La ensenada de Arnao es en estos días la base del Equipo Operativo de la Unidad de Buceo de Ferrol (UBUFER), una unidad de mando integrada en la Fuerza de Acción Marítima del Ministerio de Defensa. El equipo trabaja en la vertiente asturiana la ría del Eo para vigilar, proteger, buscar y localizar restos pertenecientes al patrimonio arqueológico subacuático. En concreto, se investigan los cañones sumergidos en la ensenada de Llan, que, según las hipótesis en estudio, podrían pertenecer a las fragatas “La Galga de Andalucía” y “San Francisco”, hundidas en 1719.

Las labores están coordinadas en parte por el Servicio de Patrimonio Cultural del Principado. Varios buzos realizan inmersiones cerca de la ensenada asturiana. Además, esta actividad supone un entrenamiento para los integrantes de la unidad, que llevarán a cabo "exploraciones en el interior de la ría empleando equipos de búsqueda submarina acústicos y electromagnéticos".

Según detallan fuentes del Ministerio de Defensa, la actuación "está programada dentro del Plan de Vigilancia y Protección y relacionado con la competencia que tiene la Armada en restos pertenecientes a buques y embarcaciones de Estado". 

Como complemento a esta actividad y con fines divulgativos, el Comandante de la Unidad de Buceo de Ferrol, el capitán de Corbeta Ángel Lozano Gálvez, impartirá una conferencia mañana viernes a las 19.00 horas en la Sala de Cultura de Castropol. En ella, añade el Ministerio, informará sobre las atribuciones y cometidos de la Armada en el ámbito de la vigilancia y protección del patrimonio subacuático. 

Defensa informa de que estas intervenciones se hacen de manera habitual en otros puntos de la costa española y suponen un ejemplo de colaboración entre las diferentes administraciones del Estado con la Armada, «para el cuidado, vigilancia y protección del patrimonio arqueológico sumergido».

En el proyecto para buscar, localizar y estudiar los restos participan la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas), junto con la Federación asturiana (Faspa) y el Club de Vela de Castropol. Todos ellos buscan desde hace años visibilizar el valor de los restos e incluso convertir el yacimiento en un recurso turístico. La memoria de la investigación podría estar concluida a finales de año.