El empresario Álvaro Platero (Castropol, 1960) es presidente de Astilleros Gondán. Dirige desde 2010 Pymar, la sociedad que agrupa a los principales astilleros privados españoles y cuya finalidad es la defensa de los intereses de la construcción naval tanto en España como en el conjunto de Europa. Recientemente, la sociedad se apuntó un tanto con la aprobación del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de la industria naval, que contará con una inversión de 1.460 millones de euros, de los que 310 millones procederán del sector público. Platero está en la liza por hacerse con el astillero vigués Barreras, en la que compite con otro asturiano Armón. La industria naval del Principado espera saber esta Semana Santa quien es el ganador de la pugna por el astillero gallego, fundado en el siglo XIX.
–¿Cómo valora el PERTE?
–Es un mérito tremendo de Pymar que lo ha trabajado muy duramente. Es una oportunidad de avance muy importante, pero hay que reconocer que llega en un momento complicado, porque implica una buena cantidad de inversión privada en un momento complicado para llevarla a cabo, tienen un 80% de capital privado y estando como están las cosas es difícil. Pero es un espaldarazo para poder avanzar en digitalización, industria 4.0., diversificación…
El precio del acero pasó de 750 euros el kilo en junio de 2021 a 1.950 en diciembre, antes de que empezase la guerra
–¿En el caso de Gondán sabe ya qué van a desarrollar?
–Estamos trabajando en ello. El PERTE requiere que sea un proyecto conjunto. Cada astillero está haciendo su parte y tiene que estar coordinado por Pymar. Nosotros estamos haciendo unas inversiones grandes en infraestructura y robots de soldadura. Tenemos que ver cómo podemos vestir todo esto y ver cuánto somos capaces de digerir. El PERTE no es solo una posibilidad de inversión, es también una oportunidad de cambio.
–Aunque ya han cambiado para adaptarse a lo que viene, como el hidrógeno.
–Nosotros no nos alimentamos de hidrógeno, pero estamos construyendo barcos que sí lo consumen o, mejor dicho, que podrán consumirlo en un futuro. Los cinco barcos que estamos haciendo ahora podrán contar con hidrógeno disuelto en grasas. Esto se puede llevar en un tanque de gasoil normal. Todavía está en desarrollo. Estamos en un proyecto europeo pionero a nivel mundial.
–Parece que, en cuanto a industria naval, Asturias está a la cabeza.
–Dicen que el ojo del amo engorda al caballo, pero tanto Armón como nosotros somos de los astilleros que estamos funcionando bien en España. Armón ha hecho un ferri para Balearia que funciona con gas, un barco-tanque de suministro... Estamos haciendo cosas novedosas. Es cierto que tampoco hay tantos astilleros, los que hay en País Vasco, Cantabria y Canarias están más centrados en reparaciones. Los barcos los estamos haciendo en Asturias y Galicia e, históricamente, en este sector siempre nos hemos caracterizado por hacerlo bien.
Tengo vacas y sé cómo están los ganaderos, van a explotar. Lo de los camioneros es una herida cerrada en falso. Como esto no se solucione va a haber un problema
–Ya que nombra al otro astillero. ¿Cómo son las relaciones entre ambos?
–Hay una gran relación. Muchas veces competimos y otras colaboramos, nos conocemos de hace muchos años. Cuando hay que colaborar lo hacemos encantados, pero si hay que competir, competimos a cuchillo. Siempre lo hemos hecho así, somos grandes compañeros, pero también grandes competidores. Nos conocemos de hace muchos años y se da la casualidad, incluso, de que Armón fue de mi familia.
–¿Y la competencia fuera del país?
–En el plano internacional competimos sobre todo con otros países de Europa y con Turquía. Los turcos tienen muchos astilleros, históricamente hacían barcos más baratos y de menor calidad. En los últimos años algunas empresas han avanzado mucho. Por otra parte, está Asia, pero compite en otro mercado. Nuestros barcos son más sofisticados. Algunos armadores se nos fueron a Turquía porque, al ser un astillero relativamente pequeño no podemos asumir la construcción de muchos barcos al mismo tiempo y no les valían los plazos de entrega. Ahora están volviendo porque el acero que utilizan los astilleros turcos es todo de origen ucraniano. Los armadores me dicen “ahora sí me vale el plazo que me dabas”, pero, claro, ya no puedo darles el precio porque no sé cuánto me van a costar los componentes.
El PERTE es un espaldarazo para el sector, pero llega en un momento complicado para acometer grandes inversiones privadas
–¿Les ha golpeado la crisis de la salida de la pandemia?
–Y nos sigue golpeando y de manera muy dura. Los precios de las materias primas están por las nubes. El acero, las tuberías, el aluminio... Ya no es solo que esté caro, es la incertidumbre. Estamos teniendo muchos problemas con los suministradores, nos cancelan pedidos, no pueden mantenernos los precios o las entregas… Los barcos tienen plazos de construcción muy largos y ahora nadie te da precio para un barco que vas a hacer dentro de dos años. ¿Cómo vas a cerrar un contrato si no puedo dar un precio? Estás bloqueado. Llevo toda la mañana discutiendo con un suministrador y un armador, nos retrasan la entrega de unas piezas seis meses “en principio”. Claro, eso nos repercute a nosotros también en los plazos y con estas tensiones ya llevamos muchos meses.
– Y si esto sigue así…
–Si esto sigue así hay que parar. El precio del acero pasó de 750 euros el kilo en junio de 2020 a 1.950 en diciembre de 2021. Y esto fue antes de la guerra. Los precios siguen subiendo, las gráficas que tengo son una escalada que parece exponencial.
–¿Hay preocupación en Pymar?
