"Su ejemplaridad está, pues, en la desproporción enorme entre sus medios y su obra, que demuestra lo que pueden conseguir el entusiasmo y la iniciativa de particulares cuando no son producto de un esnobismo expuesto a todas las desilusiones, sino de aspiraciones colectivas que encuentran, por su suerte, a los hombres que saben concretarlas y realizarlas". Son palabras de la bibliotecaria y filóloga María Moliner (Zaragoza,1900-Madrid, 1981) referidas a la Biblioteca Popular Circulante de Castropol, un proyecto del que fue firme defensora y a cuyos fundadores, en 1922, dedicó estas bellas letras. El Ayuntamiento de Castropol le devuelve ahora este apoyo en forma de calle, ya que se acaba de aprobar la incorporación de María Moliner al callejero de la capital del concejo.
Dar su nombre a una calle no solo sirve de homenaje a la reconocida bibliotecaria, sino que acaba con un problema vecinal. No en vano, los residentes de la recién designada calle María Moliner (la iniciativa se aprobó en el último pleno) llevan años sufriendo las consecuencias de vivir en una vía sin denominación. "Es algo que necesitábamos porque no tener nombre era un problemón, sobre todo a la hora de llamar a los servicios de emergencia", relata una vecina que lleva dieciséis años viviendo en esta urbanización a la entrada de la capital y que discurre paralela a la carretera nacional.
Cuenta esta mujer que disponer de un nombre era una vieja reivindicación de los habitantes de esta calle, que afrontaban muchos problemas a la hora, por ejemplo, de recibir paquetes en su domicilio. Tal era el desbarajuste que cada uno nombraba a su manera la calle para disponer de una dirección. "Yo un día le di unos bombones a un repartidor para que se acordara de la calle", bromea esta vecina.
La concejala de Cultura, Miriam Moya, explica que al gobierno local le pareció oportuno este nombramiento para zanjar el problema de esta calle de la villa castropolense. "Tiene aceras, servicio de basuras... Todo. Pero llevaba años pendiente de un nombre y era algo que demandaban los vecinos porque les estaba generando muchos inconvenientes", señala.
El equipo de gobierno consideró que el nombre de María Moliner encajaba a la perfección por la vinculación que tuvo la bibliotecaria con el proyecto lector castropolense y, también, porque justo en 2022, coincidiendo con el centenario de la ahora denominada Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo, la institución fue reconocida por el Ministerio de Cultura con uno de los prestigiosos premios María Moliner. "Sirve de homenaje a María Moliner y también es una apuesta por la igualdad porque en el callejero sobresalen los nombres de hombres y hay que incorporar nombres de mujeres", añade Moya, que confía en que pronto se pueda colocar la pertinente placa en la vía.
Otra persona feliz con el nombramiento es la bibliotecaria castropolense Manuela Busto, que se considera una "apasionada" de la vida y obra de María Moliner. "Además, siento que de alguna manera estamos unidos a ella, fue socia colaboradora cuando más estrecheces tenía la biblioteca, en 1935, dedicó su genial Diccionario a la biblioteca con unas palabras épicas y en 2022 cuando celebramos el centenario de la biblio, el Ministerio de cultura nos concede el premio que lleva su nombre, y que es el premio por excelencia de las bibliotecas españolas y que todos los bibliotecarios ansiamos", precisó Busto.
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Esa dedicatoria de la que habla Busto forma parte de la prestigiosa "Sección de autógrafos" de la Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo y dice así: "Vaya la expresión de mi cariño a la Biblioteca de Castropol, la de siempre, con fe en que los años heroicos dejarán mucho más que añoranza". No se equivocaba la prestigiosa bibliotecaria con su augurio sobre el centro lector castropolense y ahora el Ayuntamiento le agradece en forma de calle el respaldo y cariño recibido.
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