
Desde hace muchos años, podemos hablar de siglos, existía en Castropol una gran preocupación por los efectos de la ría sobre la base del acantilado situado en la zona este, es decir la orientada hacia la gran ensenada de la Linera. Los efectos de la erosión, sobre todo en días de oleaje, provocaban continuos derrumbes, debido también a la baja calidad de los materiales que forman el promontorio castropolense. A modo de ejemplo, en el año 1836, hubo que desalojar toda una hilera de casas en la Mirandilla, ante la inminencia de su desmoronamiento, confirmado a los pocos días. Las familias afectadas, dispusieron de terrenos para otras viviendas en una nueva calle, facilitados por el marqués de Santa Cruz, en el vial que lleva su nombre, conocida también como del “Pozo”.
Por ello, en las páginas del decenario “Castropol” y en las actas del Consistorio, podemos comprobar como a menudo se reflejaba la gran inquietud existente entre los responsables municipales y el vecindario, especialmente en la zona con más riesgo, debido a los continuos desprendimientos.
Tratando de poner remedio a la situación descrita y situándonos ya a principios del pasado siglo (1905), se comienza a barajar la idea de una carretera que desde el muelle local, llegase nada menos que hasta Illano y con la intención también de vertebrar y acortar distancias con las zonas más alejadas del Partido Judicial, cuya capitalidad residía en Castropol.
En relación con lo anterior, dos años más tarde, el alcalde le pide a Benito Castro, diputado provincial, que se interese por el proyecto de la carretera, efectuando las gestiones correspondientes en la Dirección General de Obras Públicas, dependiente del gobierno central. Y desde este organismo, se confirma al Ayuntamiento la orden para que la Jefatura Provincial, inicie los trámites encaminados a realizar el estudio sobre la carretera.
Otro de los objetivos de la citada vía, que tendría una anchura de unos ochos metros con bajadas a la playa, era también por supuesto, enlazar la zona del muelle con la carretera Villalba-Oviedo, ya que así se denominaba entonces la actual N-640.
Tuvieron que transcurrir un buen número de años, hasta que por fin, en el mes de Febrero de 1921, llegasen buenas noticias desde Oviedo: se aprueba el expediente de la carretera, en su tramo desde la Fuente al Muelle y se remite al Ministerio de Fomento. Una vez en la capital y ya en manos del gobierno, nuestro diputado Melquiades Alvarez (1), al que su amigo y compañero de partido, Vicente Loriente (2), le había insistido en repetidas ocasiones sobre la necesidad e importancia de la citada obra, consigue entrevistarse con el Ministro, para agilizar y confirmar este proyecto tan importante para Castropol, poniendo fin así a un largo período de gestiones, trámites y etapas, dentro de su labor como diputado, encaminadas a resolverlo primero en los despachos, como es habitual.
Por todo ello, Castropol, entendemos que tiene una deuda pendiente hacia su persona y en lo que a esta gran obra se refiere, también como no, a Vicente Loriente.
Sinceramente, no parece exagerado afirmar, que fue la “obra del siglo” en el período 1921-2021 y que pasarán muchos años antes de se pueda ver un proyecto de esa envergadura en nuestra villa.
La carretera hasta el muelle, junto con el embarcadero de la Punta y el “Escaleirón”, además de otras pequeñas obras complementarias, forman todo un conjunto muy necesario y útil para los castropolenses y visitantes, logrado gracias al tesón y a la convicción de estas dos personas, unidas para siempre a la historia local. Aquí, me fijo en esas dos rampas, antes de llegar a la Punta. Una muy deteriorada y la otra inutilizada para la maniobra de atraque. Para ello, los ingenieros “terrestres” de Oviedo, tuvieron la genial idea de colocar una barandilla en todo su frente, algo parecido a lo que hicieron hace años con la rampa del club de vela: una escollera en el lateral, impidiendo también el atraque. Que cabezas !! Un recuerdo también para los “carreiros”, de esta misma época; ese atajo que comunicaba esta carretera con la Mirandilla y que los/las que nacieron en este siglo, ya no los conocieron. En este caso, la culpable ya no fue la ría.
Podemos imaginarnos por un momento, lo que sería a día de hoy plantear una obra de esas características y lo que tuvo que suponer llevarla a cabo hace cien años: presupuesto generoso, medios de transporte y maquinaria limitados, ejecución (más de un Km. de muros) , materiales (toneladas y toneladas de piedra; ¿dónde estaba la cantera?)…
Una vez ratificado el proyecto en Madrid y completado el expediente, se ponen en marcha durante la primavera, los trabajos iniciales de replanteo, acarreo de materiales, etc.
Fueron necesarios catorce largos años de incansable labor, de fe en el objetivo y de no desanimarse nunca. Hasta que por fin llegó el gran día: 27 de Junio de 1921.
Esa fue la fecha elegida para la ceremonia de colocación de la primera piedra de esta obra crucial para Castropol. El sueño hecho realidad. Sin duda, un día histórico. Presidiendo los actos el alcalde de la villa, Jerónimo Méndez de la Torre, acompañado por la representación de los pueblos vecinos: Ribadeo, Tapia, Vegadeo y Figueras. Todo un acontecimiento para los vecinos, embarcaciones al borde de la playa, banda de música, cohetes… Breve discurso y merecidos vivas a los dos artífices: Melquiades Alvarez y Vicente Loriente.
