literatura infantil y juvenil, viajes y etnografía. Durante años combinó su trabajo de ceramista con la escritura. Desde el año 2005, se dedica íntegramente a escribir y a tareas de animación sociocultural. Vive en Segovia. Desde 1983 hasta 2012 fue coordinador de La Tertulia de los Martes, un foro literario que, bajo el patrocinio de Caja Segovia, invitó a los más destacados novelistas, dramaturgos, cineastas y poetas españoles e hispanoamericanos. Fue el director literario del foro “Literatura y compromiso” celebrado en 1993, en Mollina (Málaga), en el que participaron noventa escritores jóvenes de España y Latinoamérica y en el que intervinieron grandes maestros de la literatura internacional como Saramago, Juan Goytisolo, Jorge Amado, Mario Benedetti, Wole Soyinka, Arreola o Ana María Matute. Ha dirigido talleres de lectura y de escritura.