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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

Colaboraciones

Castropol, hace un siglo (1920): qué pasaba, de qué se hablaba... ??? (Segundo semestre)

 En el mes de Julio, como no, eran noticia las fiestas de Santiago, los días 24 y 25. Los pasacalles con los Quirotelvos, eran muy madrugadores: a las 7 despertaban al vecindario. Bailes en el Casino para los socios y verbenas en el parque, a cargo de la banda de música y el cuarteto local. Un número importante,  eran las regatas a las cinco de la tarde y también con la música de la banda: barlotes (embarcaciones de pesca) a seis remos y botes con cuatro remeros y patrón (uno de estos, Pedro G. Arias):

 “Villa de buenos marinos, le embelesa desde siglos

el horizonte marino, la regata y regatear”

 Al terminar las regatas y de nuevo en el Casino, además de teatro, “asalto” hasta el anochecer.

 Metidos ya en el mes de Agosto, leemos un breve artículo de Pedro Penzol en el “Castropol”, al regreso estival de su “exilio” inglés y dedicado a su añorado pueblo. Copio un párrafo, donde se refleja una mirada a la vida local: “Aquí hay reposo, espacio para soñar y soñadores: literatura, músicos y pintores, cultura estética y refinamiento ¿Hemos de lamentar pues, que en pleno siglo XX, perduren tan bellas virtudes?”

Y... como estuvo de actualidad, debido a la última película de Amenábar “Mientras dure la guerra”, de paso comentar, que Penzol años más tarde, de regreso a Leeds, se acercó hasta Hendaya, para ver a Miguel de Unamuno y allí recogió su firma en uno de los libros del peculiar y polémico profesor bilbaíno, que todavía podemos ver en la Biblioteca. El encuentro quedó recogido en unas líneas que Penzol dedicó a ello, en su momento.

 Desde Avilés, se lamentan del triste olvido hacia Claudio Luanco, homenajeado junto con su hermano J. Ramón el pasado verano aquí en Castropol, como ya sabéis. Hecho ocurrido en la inauguración del teatro Palacio Valdés, del que había sido gran impulsor inicial del proyecto, al igual que lo fue en su momento, de las fiestas del Bollo.  Como sabéis,  allí desarrolló la mayor parte de su vida profesional,  como médico.

 Y de nuevo, sigo con fiestas: las de San Roque, los días 12, 15 y 16 de Agosto. Cabezudos,  teatro, verbenas en el parque y fiesta en el prado próximo a la capilla del patrón, con la música, por supuesto,  de la banda y el cuarteto los Quirotelvos.  A las diez de la mañana (una hora un tanto extraña para nosotros), había también procesión desde la iglesia hasta la capilla, misa y regreso a la villa.

 En pleno verano, son noticia los  escándalos y problemas en la llegada de los automóviles de línea, entre los mozos de equipajes y los lancheros, para ir a Ribadeo.  Se producen abusos en los precios. Los barqueros gallegos, ya eran los “Bustos” en aquella época, algunos de cuyos descendientes muchos conocimos en el mismo oficio y en el último tercio del pasado siglo, cuando también desapareció el “pasaje” en la ría.

 Finalizo el mes de Agosto, tomando nota de un artículo publicado en “Las Riberas del Eo” y que reproduce nuestro “Castropol”, donde se da cuenta de un grandioso proyecto para la ría, por donde se daría salida a los carbones de Villablino, así como al hierro y los productos de los altos hornos proyectados en la comarca del Bierzo, que llegarían utilizando el futuro tren Bierzo-Ribadeo. Se habla también, de construir 10 o 12 cargaderos para barcos como mínimo de 15.000 Tn.  ¡¡¡Casi nada!!!

 En el mes de Septiembre, surgen problemas con la construcción del FFCC Ferrol-Gijón: se pide que los 10 millones presupuestados, se inviertan ya en la obra.

