Las alfombras florales de Castropol atraen a cientos de visitantes a la villa
OCCIDENTE |
Las alfombras florales de Castropol atraen a cientos de visitantes a la villa
La lluvia y el mal tiempo hicieron peligrar la celebración del Corpus Christi, declarada de interés turístico por el Principado
La lluvia, al final, concedió una tregua a los vecinos de Castropol y a los cientos de visitantes que ayer se acercaron a la villa para contemplar las tradicionales alfombras florales con las que cada año los castropolenses honran al Corpus Christi.
Durante toda la tarde del sábado, los cerca de 300 vecinos de la villa que estaban dispuestos a colaborar en la confección de la singular senda no quitaron la vista del cielo, esperando que la incesante lluvia remitiera. A medida que pasaban las horas, la sospecha de que, por primera vez, no iban a poder cumplir con su centenaria costumbre, iba tomando fuerza.
Pero el tiempo cambió y los vecinos del núcleo urbano tomaron las calles para comenzar a disponer las plantillas que, en las primeras horas de la mañana de ayer, se cubrieron de pétalos de diferentes colores y de centenares de conchas para adornar las calles de la región.
Las tareas para confeccionar los tapices florales, que cubrieron 500 metros del recorrido de la procesión del Corpus, se desarrollaron a lo largo de toda la noche. Algunos prefieron no acostarse y continuar el montaje, aunque la mayoría optó por madrugar y arrimar el hombro hacia las seis de la mañana. A mediodía de ayer, el centro de la villa, desde la plaza del Ayuntamiento hasta la calle del Campo, estaba cubierto de las alfombras florales que han concedido a esta celebración el título de fiesta de interés turístico del Principado.
Los vecinos implicados en el diseño y composición de las alfombras, han estado todo el año pensando en los mejores diseños para plasmarlos en las alfombras. Al final, los dibujos geométricos han dominado ls composiciones, aunque no han faltado las flores, algunos objetos, los motivos religiosos y los símbolos asturianos. Y es que «cualquier motivo que no sea irreverente, tiene cabida en las alfombras», apuntó Ovidio Vila, portavoz de los vecinos.
La recolección
A lo largo de las últimas semanas se ha desarrollado la recogida de materiales. Vila explicó que todo lo que se utiliza en la formación de las alfombras «es aportado por los propios vecinos». Las flores, el ciprés y las semillas de eucalipto que conformaron la singular senda «lo han recogido los vecinos o proceden de los jardines de la zona»; las virutas de bronce, que dan el color oro, o las de aluminio, de las que se obtienen los tonos plateados, «nos las han dado en los talleras del concejo». Sólo se hace algún desembolso, costeado por los castropolenses, para adquirir arroz, macarrones o algún otro producto similar. Arenas y sales teñidas también son una aportación de los que quieren colaborar con esta tradición, muy querida en la villa de Castropol. Este año, no obstante, se ha realizado una inversión un poco mayor de la habitual. «Nos hemos hecho con una máquina artesanal para cortar los frutos del eucalipto de forma más rápida», explicó Vila. Esta herramienta, que ha costado unos 1.600 euros, ha sido sufragado por el Ayuntamiento de Castropol, presidido por el socialista José Ángel Pérez.
El proceso para confeccionar las alfombras florales es, sobre todo, largo: «Ocho horas como mínimo», subrayó Vila. Pero a los castropolenses no les pesa: «Tenemos asumido que en unos minutos desaparecen, por eso lo hacemos con gusto», señaló este vecino de Castropol. El orgullo es mayor cuando se escuchan las exclamaciones de asombro de los visitantes o cuando otros asturianos, como los vecinos de Pravia hicieron hace unas semanas, «nos llaman para preguntarnos cómo se hacen determinadas cosas, porque las quieren hacer igual».
¿Cómo se hace?
El método para construir estas alfombras consiste en pintar los dibujos sobre el pavimento o, si no es posible, en la colocación de una plantilla de papel sobre la que se distribuirán los pétalos de flores y demás materiales. Habitualmente, estos trabajos se realizan la tarde anterior a la celebración del Corpus, pero el mal tiempo, como el de este año, puede obligar a trabajar en el día.
El siguiente paso, que se suele realizar la mañana del domingo, es la colocación de los elementos que decorarán las alfombras y darán luz a los diseños ideados por los vecinos desde la edición anterior. Distribuir los elementos, compaginar los colores, es una actividad que hacen con mucho mimo todos los que colaboran en mantener viva esta costumbre que «ni los vecinos que superan los noventa años saben cuándo comenzó a hacerse».
Otros municipios de la zona comparten esta tradición, aunque no tiene un origen tan remoto. Puerto de Vega, en el concejo de Navia, también cubrió ayer sus calles con alfombras florales para celebrar el Corpus Christi, de menores dimensiones. En Tapia de Casariego, las vecinas confeccionan arreglos similares, que también atraen a los visitantes, para celebrar la festividad de la Virgen del Carmen. En la costa lucense, Foz y Burela también realizan celebraciones similares, pero, de momento, es sólo Castropol y, sobre todo, sus habitantes, los que presumen de tener las alfombras florales más admiradas de la rasa costera occidental.
