7 nov. 2018 A Mariña
ISABEL GARCÍA FERNÁNDEZ ☝ribadeo@elprogreso.es
La Aemet destaca los vientos fuertes y la gran humedad de la ría de Ribadeo
▶ Julio Martínez se ocupa de computar los registros de la estación que vigila a diario y que está situada en Castropol ▶ Los meteorólogos hubieran desaconsejado el actual trazado de la A-8 por O Fiouco por la persistente niebla de la costa
RIBADEO. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) cuenta en Castropol con un colaborador, Julio Martínez Prieto, encargado de mantener una estación meteorológica desde hace tres años. Es la única central de datos de la que disponen en la zona de A Mariña lucense y el Occidente de Asturias —salvo la de Taramundi, como más cercana a ésta— y, sus responsables directos desde Santander se sorprenden, sobre todo, del nivel de humedad que se registra en la ría de Ribadeo, —muchas veces supera el 90%— y de la fuerza de los vientos, que con frecuencia rebasan los 100 kilómetros por hora, como ocurrió ayer.
«El Puente de los Santos tiene su propia estación con sus medidores de viento aparte, pero tienen que dar cifras muy elevadas, a tenor de las registradas aquí, en la estación de la Aemet de Castropol, que ya son altas. Se debe a que muchas veces entran vientos de dos componentes y direcciones distintas en plena ría, y justo en el viaducto no hay protección para enfrentarse a esas corrientes de aire, a no ser las vallas instaladas», reconoce el meteorólogo.
Con respecto a los temporales recientes de viento, Martínez, — que es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y ejerció como contable antes de esta dedicación voluntaria—, recuerda que: «Me llamó un particular porque había sufrido graves destrozos en una de sus construcciones y me solicitó el dato de la fuerza del viento entre unas fechas concretas, pues le podría servir para solicitar indemnización a la compañía de seguros. Inmediatamente me puse en contacto con la delegación territorial de Aemet en Asturias para exponer el problema y a las pocas horas recibimos un certificado que acreditaba la fuerza del viento en las fechas señaladas, que se habían registrado en la estación», explica. Aún así, el perjudicado no obtuvo la compensación esperada, porque la fuerza del aire no había sido suficiente según el seguro.
«Hace años, el viento había derribado una gran cantidad de cipreses inmensos que estaban situados precisamente en la finca que ahora ocupa la estación, en el sur del municipio, entre el colegio La Paloma y el registro. Los que quedaron en pie se cortaron por temor a sucesivos temporales, pero es cierto que son muchos los vientos que soplan en la ría, seguramente los más conocidos sean el del suoreste (vendabal) y el nordeste», puntualiza.
NIEBLA. El meteorólogo asegura que Asturias y Galicia son las regiones de España con más días de niebla al año y el Alto do O Fiouco, en Mondoñedo es posiblemente uno de los más propensos a las nieblas en ambas regiones.
«El problema que está causando la niebla, en este punto de esta importante vía de comunicación como es la Transcantábrica, que asume gran densidad de tráfico, se hubiera solucionado —como opina el castropolense— si previamente a la construcción del trazado se hubiera solicitado a la Aemet un estudio sobre el clima en ese lugar en concreto. Seguramente se habría optado por trazar la autovía por otra zona alternativa, en la que los días de niebla al año fueran menos».
HISTORIA. Castropol ya había tenido una estación meteorológica en uso durante casi 50 años. La dirigió el profesor Arturo Lorido durante décadas e incluso tras la marcha de este experto a Taramundi en 1958, siguió funcionando hasta principios de los años 60. «El antiguo Instituto Nacional de Meteorología le concedió un premio a Don Arturo por sus años de colaboración y la precisión de los datos que proporcionaba: eran curiosos porque no solo se referían a la cantidad de lluvia recogida o a las temperaturas máximas y mínimas, sino que también reflejaban si había nevado, si había tormenta, niebla o granizo», matiza Martínez. La pasión de este contable por la meteorología se materializó con la petición a la Aemet, a través del Ayuntamiento, de la instalación de una estación, reutilizando y renovando los aparatos que había en Figueras. Cada día, él la vigila y hace recuento.
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