 Estamos en Octubre   ¡¡Qué fatal coincidencia con lo actual!!    Se detectan varios casos de viruela en los cuatro pueblos de la ría. Un médico de Ribadeo, solicita vacunas a Madrid para distribuirlas en la zona. Esta parienta del Covid-19, también es viral, muy contagiosa, con alta letalidad y de propina, causa importantes secuelas, como la ceguera, en algunos casos.  Ante la preocupante situación, el decenal “Castropol”, publica unas instrucciones para aplicar la vacuna: se pondrían dos en cada brazo, practicando tres pequeños rasguños superficiales en la zona alta del mismo,  próxima al hombro, que se cruzaban  con otros tres, utilizando para ello una lanceta, que se esterilizaba en agua hirviendo. Por último, se untaban con la vacuna las zonas rasgadas.

Aunque la vacuna se había creado unos cien años antes, se calcula que todavía en el pasado siglo, murieron unos 300 millones de personas.  Afortunadamente, la viruela se consideró erradicada en 1980.

 También fue noticia, el nombramiento del castropolense Marcelino Menéndez, capitán de la mercante, como responsable del cargadero de mineral de Ribadeo, que estaba situado al lado del Puente de los Santos, en la zona conocida como Puerto Estrecho.

 La revista “Razón y Fe”, de Madrid, muy conocida en el mundo de la ciencia y de las letras, recoge un breve comentario del librito “Amarguras d´un viaxe” de Ramón G. González, del cual ya se dió cuenta aquí.

 Y ahora, otra noticia, que yo al menos desconocía: la apertura de una nueva línea de autos desde San Esteban de Pravia a Vegadeo, conocida como “Los Occidentales”.

 En el mes de Noviembre, el día 26 al mediodía, se registra un terremoto en Castropol. Los vecinos salen a los balcones, muy asustados por las dos sacudidas.

 Llegamos así, al último mes de este año 1920.  En el ambiente se percibe un gran malestar entre los fumadores, debido al gran escándalo que se extiende por todo el país y causado por el abuso  llevado a cabo por Tabacalera. Faltan labores de la Península y se acusa al monopolio estatal de dar preferencia a la venta de cientos de millones de cajetillas exóticas, que se  compraron en el desecho de la guerra (el primer conflicto mundial había terminado a finales de 1918). Cuando lo habitual venía siendo, era dar preferencia al tabaco nacional. Detrás de esta colosal operación, se encontraban varios espabilados que habían negociado enormes cantidades a precio muy reducido, con el necesario concurso de los responsables de Tabacalera en aquel momento, para darle salida.

    Y, termino como empecé: con el alcalde.  En este mes de Diciembre, se produce una grave avería en la pequeña presa que suministraba energía eléctrica a la villa. Y como el problema iba a durar bastantes días, a Jerónimo Méndez de la Torre, no le quedó más remedio que volver al acetileno, para que las calles no estuviesen en total penumbra, precisamente cuando las noches eran más largas. Castropol disponía de alumbrado público eléctrico, desde Abril de 1909.

  Jerónimo Méndez de la Torre fue alcalde en dos períodos: 1918/1924 y 1930/1931. Nuestro concejo tenía hace un siglo, unos 7.000 habitantes, el doble que ahora.

    Resignación, confianza y mucho aliento para todos/as !!! 

    “La fuerza no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma”  (Gandhi)

 

    Pepe Llende  Abril-2020

Buque Ron y Díaz

Buque Ron y Díaz

Buque botado en los Astilleros de La Linera el 24 de enero de 1920, propiedad de  Vicente Díaz Fernández y Luciano Ron Monteavaro, según Peppe Llenderrozos en su articulo

Castropol, hace un siglo (1920): qué pasaba, de qué se hablaba... ???

Castropol, hace un siglo (1920): qué pasaba, de qué se hablaba... ???

Castropol, hace un siglo (1920):  qué pasaba,  de qué se hablaba... ???