Como era de esperar, el decenario “Castropol”, dedicó varias páginas al evento, en su último número del mes de Junio (doblando su extensión), con artículos de Victoriano G. de Paredes (según algunos, el mejor articulista de este medio local), Ramón García (“...Ya el mar no proseguirá socavando sus cimientos; gastará en vano su diente ...”) o Vicente Loriente (hijo). Este último, en lo que sería un avance del manifiesto fundacional de la Biblioteca Popular Circulante, que vería la luz pocos meses después: (“...dejamos que la cosa pública, por nuestra pasividad, caiga en manos ...” “...que nuestro bienestar y nuestro porvenir están en nuestras manos ...”, “...Y así la soberanía, que nominalmente está vinculada en el pueblo ...”). Nuestra ejemplar institución cultural, también celebrará su centenario el año próximo. Y para ello, una comisión se encargará de programar los actos oportunos.
Decir también, que el Ayuntamiento, cuando la obra ya iba por la mitad, solicitó que le fuesen cedidos los terrenos sobrantes, situados entre la parte interior de la nueva vía y el acantilado, que no podrían cederse sin su permiso y nunca a perpetuidad.
Finalizando ya y también en ese mes de Junio de 1921, el Ayuntamiento por aclamación, acuerda que esta carretera lleve el nombre de Avenida “Vicente Loriente Acevedo”, como reconocimiento al tesón, la firmeza y al gran número de gestiones llevadas a cabo durante todos estos años junto con su amigo, compañero de partido y diputado por este Distrito, para que finalmente pueda ser realidad esta obra tan ansiada. A los pocos días se introduce un pequeño cambio: desde la Fuente hasta la Punta sería Avenida “Melquiades Alvarez” y desde aquí a “debajo” de la Paloma, llevaría el nombre de “Vicente Loriente”, colocándose dos placas al efecto. Pues bien, como todos sabéis, ni lo uno ni lo otro. Ningún reconocimiento en este sentido, el acuerdo, según parece, quedó sin ejecutar. El motivo, yo al menos lo desconozco.
Punto final. Como Vicente Loriente ya tiene su reconocimiento en el parque que lleva su nombre, el próximo año podía ser un buen momento, para saldar la deuda que Castropol tiene con Melquiades Alvarez. Por ejemplo, dando su nombre a esta vía como Paseo “Melquiades Alvarez”, desde la Fuente hasta el Penedón. Supongo que, aunque con bastante retraso, estaría bien merecido y justificado.
P. D.- ¿Con los antecedentes conocidos, sería muy descabellado imaginar lo que quizás hubiera ocurrido con las viviendas situadas en la zona Este de nuestra villa, si no se hubiese realizado esta obra tan urgente y necesaria hace casi cien años?
¿Estarían hoy en pie las viviendas (varias reformadas), del callejón de la Fuente, plazas del Cruzadero y M. Pelayo o Mirandilla?
Si nos fijamos un poco en esos dos muros-contrafuerte perpendiculares al callejón de la Fuente, anteriores a la construcción de esta carretera y quizás también a la huerta de la familia Aguilera, cuyos muros de cierre daban directamente a la ría, podemos deducir supongo, que fueron levantados para que este callejón no se viniese abajo, debido a la acción diaria de las aguas de la ría.
(1) Melquiades Alvarez González-Posada. Gijón (1864) -Madrid (1936).
Licenciado en derecho y excelente orador (“El Tribuno”, “Pico de Oro”), en 1912 fundó el Partido Reformista, de inspiración republicana.
Diputado en el Congreso a lo largo de varias legislaturas, desde 1898 a 1936. En este extenso período, representó también a Castropol por su distrito, participando en cinco elecciones (desde 1914 a 1923). Como curiosidad, en las del año 1919, en nuestro distrito, consiguió 2738 votos, de los 5212 emitidos. En esta ocasión, se había presentado además por Oviedo, donde también fue elegido, pero finalmente, optó por representar a Castropol.
En el año 1923 (24 de Mayo), ocupó la Presidencia del Congreso de los Diputados (había sido elegido por Castropol), hasta el golpe militar de Primo de Rivera en Septiembre de ese mismo año.
Durante este período de dictadura, participó en varias conspiraciones para derribarle y poner fin al gobierno de los militares.
En la Segunda República, pertenecía como máximo responsable, al Partido Republicano Liberal Demócrata, muy minoritario y situado en el centro-derecha.
En Asturias, desarrolló una gran labor cultural, poniendo en marcha ateneos y bibliotecas populares.
Murió tragicamente en la Cárcel Modelo de Madrid, en la madrugada del 22 de Agosto de 1936. Era también el decano del Colegio de Abogados de la capital. Los milicianos revolucionarios, no le perdonaron su apoyo a la represión llevada a cabo en el año 1934, para poner fin al movimiento rebelde y para cuyos responsables, había pedido en el Congreso, la pena de muerte.
(2) Vicente Loriente Acevedo. (Castropol 1859-1939).
El Partido Independiente de Castropol (1905), o “partido novo”, nace para luchar contra el sistema caciquil y teniendo como objetivo la regeneración política, en oposición a los conservadores del “partido vello”.
Fue fundado por un amplio grupo de castropolenses, encabezados por Vicente Loriente, al cual los negocios le habían ido muy bien en la isla de Cuba.
Loriente, definía al partido, como transversal ideologicamente, cuyo principal objetivo era “barrer” de Asturias el feudalismo caciquil.
El decenario “Castropol”, que se publicó a partir de 1905, era su órgano de expresión y difusión.
El gran referente político de los “novos”, era Melquiades Alvarez, que visitó por primera vez nuestra villa en el año 1908. En el año 1912, el Partido Independiente de Castropol, se integra en el Partido Reformista de M. Alvarez (republicano, liberal y laicista).
Vicente Loriente, fue el gran mecenas de nuestra villa. El monumento a Villaamil, la segunda fase del casino o el parque que lleva su nombre, son excelentes ejemplos de su interés y cariño hacia su villa natal. Por ello, el Ayuntamiento el día 9 de Enero de 1916, le nombra Hijo Predilecto.
Pepe Llende Noviembre 2020