Álvaro Platero Alonso, ingeniero naval. Tiene 27 años y forma parte de la nueva generación que en el futuro se hará cargo de Astilleros Gondán, una empresa familiar que lleva fabricando barcos en Figueras desde el siglo XIX y que ahora se ha convertido en una de las referencias empresariales de Asturias en cuanto a innovación y competitividad. Es hijo del actual presidente de la compañía, Álvaro Platero Díaz, y comparte con él su pasión por la construcción naval. Le entusiasma la ría del Eo. Tiene uno de esos característicos botes de vela latina con el que navega por el estuario.
El castropolense Álvaro Platero Alonso (1995), es ingeniero naval, como su bisabuelo y como su padre, Álvaro Platero Díaz, presidente de Astilleros Gondán, radicados en Figueras (Castropol). Este joven ingeniero es coordinador de proyectos en Gondán y, a medida que desarrolle su carrera en la compañía, irá tomando las riendas como parte de la quinta generación de una familia que construye barcos en la ría del Eo desde el siglo XIX y que en este nuevo siglo ha logrado colocar a su astilleros entre los más competitivos del sector. Así ve el horizonte empresarial Álvaro Platero hijo:
"Siempre me ha gustado la mar. La verdad es que estudiar Ingeniería Naval no fue una ocurrencia porque toda esta zona está muy ligada a la ría y eso nos llena a todos del sentimiento de la mar. Nací y vivo en Castropol. Y si a eso le sumas que tengo la suerte de haber tenido a mi padre y a mi bisabuelo ligados a la empresa pues... Tenemos un bote de vela latina, que son típicos de aquí, y cada vez que puedo sigo intentando disfrutar de la ría, un paisaje precioso".
"Empecé a estudiar Ingeniería Naval en Madrid, durante tres años. Luego fui a acabar la carrera Ferrol. Los últimos años de grado de Ferrol tienen mucho más contenido práctico relacionado con la construcción naval. Comencé el grado en la sección de Arquitectura Naval, que estaba más enfocada al diseño del casco. Pero al pasarme a Ferrol descubrí también una parte de logística y de organización de la construcción que hoy es la que más me llama. Veía que en España quizá estábamos un pasito o dos por detrás de otros países. Además, se hablaba mucho del ‘Astillero 4.0’, de la digitalización del sector. Era como un mantra que se ha ido transmitiendo y ahora parece que por fin va para salir a flote. Ahora estoy intentando desarrollar mi carrera hacia esa parte de la industria que para muchos es muy desconocida. Bien aprovechada, puede dar muchos resultados al sector. Involucra muchas cosas: la mejora de la construcción, la mejora de los procesos y la mejora de la gestión documental. Comprendería desde la integración en una plataforma de todo el software del astillero, hasta la simulación de movimientos de montaje con herramientas digitales para poder generar escenarios posibles y elegir el más óptimo; o el uso de nuevas tecnologías en manos de los operarios, que pueden llevar consigo una tablet o un móvil de tal manera que ahí puedan visualizar el modelo que se está construyendo y no tengan que acudir tanto a revisar planos".
"Ir a formarme fuera es algo que tengo pendiente y me gustaría poder hacerlo en algún momento, a ver si las circunstancias lo permiten. Porque quizá luego, a medida que vaya asumiendo más responsabilidades en la empresa, no lo pueda hacer. Pero, bueno, eso me lo tomo con bastante calma porque veo que mi padre tiene aún mucha tela que cortar. Se le ve con energía. Y eso que alguna vez bromea y me dice que a ver si apuro, cojo conceptos más rápido y escalo en el organigrama para poder dejarlo él. Pero yo todavía le veo con ganas de seguir aportando. Y me alegro un montón. Tanto su labor, como la de mi bisabuelo, es difícilmente mejorable. Los dos tomaron decisiones en momentos difíciles que iban a contracorriente del sector para adelantarse a la corriente que vendría después. Los dos acertaron y es muy complicado que, de dos veces, las dos te salgan bien y con cambios tan bruscos. Mi bisabuelo, en los años 70 del pasado siglo, tomó la decisión de pasar de la construcción en madera la construcción de acero, cuando éramos un astillero todavía pequeño. Ese cambio nos catapultó hacia un sector mucho más especializado, con mucho más valor añadido, que luego mi padre supo internacionalizar. Tuvo la audacia de dar el paso hacia la exportación cuando en España, en aquella época, se fabricaban cada vez más pesqueros y el valor añadido de los barcos era cada vez menor. Se arriesgó a buscar otro tipo de mercado. La verdad es que yo ahora no me atrevería a decir que fuera a ser capaz de tomar una decisión de esa envergadura. Hay que tener, además de audacia, un conocimiento de la situación y del mercado importantes. No es porque sean mi bisabuelo y mi padre. Trato de ser objetivo, no creo que haya nadie de la industria que te pueda negar los méritos de los dos".
"Nosotros nos hemos ido especializando en barcos punteros, con mucha tecnología y calidad. Nuestra filosofía es no sacrificar nunca la calidad por la cantidad o por el coste. Esa ha sido la línea a seguir desde mi bisabuelo. Es lo que a mí me han enseñado y lo que he mamado desde pequeño. Yo me siento orgulloso porque los barcos que salen de aquí siempre acostumbran a tener renombre internacional, a llevarse premios o a ser punteros y pioneros en algún aspecto".
"La industria de los astilleros no es muy grande nuestro país, pero tenemos unas buenas bases y diversificación. En Galicia y el País Vasco hay astilleros muy especializados en hacer buques de pesca, hacen los mejores atuneros y los mejores pesqueros del mundo. Nosotros nos hemos llevado muchos premios por los barcos de apoyo a plataformas petrolíferas y barcos para la industria offshore, muy innovadores, muy pioneros en muchos sistemas".
"Creo que ahora tenemos una buena oportunidad para hacer frente común y poder competir de igual a igual con otros países que sí han recibido un claro apoyo por parte de las administraciones. Muchas veces nosotros hemos echado en falta esa colaboración. No solo para darnos el apoyo de palabra, sino con gestos claros hacia necesidades que teníamos y que realmente eran acuciantes. Ahora, por ejemplo, estamos necesitando ampliar vuestras instalaciones para ganar consistencia en nuestra construcción y parece que está despertando un poco ese ánimo de ayudar al sector. Parece que desde el covid se ha volcado toda la administración en promover realmente la industria, en darle un valor a la industria. Es una corriente que deberíamos seguir explotando. Todavía nos queda trabajo por hacer y mucha ayuda que recibir para competir de igual a igual con otros países. Creo que se cae por su propio peso que el turismo y los servicios no lo pueden todo y que todas las regiones necesitan, en su justa medida, industrialización. La creación de empleo y riqueza más estable es tener una industria fiable y de alto nivel. Es la única manera de luchar contra la despoblación, ahora que se habla de atender no sólo a las grandes ciudades sino también de las zonas más rurales. Toda la gente que trabaja aquí es de la zona".
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