 

(Primer  semestre)

   Si queréis dedicar unos minutos del encierro, a conocer algunos aspectos de la historia de nuestro querido pueblo,  hace ya cien años, aquí os dejo esta breve “crónica”.

 Podemos comenzar, si os parece, por saber quien era el alcalde en aquel año:  Jerónimo Méndez de la Torre (abuelo de Beatri, sin “z”).

 Y voy a seguir con las ferias de San Roque (quizás, desconocidas para muchos vecinos y vecinas). Porque el día 7 de Enero (miércoles), se pusieron en marcha en ese lugar, por iniciativa de varios tratantes de ganado de cerda.  En el mes de Diciembre, la corporación ya había acordado iniciar estas ferias, en ese día de la semana, trasladando también a ese punto el mercado semanal que se celebraba los martes en nuestra villa, en la plaza del Cruzadero.  Gran parte de las transaciones o “tratos” de este mercado, se cerraban en la casa de “Galochón”, que como supongo muchos sabéis, fue también una “casa de postas”.  Por ello también era conocida en aquel momento, como el “parador”.

    Parece que esta primera experiencia fue un éxito, debido a las ventas registradas, lo cual anima a los promotores para que en la feria, se incluyan también todo tipo de productos del campo.

 Otro asunto importante en este año, era el proyecto para subir el agua desde la fuente hasta el parque e instalar varios puntos de suministro en el pueblo. Para ello, se puso en marcha una suscripción entre el vecindario, que a 10 de Enero, llegaba a las 6.412 pts.

 El periódico decenal “Castropol”, recoge con amplitud el fallecimiento de Benito P. Galdós, que pertenecía al Partido Reformista de Melquiades Alvarez, diputado por el distrito de Castropol. Formación en la que también se integró con pasión, Vicente Loriente Acevedo. El decenal local, apoyaba sin disimulos la ideología e iniciativas de los reformistas.

    Y como estamos a poco más de un año, del inicio de una de las obras más importantes realizadas en Castropol, o la que más, por su magnitud en aquel tiempo, servicio y consecuencias prácticas: la carretera desde la Fuente al Muelle y sus dos obras complementarias, el embarcadero de la Punta y el “Escaleirón”, en la que tuvieron mucho que ver, en primer lugar  Melquiades Alvarez, hombre de gran oratoria,  diputado en Madrid y luego Presidente de las Cortes y su gran amigo y compañero Vicente Loriente, el gran patrocinador/impulsor de importantes obras locales. Creo personalmente, que al cumplirse este primer siglo de ese importante proyecto, ambos son merecedores por ello, de un reconocimiento o recuerdo público. Del Ayuntamiento,  por ejemplo.

 En el aspecto cultural, también a principios de este año, se crea la agrupación artístico-musical “Los  Aedas del Eo”, que va a participar en los próximos carnavales, que organizan varias villas asturianas y gallegas. El presidente sería Pedro G. Arias (“Xanelo”), bajo la dirección de Etelvino Méndez, músico y director en la sombra del “Castropol”, al fallecer Claudio Luanco.  El cuarteto los “Quirotelvos” (gaita, clarinete, caja y bombo), les acompañarán en esta “gira”.

 Problemas en la impresión del “Castropol”: debido a una huelga del suministrador de papel (Papelera Española), el citado periódico, reduce a la mitad (cuatro) el número de páginas.

 Por otra parte, el astillero de La Linera, seguía con sus botaduras: el 24 de Enero le toca el turno al buque “Ron y Díaz” (80 Tn.), cuyos armadores eran Vicente Díaz Fernández y Luciano Ron Monteavaro, que habían realizado el encargo a Francisco “Gondán”.

 Una noticia necrológica: fallece en Taramundi, Manuel Acebo Mastache, padre del secretario   del Ayuntamiento (en el período 1914/1939) , Laureano Acebo Otero.

