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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

¿Envidia o indiferencia?

 

6 de Junio del 2021 - Antonio Valle Suárez 

"Envidia sana". Una expresión en boga que se oye muy a menudo desde hace un tiempo. Si se analiza teóricamente, parece un eufemismo poco afortunado, ya que la envidia es envidia por todos sus costados como quiera que se la mire. Está incluida dentro de los llamados siete pecados capitales y, por tanto, a simple vista, no parece ni sana ni buena. Por supuesto que también son muy respetables aquellos que, aplicando las tesis basadas en las imaginarias hipótesis que estimen, se decanten por otras interpretaciones. Puede ocurrir que los más teóricos pensantes defiendan que "envidia sana" es un error semántico de los grandes. Por el contrario, otros más imaginativos se decantarán por defender con uñas y dientes esa misma "envida sana" diciendo que es pura e inocente a todas luces. Concretamente, un íntimo amigo mío, maestro en el uso de las palabras, defiende que cuando uno goza con hechos o comportamientos en la piel de otras personas puede exclamar sin ruborizarse y sin molestar al prójimo diciendo: "¡Qué envidia! No te digo nada si lanzo la expresión 'envidia sana'", me dice. Allá cada cual con sus interpretaciones, digo yo.

En el curso 2012-13 nació en el IES Illa de Sarón, de Xove, un ciclo superior de FP enfocado a nutrir de operarios altamente cualificados a la factoría cervense de Alcoa. Los gallegos, con fama de previsores, no conformes solo con eso, años más tarde se dieron cuenta de que la fábrica de aluminio a la que iban destinados la mayoría de los formados podía hacer aguas. Por ello, en los dos últimos cursos se decidieron a implantar otro ciclo conocido coloquialmente como "Metais y Plásticos" (en dicho módulo se forman especialistas en trabajos con fibra de vidrio). Dicho ciclo va destinado a la industria eólica, aeronáutica y naval. La pujanza de los astilleros que hay en el Occidente de Asturias y en A Mariña de Lugo, convertidos en punteros a nivel mundial, les hizo ver que necesitan desesperadamente a profesionales que dominen el manejo de la fibra de vidrio para componentes y para fabricar los cascos de sus demandadas embarcaciones con ese material. En el mercado actual, tristemente, hay escasísima oferta de esos profesionales. Por si fuera poca la previsión de nuestros vecinos en cosas tan serias como el empleo laboral, actualmente la Xunta, por medio de la Fundación Pedro Murias, en Ribadeo, al otro lado de la Ría del Eo, dio un paso más al frente. Allí están impartiendo el "Grado de aprovechamiento y conservación del medio natural", ofreciendo al mismo tiempo la FP dual como garantía de inserción laboral. Los alumnos formados en Pedro Murias estarán preparados para nutrir la creciente demanda de empleo por parte de empresas forestales, ganaderas y agrícolas de la zona.

No sentiríamos envidia ni daríamos importancia alguna a estas FP que imparten nuestros vecinos si no fuese porque aquí, en nuestro occidente de Asturias, carecemos de formaciones públicas tan concretas como las de ellos para proveer de mano de obra cualificada a las empresas forestales, ganaderas, agrícolas y de construcción naval que la demandan. Empresas que, sin ningún género de dudas, son el motor de la economía del occidente de Asturias, que da a la clase trabajadora y a su zona de influencia un bienestar económico y social envidiable para muchos.

La envidia que personalmente siento no creo que sea de la buena precisamente, he de confesar que la padezco ahora mismo en mi piel lo mismo que muchos otros ciudadanos de aquí. Me invade, puesto que deseo para nosotros, los habitantes del occidente de Asturias, esos imprescindibles grados de FP que la Xunta de Galicia está practicando y ofertando al otro lado de nuestra hermosa y cacareada ría, invitando a formarse a los jóvenes en edad de trabajar que lo deseen. Lo digo porque en el listado de cursos impartido por el Consejo de Asturias de la Formación Profesional no veo que se oferte nada tan concreto, ni siquiera parecido, a los que ofrece la Xunta de Galicia. Así que, a la vista de los razonamientos expuestos, no puedo menos que preguntarme:

¿El Gobierno y la oposición que forman nuestra Junta General del Principado no sienten envidia, o quizás indiferencia, hacia las ejemplares enseñanzas de nuestros previsores vecinos gallegos?

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