Nada menos que trece años llevaba la villa de Castropol sin festejar por todo lo alto a su patrón, Santiago Apóstol. "Es una fiesta modesta que hacemos un grupo de cinco personas con la idea de pasar un día diferente y que haya algo de ruido por el pueblo", dicen desde la comisión organizadora de unos festejos que comenzaron este lunes con la tradicional salida de cabezudos y gigantes y que hoy vivirán su "día grande". La ruta, por el centro de la villa, contó con la participación de un buen número de vecinos y visitantes.

A las doce en punto comenzaron a asomar los gigantes por la puerta trasera de la Casa de Cultura de Castropol, donde se guardan las máscaras. El desfile continuó haciéndose pese a que se dejaron de organizar fiestas al uso. Sin embargo, la pandemia terminó por apagar cualquier celebración de Santiago Apóstol. "Es una alegría que vuelvan a salir", comentaba una vecina mientras no dejaba de fotografiar a los cabezudos que hicieron las delicias de los más pequeños repartiendo caramelos.

Ambiente, ayer, en una de las calles que atravesó el desfile.

Ambiente, ayer, en una de las calles que atravesó el desfile. T. CASCUDO

La comitiva recorrió las calles del centro de la localidad hasta llegar al Ayuntamiento. Un grupo de cinco músicos de la Banda de Gaitas El Penedón se ocupó de amenizar el desfile. El director de la banda, Luis Feito, cuenta que, por respeto a la tradición, decidieron emplear gaitas y percusión tradicional, y no los modernos instrumentos de la banda: "Las bandas no existían antes, se trata de respetar la tradición", indica.

La recuperación de los festejos se ha hecho esperar, ya que fue en 2020 cuando se constituyó la actual comisión con idea de recuperar la celebración. Sin embargo, la pandemia se cruzó en su camino y no ha sido hasta ahora cuando han podido poner en marcha su plan. Aunque las últimas fiestas se celebraron en el muelle, este año se ha planteado un cambio de ubicación al campo de La Paloma. "Es un sitio bárbaro", defienden los promotores. La propuesta ha sido acogida con buenos ojos por los vecinos que, además, han cedido un terreno junto a La Paloma para el aparcamiento de los vehículos.