 Al cabo de un mes, la feria de San Roque, parece que va consolidándose e incrementando su actividad, por ello, los segundos y últimos miércoles de cada mes, habrá también ganado vacuno. Y ya que hablamos de este barrio, la mesa de piedra con cuatro asientos,  que aún existe y en la cual más de uno/una, o ambos,  os sentásteis en alguna ocasión, por si no lo sabéis, era conocida como: “a mesa das mentiras”.  ¡Ay! ¡Si falara!

 Ya en el mes de Marzo, surge la polémica por la importación de carne congelada procedente de Argentina, que hace años se consume en otros países de Europa.  El asunto sube de tono y algunos diputados, presentan una proposición, oponiéndose a la importación, por considerarla antihigiénica.

 Recojo también, que debido a las dificultades por las que pasaba, deja de publicarse el semanario “Ribadense”.

 Antes de que termine este mes, se recibe la noticia que se esperaba desde hacía tiempo: se iba a incluir en los presupuestos, la construcción del FFCC Ferrol-Gijón, “el ferrocarril de la costa”. Las obras comenzarían en ambas ciudades. Desde este occidente, se propone que en Asturias comiencen desde San Esteban, por ser nuestra zona la peor comunicada.

 El día 1º de Abril, quedó constituido el Ayuntamiento, bajo la presidencia de Jerónimo Méndez de la Torre, que ya era alcalde desde hacía dos años. La corporación la formaban quince miembros.

 Curiosos y “sociales” honorarios. Los médicos del partido judicial, fijan sus tarifas por consulta, en función de la “nómina” de los pacientes :

- Visita en despacho, 3 pts.

- Visita a domicilio (clase menesterosa), 3,5 pts.

- Visita a domicilio (clase pudiente), 5 pts.

 El último día de Abril, el velero “Ron y Díaz”, del cual hablé con motivo de su botadura, realiza su primer viaje, desde la ría a Gijón, con una carga de pinos. El momento fue festejado con una salva de bombas reales por parte de los armadores.

Ya estamos en Mayo, y llegan las famosas ferias de Silvallana (23, 24 y 25 de Mayo), que amenizarán la banda de música y los “Quirotelvos”. La  organización destina importantes premios:

- 100 pts. al ganadero que compre el mayor número de caballos (más de 20).

-   50 pts. al ganadero que compre el mayor n.º de mulas.

-   50 pts. al ganadero que compre el mayor n.º de asnos (más de 12).

-     5 pts. al mejor puesto de avellanas.

-   10 pts. al mejor puesto de cobertores.

     10 de Junio,  el “Castropol”, anuncia que sale de su imprenta un librito que a lo mejor os suena un poco,  porque en alguna ocasión os hablaron de él. Se trata de “Amarguras d´un viaxe”, de Ramón G. González, escrito en el habla local. En él, se cuentan las “desazones y congojas” de una joven, ante el silencio de su novio.  Como curiosidad, hay que decir, que incluye una cariñosa dedicatoria al entonces joven, Vicente Loriente Cancio, al haber sido sido el autor,  su maestro. El precio de venta: 75 cts.

 Y cierro este primer semestre con las fiestas del Corpus en el parque de Alfonso XIII, amenizadas una vez más, por la banda de música local y el cuarteto los “Quirotelvos”.

 Pepe Llende    Abril de 2020 – Primer mes de clausura por el coronavirus

La bandera del regimiento de infantería de línea de Castropol que combatió en la guerra de la Independencia no es la que está en un museo de Barcelona

Autor: Andrés López-Cotarelo

Como es sabido, parece ser que la bandera que se conserva en la iglesia de Castropol no pertenece al regimiento de infantería de línea Castropol que luchó en la guerra de la Independencia. Sino que pertenece al regimiento de infantería de Málaga nº 35, en el cual se integraron los supervivientes del regimiento de Castropol al llegar a Málaga con la orden de embarcar con destino a América para luchar en las guerras de Independencia hispanoamericanas (embarque que no se produjo).