–Toda la del mundo, en Pymar y en todos los astilleros. Podemos llegar a tener problemas muy serios si las cosas no vuelven a la normalidad. No es que haya esperanza de que las cosas mejoren, hay deseo. Aunque este no es un problema que nos afecte solo a nosotros, es algo global, aunque en España tenga especial incidencia. Esto nos está afectando a todos, a toda la sociedad. Creo que estamos en una situación muy complicada. Yo tengo vacas. Soy el segundo ganadero de Asturias y le puedo decir cómo está el precio de la leche, lleva 40 años con el mismo precio. Los ganaderos están que explotan y van a explotar. Los pescadores, con este precio del gasoil, ya explotaron. Lo de los camioneros es una herida cerrada en falso. Hay una crisis gordísima. Como esto no se solucione va a haber un problema. Hay un tema económico brutal encima de la mesa y a muy corto plazo. La guerra es a mayores, porque esto no es causa de la guerra, parece que es la tormenta perfecta en la que se va sumando un golpe tras otro.
–¿Peligra la recuperación económica?
–Peligra la recuperación y como sigamos con estas crisis peligra la subsistencia. La situación creo que es crítica. Si no podemos firmar barcos… En Asturias y en nuestro sector quizá estemos un poco mejor porque somos dos astilleros competitivos y podremos aguantar el tirón. Aunque, como digo, todo depende de lo que se alargue esta situación. Estamos rezando por volver a la normalidad y porque llegue lo antes posible.
–¿Cuál cree que es la receta para salir de la crisis?
–No lo sé. Yo soy empresario e ingeniero, no político.
La relación con Armón es muy buena; cuando hay que colaborar lo hacemos encantados, pero cuando toca competir lo hacemos a cuchillo
–Se ha quejado mucho de la situación de la formación profesional.
–A nosotros nos cuesta mucho encontrar caldereros, soldadores, gente de fibra… Es algo que llevo reclamando muchos años. Creemos que la Formación Profesional debería fomentar en aquella zona (Figueras) la calderería y la soldadura, por las inmediaciones de los dos astilleros (Armón y Gondán). Al final tenemos una escuela de aprendices propia, que es donde formamos a nuestra gente. En Galicia han montado unos cursos de fibra de vidrio, porque en Asturias no se podía. Hemos contratado a 30, están todos trabajando. Hemos tenido muchas conversaciones para que hagan un equipamiento así en Vegadeo. Creo que una infraestructura así sería muy beneficiosa para el occidente de Asturias.
–Lo que ha resultado un acierto es especializarse en energía marina.
–Nosotros nos hemos especializado en hacer barcos distintos, especiales y a medida del cliente. Cuando yo empezaba en el astillero hacíamos barcos de pesca, después la pesca se vino abajo y nos pasamos a los remolcadores. Empezamos a trabajar en temas offshore, barcos de apoyo a plataformas petrolíferas. Cuando el petróleo comenzó a tambalearse, nuestros propios clientes empezaron a pedirnos barcos de apoyo a torres eólicas. Hicimos los primeros hace cuatro años. Ahora tenemos cinco en construcción. Tenemos un mercado importante y cierta capacidad de adaptación a lo que nos van pidiendo nuestros clientes.
–Otros astilleros diversifican y hacen directamente piezas de torres eólicas.
–Eso lo está haciendo especialmente Navantia. En Asturias se hacen muchas de este tipo y Windar es líder en ello. Con esto del PERTE naval también se pretende que algunos astilleros colaboren en este tipo de proyectos. A nosotros nos interesarían más los parques eólicos flotantes, eso puede ser más apetitoso para nosotros. Hacer solo acero… Nos interesaría hacer cosas de más valor añadido. No somos grandes como para que nos quepan estructuras muy grandes, por lo que nos centramos en hacer barcos más pequeños, pero que concentren toda la innovación posible.
“Barreras es una oportunidad, estamos perdiendo barcos porque no tenemos espacio”
–¿Qué le supondría hacerse con Barreras?
–Es una oportunidad muy buena. Nosotros tenemos mucho trabajo y estamos perdiendo barcos porque no tenemos espacio en Figueras. Con el desarrollo de la eólica estamos perdiendo oportunidades. Barreras es una oportunidad porque es dos o tres veces el tamaño de Gondán y abre una puerta al crecimiento. Estamos tres astilleros peleando por ello. Es verdad que, en plena crisis, puede ser un caramelo envenenado. Todo depende del Juez, que es el que tiene que decidir qué oferta acepta. Si es la de Armón o la mía me alegraré.
–¿Seguirán ampliando Figueras aunque ganen la puja por Barreras?
–Estamos ampliando y aprovechando cada metro cuadrado. Lo que está condicionado de la ampliación de Figueras es una cuestión urbanística de Castropol. Yo quiero tener más espacio en Figueras para trabajar más holgadamente. La idea es hacer barcos más grandes en Barreras y los más pequeños en Figueras. Pero habrá que ver cómo está el mercado cuando resuelvan esa cuestión en Castropol.
–¿Cuál es su plan para el astillero gallego si termina haciéndose con él?
–Gondán Vigo o Gondán Barreras, o como se terminase llamando debería funcionar igual que Gondán Figueras. Serían dos sociedades independientes, pero los barcos se deberían hacer de la misma forma, con los mismos estándares de calidad. Esto me obligaría a irme a Vigo y empezar de cero y a pico y pala. Es cierto que el astillero tiene muchos trabajadores que se pueden aprovechar y que tampoco será construir de la nada, pero será un esfuerzo. Esto lo hago porque sé que están mis hijos detrás, mi hijo Álvaro es ingeniero naval y está conmigo y mis hijas están terminando ADE y parece que también seguirán este camino.
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