¿Estará alguien tratando de volvernos locos a todos?
9 de Agosto del 2022 - Antonio Valle Suárez (CASTROPOL)
El lunes 8 de agosto de 2022, después de la bienvenida lluvia de la pasada noche, amanece con más claros que nubes aquí en el Occidente de Asturias, nuestro paraíso. La playa parece esperar a los dispuestos para torrarse vuelta y vuelta, para regocijo de ellos y de los fabricantes de cremas solares. La diaria rutina de un jubilado como yo, o de un turista baqueteado y no descansado, o de cualquier otro ciudadano castigado por distintos motivos, son pasos que diariamente se repiten: ducharse, afeitarse, desayunar, trabajar y, algunos, leer las "news" para enterarse de algo de lo que por el mundo sucede o pronostican que puede suceder. Mientras tanto, el mundo parece seguir girando y amenazando con ponerse, patas arriba en cualquier momento: guerra en Ucrania, amenazas chinas sobre Taiwán, entre Rusia y EE UU, entre estos y China, con todos sus dirigentes moviéndose como para hacer saltar en añicos el Planeta en cualquier momento...
Como ciudadano cívico que me considero, ya que así me educaron, como a tantos otros, hoy he madrugado más de lo normal, con la sana intención de pagar una sanción de la DGT que ni siquiera me la han metido a mí pero... hoy por ti y mañana por mí (espero). Pues bien, lo intento por medio de la página de la DGT en internet y... nada, ¡que si quieres arroz, Catalina! Pasadas dos horas de espera e intermitente insistencia con mis intentos, desisto. Lo intento después por medio del teléfono vulgar y llevo más de media docena de llamadas al número de atención 987 010 559 y, encima, con un coste de llamada de 0,09/minuto. Al otro lado del hilo me atienden unas personas encantadoras, empeñadas en hacerme feliz la mañana, dándome toda clase de explicaciones, reverencias y facilidades; haciendo que me entere bien de las distintas vías de pago, de los pormenores de la denuncia y de lo que puede ocurrir si no pago ya. Para terminar yo escogiendo la forma de pago por tarjeta, después de que me deseen un buen día los buenos funcionarios de la DGT. Nada de nada tampoco, mala suerte, todas las veces que intentan pasarme al correspondiente departamento de cobranza se corta la llamada y yo sigo compuesto y sin funcionario. Procuro no enfadarme ni decir palabrotas, no vaya a ser que alguien me controle por internet. Por de pronto, por si acaso, ya he tapado con un papel la cámara de mi ordenador.
Ahora, ya destrozada y esfumada la mañana de paseo, lectura y relax, me quedo pensativo preguntándome: ¿Qué hago? Alguien en mis adentros me responde: ¿Estás tonto? ¿Qué vas a hacer? Pues esperar a ver si internet funciona o el teléfono se digna a pasarte al departamento ese de cobro... ¡Eres un impaciente! Pero sigo pensando y preguntándome por las cosas que me ocurren cada vez más a mendo y en las que pueden ocurrirme aún:
¿Y si desapareces de la base de datos de la Seguridad Social y no te llaman a revisión médica, o a lo peor no te pagan la pensión a finales de mes? ¿Y si cuando vayas a tu oficina bancaria a buscar cien euros te dicen con cara de pocos amigos (después de esperar largo rato por riguroso turno, como ahora casi siempre ocurre): "Usted no veo que figure en la base de datos, vuelva usted mañana, a ver..." (por culpa de tal contestación miro a los lados buscando a Mariano José de Larra, para que me explique lo que pasa, pero no lo veo... ¿Y si entre tanto te devuelven el recibo de la luz, del teléfono, del Ayuntamiento o te embargan la casa por no pagar la multa de tráfico...? Son las doce y tampoco acaba de llegar el reparador de la televisión que quedó en venir a las nueve de la mañana. Vuelvo a mirar a ambos lados, ahora tratando de localizar a Franz Kafka y... lo siento pero tampoco está, pero me da la sensación de que se le espera.
Pienso que lo mejor será hacer como el avestruz, meteré la cabeza debajo del ala y no pensaré en que puede estallar la tercera guerra mundial, o en que Hacienda o algún otro acreedor me quitará la casa (en la que no podré morir abandonado por falta de atención médica, de calefacción, de agua, de alimentos...). Mejor pensar que todo será normal, como la vida misma, ¿no les parece?
¡Ay, Dios mío! ¿Estará alguien tratando de volvernos locos a casi todos?
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