La Corporación municipal de Castropol aprobó en pleno por unanimidad el cambio del nombre de la biblioteca municipal, que pasa a ser “Biblioteca Popular Circulante Menéndez Pelayo” y no “Menéndez Pelayo” a secas.
De esta forma, se tienen en cuenta “los dos nombres por los que ha sido conocida”, explicó el alcalde, el socialista Francisco Javier Vinjoy, quien accedió a llevar a pleno esta propuesta de la comisión organizadora de los actos conmemorativos del centenario de la biblioteca, cuyo acto central será el martes. En la sesión plenaria se recordó que esta sede cultural pública se levantó con el “Manifiesto fundacional de la Biblioteca Popular Circulante de Castropol”. Abrió sus puertas el 2 de marzo de 1922 “y fue desarrollando una intensa actividad cultural que sobrepasaba los límites municipales y que fue objeto de atención a nivel nacional e internacional”.
En 1945 se rebautizó con el nombre “Menéndez Pelayo” a propuesta del centro coordinador de bibliotecas de Asturias. La modificación del nombre responde ahora a la necesidad de velar por la historia de la institución y dejar patente el trabajo de “muchas generaciones de castropolenses que se comprometieron con el proyecto cultural”. El próximo martes se celebrará un acto institucional en conmemoración del siglo de vida de la institución. Acudirá el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde.
Por otro lado, en el pleno también se aprobó por unanimidad otra moción que exige oficializar el topónimo “ría del Eo”, para que conviva con el que en Galicia consideran oficial, “ría de Ribadeo” y que la primera sea la opción “preferente” en Asturias.
Uso de “ría del Eo”
“Encontramos referencias, al menos durante los dos últimos siglos, sobre el uso del topónimo ría del Eo en documentación y prensa histórica, en literatura científica y en textos legales tanto de Asturias como de Galicia”, señala la moción, que parte del PSOE, según el Alcalde, pero contó con el apoyo del PP desde el primer momento. Ambos partidos consideran que oficializar este topónimo no supone “perjuicio alguno” para Galicia. Más bien al contrario, “implica el reconocimiento identitario de todos los habitantes del territorio asturiano, fortaleciendo así la convivencia entre los municipios de ambas orillas”.
La Corporación considera de esta forma “justo” reconocer los dos topónimos y entiende que “es labor de todas las administraciones con competencias en este espacio decidir e impulsar estrategias que consoliden y cohesionen el tejido socioeconómico
El Principado también lucha por un cambio de la toponomia, algo que, destacó el regidor de Castropol, compete a la Dirección General del Instituto Geográfico Nacional, dependiente de la Subsecretaría de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana del Gobierno central.
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