Durante toda la tarde del sábado, los cerca de 300 vecinos de la villa que estaban dispuestos a colaborar en la confección de la singular senda no quitaron la vista del cielo, esperando que la incesante lluvia remitiera. A medida que pasaban las horas, la sospecha de que, por primera vez, no iban a poder cumplir con su centenaria costumbre, iba tomando fuerza.
Pero el tiempo cambió y los vecinos del núcleo urbano tomaron las calles para comenzar a disponer las plantillas que, en las primeras horas de la mañana de ayer, se cubrieron de pétalos de diferentes colores y de centenares de conchas para adornar las calles de la región.
Las tareas para confeccionar los tapices florales, que cubrieron 500 metros del recorrido de la procesión del Corpus, se desarrollaron a lo largo de toda la noche. Algunos prefieron no acostarse y continuar el montaje, aunque la mayoría optó por madrugar y arrimar el hombro hacia las seis de la mañana. A mediodía de ayer, el centro de la villa, desde la plaza del Ayuntamiento hasta la calle del Campo, estaba cubierto de las alfombras florales que han concedido a esta celebración el título de fiesta de interés turístico del Principado.
Los vecinos implicados en el diseño y composición de las alfombras, han estado todo el año pensando en los mejores diseños para plasmarlos en las alfombras. Al final, los dibujos geométricos han dominado ls composiciones, aunque no han faltado las flores, algunos objetos, los motivos religiosos y los símbolos asturianos. Y es que «cualquier motivo que no sea irreverente, tiene cabida en las alfombras», apuntó Ovidio Vila, portavoz de los vecinos.
La recolección
A lo largo de las últimas semanas se ha desarrollado la recogida de materiales. Vila explicó que todo lo que se utiliza en la formación de las alfombras «es aportado por los propios vecinos». Las flores, el ciprés y las semillas de eucalipto que conformaron la singular senda «lo han recogido los vecinos o proceden de los jardines de la zona»; las virutas de bronce, que dan el color oro, o las de aluminio, de las que se obtienen los tonos plateados, «nos las han dado en los talleras del concejo». Sólo se hace algún desembolso, costeado por los castropolenses, para adquirir arroz, macarrones o algún otro producto similar. Arenas y sales teñidas también son una aportación de los que quieren colaborar con esta tradición, muy querida en la villa de Castropol. Este año, no obstante, se ha realizado una inversión un poco mayor de la habitual. «Nos hemos hecho con una máquina artesanal para cortar los frutos del eucalipto de forma más rápida», explicó Vila. Esta herramienta, que ha costado unos 1.600 euros, ha sido sufragado por el Ayuntamiento de Castropol, presidido por el socialista José Ángel Pérez.
El proceso para confeccionar las alfombras florales es, sobre todo, largo: «Ocho horas como mínimo», subrayó Vila. Pero a los castropolenses no les pesa: «Tenemos asumido que en unos minutos desaparecen, por eso lo hacemos con gusto», señaló este vecino de Castropol. El orgullo es mayor cuando se escuchan las exclamaciones de asombro de los visitantes o cuando otros asturianos, como los vecinos de Pravia hicieron hace unas semanas, «nos llaman para preguntarnos cómo se hacen determinadas cosas, porque las quieren hacer igual».
¿Cómo se hace?
El método para construir estas alfombras consiste en pintar los dibujos sobre el pavimento o, si no es posible, en la colocación de una plantilla de papel sobre la que se distribuirán los pétalos de flores y demás materiales. Habitualmente, estos trabajos se realizan la tarde anterior a la celebración del Corpus, pero el mal tiempo, como el de este año, puede obligar a trabajar en el día.
El siguiente paso, que se suele realizar la mañana del domingo, es la colocación de los elementos que decorarán las alfombras y darán luz a los diseños ideados por los vecinos desde la edición anterior. Distribuir los elementos, compaginar los colores, es una actividad que hacen con mucho mimo todos los que colaboran en mantener viva esta costumbre que «ni los vecinos que superan los noventa años saben cuándo comenzó a hacerse».
Otros municipios de la zona comparten esta tradición, aunque no tiene un origen tan remoto. Puerto de Vega, en el concejo de Navia, también cubrió ayer sus calles con alfombras florales para celebrar el Corpus Christi, de menores dimensiones. En Tapia de Casariego, las vecinas confeccionan arreglos similares, que también atraen a los visitantes, para celebrar la festividad de la Virgen del Carmen. En la costa lucense, Foz y Burela también realizan celebraciones similares, pero, de momento, es sólo Castropol y, sobre todo, sus habitantes, los que presumen de tener las alfombras florales más admiradas de la rasa costera occidental.
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