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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

Castropol celebra el centenario del primer libro en gallego-asturiano

T. C.  11.06.2020 | 00:57

 

La biblioteca Menéndez Pelayo de Castropol ha querido recordar la figura del castropolense Ramón García González, que hace un siglo publicó el primer libro escrito en gallego-asturiano: "Amarguras d'un viaxe". Con este motivo, estrenó ayer en sus redes sociales un vídeo homenaje en el que participan nueve escritores y docentes, que leen varios de los poemas de este escritor.

 

"El mejor homenaje que se le puede hacer a un autor es leer su obra", señala la bibliotecaria Manuela Busto en el vídeo, que fue posible gracias a la coordinación de la docente castropolense Ágata das Cruces. En el trabajo también colabora el investigador y escritor Xosé Miguel Suárez. Señala que García González no fue el primer autor en gallego-asturiano, pero sí el primero que se atrevió a llevar a un libro el patrimonio lingüístico del Navia-Eo. "Amarguras d'un viaxe" son once poemas largos que cuentan la historia de la separación de dos enamorados.

1 comentario

Antonio Murias Vila -

El autor, Don Ramón García-Monteavaro y González-Travieso, cumpliría 150 años dentro de poco más de un mes, concretamente el 14 de julio. Otra ocasión para celebrar a este lúcido escritor de verso certero.
Nacido el 14 de julio de 1870, celebraba su medio siglo de vida con la publicación de "Amarguras d'un viaxe",
libro que lleva más de un año siendo de dominio público (como toda su obra), pues falleció hace más de 80 años, concretamente el primero de marzo del año 1938, por causas naturales, en el tristísimo contexto de la guerra civil.
De vida ordenada y espartanas costumbres (baño cotidiano en la Ría, por ejemplo), fascinado por el mundo clásico (Atenas y Roma especialmente), Don Ramón dedicaba a la Cultura (con mayúscula) la mayor parte de su tiempo libre. Y no estaba solo, sino muy bien acompañado: tocóle vivir una época en la que se versificaba con soltura, afición y denuedo. Los versos eran vehículo confortable y seguro para la sátira, cuando no para la invectiva mordaz, excusándose la mordacidad en la obligada rima.
El texto, muy trabajado, es una joya que merece no sólo el homenaje de la lectura, sino el premio de la degustación mediante el análisis, el descifrado y el inteligente comentario (de "cum mentis"). Utilizando un vocabulario selecto a la par que rancio, y jugando con la sintaxis y los ritmos el autor pone un contrapunto realista al muy modernista (y cursi) título "El Bajel de la Felicidad" (Poema del Eo) que Don Pedro G. Arias había publicado el año anterior. Es muy posible que la elección del bable occidental o eonaviego o fala respondiese a la intención del autor de dar mayor énfasis al referido contrapunto y ludibrio, dirigido contra las huestes de seguidores de Rubén Darío.
Además, el texto, muy rico, complace, inspira, suscita la sonrisa cómplice o la carcajada, a la vez que nos transporta a un mundo atemporal, pero muy nuestro, con una vida a caballo entre el mar y la aldea, ... sin dejar de pasar por la iglesia, pues el autor era muy religioso, además de soltero vocacional. El libro termina de forma abrupta. No hay un duodécimo poema (en el que el autor tenía proyectado abordar las inevitables nupcias). Y con un verso anfibológico: "chegaba fiel al sou primer cariño." Punto.