"Vaya la expresión de mi cariño a la Biblioteca de Castropol, la de siempre, con fe en que los años heroicos dejarán mucho más que añoranza". No se equivocaba la prestigiosa bibliotecaria y filóloga María Moliner (1900-1981) con su augurio sobre el porvenir de la hoy denominada Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo de Castropol. Con estas bellas palabras firmó Moliner su "Diccionario de uso del español", que forma parte de la prestigiosa colección "Sección de autógrafos" del equipamiento. Estas joyas bibliográficas se pueden ver estos días en las instalaciones públicas, dentro de los actos que se desarrollan por su centenario (1922-2022).
"Cien años de firmas" es el título de esta exposición que recoge los ejemplares más destacados de un fondo que ya supera los trescientos libros y que no para de crecer. La bibliotecaria de Castropol, Manuela Busto, explica que, pese a su relevancia, es una colección "poco conocida", pues no está en préstamo y, por razones de conservación, no se exhibe en la sala de lectura del centro. La Menéndez Pelayo aprovecha ocasiones especiales para presumir de este patrimonio tan especial, pero nunca antes se había organizado una muestra específica con una selección tan amplia de los libros autografiados.
"Es una sección muy especial porque nació cuando se abrió la Biblioteca Popular Circulante (BCP), en 1922. Sus promotores ya empiezan entonces a pensar en recopilar este tipo de libros con autógrafo y, de hecho, hay autógrafos de esos primeros años", relata Busto, mientras muestra el libro firmado por Miguel de Unamuno en 1929. Esta firma, probablemente una de las primeras que se recopilaron, tiene además mucha historia, porque fue uno de los fundadores del centro, Pedro Penzol, quien partió rumbo a Hendaya (Francia) con el cometido de recabar la rúbrica del conocido autor. Lo encontró en su hotel y, tras el almuerzo, estampó en un ejemplar de su "Romancero del destierro" estas escuetas palabras: "A la B. P. C. de Castropol". Menos parco en palabras fue con Penzol a quien dijo conocer la trayectoria de la biblioteca castropolense. En enero de 1930 el castropolense lo contó en un artículo que publicó en el periódico "El Aldeano", donde explicó que con "Romancero del destierro" la BPC llegaba a su volumen número dos mil.
Busto opina que esta "Sección de autógrafos" es muy singular porque "sobrevivió cien años" y permite "hacer un recorrido de la historia de la biblioteca a través de las firmas de los autores". Y añade: "Como particularidad de una biblioteca pública pequeña y en un sitio pequeño como Castropol pues creo que se puede decir que esta sección de autógrafos es única en Asturias, tanto por la cantidad de firmas con las que cuenta como por su calidad". Y es que en la nómina de autores están nombres como Pío Baroja, Valle Inclán, Camilo José Cela o Dámaso Alonso.
Mención destacada merece la rúbrica de este último autor, asiduo visitante de las riberas del Eo. Dámaso Alonso (1898-1990) estuvo en Castropol el 26 de agosto de 1979 con motivo del homenaje que realizaron a Vicente Loriente, uno de los fundadores de la BCP, y dio cuenta de ello con la firma en un ejemplar de sus "Obras completas". Así lo escribió: "En el día de homenaje a Vicente Loriente, tengo mucho gusto en afirmar aquí de nuevo mi entusiasmo y mi cariño por la figura del hombre que dedicó la fuerza de su espíritu a la fundación y al auge de esta estupenda biblioteca de Castropol".
La sección no ha dejado de crecer en los últimos años gracias a la red de colaboradores de la institución castropolense. Entre ellos está la Fundación Princesa de Asturias, que coopera con la sección haciéndoles llegar los libros de los premiados con el Princesa de las Letras, pero también de aquellos autores que forman parte de los jurados. "Su colaboración supuso un espaldarazo importante para la sección", añade Busto, que anima a visitar esta muestra disponible hasta el próximo 2 de septiembre.
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