No salgo de mi admiración y desconcierto. Teatro a beneficio del monumento a las lavanderas en Castropol. Acabo de plagiar, en otro foro, la frase: un titular vale más que mil palabras. Ahora se me ocurre que un titular confuso equivale a mil despistes y a mentiras bastantes. Sobre lavanderas, lavaderos y fuentes hay alguna documentación, bien reciente, en esta bitácora que tienes entre teclas. Como epicentro aparece la Fuente, el Lavadero y las Lavanderas de Castropol. Al tratar este tema siempre se oye un gemido o, más bien, un grito, una reclamación: ¡Amañar a Fonte!. El Ayuntamiento tuvo otros proyectos millonarios, la mayoría convertidos en sueños, pero nunca, que sepan los vecinos, hubo un euro para A Fonte. A pesar de que eso del monumento me parecía empezar la casa por el tejado, me alegraba la noticia. Después de las lavanderas, vendría el lavadero y acabaríamos arrullados por el sonoro rumor de agua corriendo fresca hacia el mar que es el morir. Al lado del monumento plantaríamos un rosal y, a la su orilla, los caballeros cortarían la rosa dulcemente. Pero los sueños, sueños son, que lo dijo Pérez que vive en Mayorka y es muy soñador él. Al despertar del sueño me entero que un monumento a las lavanderas en Castropol quiere decir que desde Llanes vendrá al Casino un grupo de aficionadas a la antigua farsa que andan la legua, y lo que haga falta, sacando cuartos, para hacer en San Roque del Acebal un monumento a las lavanderas llaniscas. No me parece mucho suponer que el lavadero no le tendrán en ruinas, como a nosa Fonte da Vila. De todos modos como él que no se consuela es porque no quiere y no hay mal que por bien no venga a mí me alegra que Castropol, en el ocaso de Asturias sea solidario con el oriente de otros pueblos que ponen imaginación y belleza en sus iniciativas. A la vez podemos aprender y copiar. No es pecado ni nos sobra. La Casa de Bernarda Alba es una obra dramática, cumbre de García Lorca. En la obra destacan rasgos de la España profunda con una sociedad tradicional, con violencia de guante blanco, demasiadas veces teñido en sangre, en la que el que la mujer jugaba un papel secundario, mezclado con un fanatismo pseudo- religioso generador de clamorosos silencios. Su texto bien dicho, la contemplación de una escenificación correcta, como según mis noticias, realizan estas emprendedoras mujeres de pueblo, convertidas en comediantes de la legua, es un atrevimiento ejemplar que nos viene bien a los castropolinos. Coordina esta farándula Cristina López Hierro, miembro de una poliédrica familia en figuras de la empresa, de la política, del espectáculo, de las finanzas todos ellos cercanos a las candilejas Ella misma es coreógrafa, escritora de éxito, diseñadora de estilos, frecuente en programas televisivos y figura frecuentadora de la prensa cuché de ambiente social Al parecer, un tanto ahíta del glamour madrileño buscó en la silente y profunda tranquilidad de pueblo descanso San Roque del Acebal. Pero no se encierra en el dolce far niente ,sino que se integra en el paisaje, se confunde con la gente, se enriquece con la sabiduría del pueblo y a su disposición pone experiencia artística y los trucos del progreso. No está mal el ejemplo para veraneantes y jubilados.
1 comentario
luis legaspi -
No salgo de mi admiración y desconcierto. Teatro a beneficio del monumento a las lavanderas en Castropol. Acabo de plagiar, en otro foro, la frase: un titular vale más que mil palabras. Ahora se me ocurre que un titular confuso equivale a mil despistes y a mentiras bastantes.
Sobre lavanderas, lavaderos y fuentes hay alguna documentación, bien reciente, en esta bitácora que tienes entre teclas. Como epicentro aparece la Fuente, el Lavadero y las Lavanderas de Castropol. Al tratar este tema siempre se oye un gemido o, más bien, un grito, una reclamación: ¡Amañar a Fonte!. El Ayuntamiento tuvo otros proyectos millonarios, la mayoría convertidos en sueños, pero nunca, que sepan los vecinos, hubo un euro para A Fonte.
A pesar de que eso del monumento me parecía empezar la casa por el tejado, me alegraba la noticia. Después de las lavanderas, vendría el lavadero y acabaríamos arrullados por el sonoro rumor de agua corriendo fresca hacia el mar que es el morir. Al lado del monumento plantaríamos un rosal y, a la su orilla, los caballeros cortarían la rosa dulcemente. Pero los sueños, sueños son, que lo dijo Pérez que vive en Mayorka y es muy soñador él.
Al despertar del sueño me entero que un monumento a las lavanderas en Castropol quiere decir que desde Llanes vendrá al Casino un grupo de aficionadas a la antigua farsa que andan la legua, y lo que haga falta, sacando cuartos, para hacer en San Roque del Acebal un monumento a las lavanderas llaniscas. No me parece mucho suponer que el lavadero no le tendrán en ruinas, como a nosa Fonte da Vila.
De todos modos como él que no se consuela es porque no quiere y no hay mal que por bien no venga a mí me alegra que Castropol, en el ocaso de Asturias sea solidario con el oriente de otros pueblos que ponen imaginación y belleza en sus iniciativas. A la vez podemos aprender y copiar. No es pecado ni nos sobra.
La Casa de Bernarda Alba es una obra dramática, cumbre de García Lorca. En la obra destacan rasgos de la España profunda con una sociedad tradicional, con violencia de guante blanco, demasiadas veces teñido en sangre, en la que el que la mujer jugaba un papel secundario, mezclado con un fanatismo pseudo- religioso generador de clamorosos silencios.
Su texto bien dicho, la contemplación de una escenificación correcta, como según mis noticias, realizan estas emprendedoras mujeres de pueblo, convertidas en comediantes de la legua, es un atrevimiento ejemplar que nos viene bien a los castropolinos.
Coordina esta farándula Cristina López Hierro, miembro de una poliédrica familia en figuras de la empresa, de la política, del espectáculo, de las finanzas todos ellos cercanos a las candilejas
Ella misma es coreógrafa, escritora de éxito, diseñadora de estilos, frecuente en programas televisivos y figura frecuentadora de la prensa cuché de ambiente social
Al parecer, un tanto ahíta del glamour madrileño buscó en la silente y profunda tranquilidad de pueblo descanso San Roque del Acebal. Pero no se encierra en el dolce far niente ,sino que se integra en el paisaje, se confunde con la gente, se enriquece con la sabiduría del pueblo y a su disposición pone experiencia artística y los trucos del progreso. No está mal el ejemplo para veraneantes y jubilados.