Así lo publicó José Luis Calvo Pérez en un libro titulado «El Regimiento de Infantería de Línea de Castropol» en 1996 (Ministerio de Defensa. Madrid.  ISBN: 84-7823-500-0). Las fotografías que se muestran en el libro de la bandera que hay en la iglesia de Castropol no dejan lugar a dudas, pues los cuatro escudos situados en la punta de las aspas de la cruz de Borgoña corresponden sin ninguna duda al escudo de la ciudad de Málaga con la alcazaba de origen musulmán.

En su libro, Calvo Pérez expone también que existe otra bandera en el Museo Municipal de Historia de la Ciudad de Barcelona que en su opinión sí pudo haber pertenecido al regimiento de Castropol. Según las fotografías de esta otra bandera que se muestran en el libro, la bandera tiene en las cuatro puntas de la cruz de Borgoña cuatro escudos con la cruz de los Ángeles pero sin los dos ángeles que la caracterizan. Lo cual hace suponer al autor que esta bandera perteneció al regimiento de Castropol, ya que en su opinión si hubiera pertenecido a un regimiento de Oviedo sí tendría los ángeles. El autor incluye una explicación de cómo habría llegado esa bandera del regimiento de Castropol al museo de Barcelona.

Existe también una página web de autor desconocido (http://www.arhca.es/v1/BANDERAS%20RI_CASTROPOL.htm) en la cual se apoya la hipótesis de que la bandera que está en el museo de Barcelona efectivamente perteneció al regimiento de Castropol. Y se expone otra teoría diferente de cómo habría llegado hasta allí.

Sin embargo, como explicaré a continuación, creo que la bandera del mueso de Barcelona no perteneció al regimiento de Castropol. Y que por tanto, la información anterior es sólo una mera suposición errónea.

Resulta que José Luis Pérez de Castro publicó un artículo en 1985 en el boletín del Instituto de Estudios Asturianos sobre el escudo de Castropol («El escudo y la bandera concejiles de Castropol (según notas y observaciones de García Teijeiro)». Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, ISBN 0020-384, Año nº 39, Nº 114, 1985, págs. 103-126).

En dicho artículo, Pérez de Castro expone algunos datos ciertamente interesantes no sólo sobre la historia del escudo de Castropol, sino en general de todos los escudos de los concejos de Asturias. Según el artículo, hasta el s. XIX los concejos asturianos se encontraban en diferentes situaciones en cuanto a sus escudos municipales:

  • Sólo Avilés y Villaviciosa disponían de escudos históricos de origen y significado conocido. El de Avilés fue concedido por Fernando III el Santo tras la conquista de Sevilla. Y Villaviciosa usa desde 1517 las armas de la Casa de Borgoña por gracia del emperador Carlos V, en recuerdo de su desembarco en dicha jurisdicción.
  • Cangas de Tineo, Caso, Castropol, Gijón, Piloña, Pravia, Tineo y Valdés también tienen escudos históricos anteriores al s. XIX, aunque se desconoce su origen y su significado.
  • Gozón, Carreño, Colunga, Llanes y Siero obtuvieron a mitad del s. XIX el uso de ciertas piezas para timbrar sus comunicaciones oficiales por haberlo solicitado al Gobierno Civil (Gozón en 1845, Carreño en 1866 y Colunga en 1879).
  • Ciriaco Miguel Vigil en su obra «Asturias Monumental» publicada en 1887 afirma que el resto de los concejos asturianos carecían de escudo. Por lo que sugiere que Cangas de Onís, Llanera y Navia usen los blasones honoríficos de que disponían por méritos propios. Y para el resto de los concejos propone que compusiesen un escudo con las armas particulares de las principales familias y solares de cada concejo.

De modo que Castropol es uno de los escasos concejos de Asturias que tiene un escudo histórico anterior al s. XIX, aunque su origen y su significado no sean conocidos.

En 1894 Octavio Bellmunt y Fermín Canella inician la edición de su enciclopedia «Asturias», y al enfrentarse a la carencia de escudos en la mayoría de los concejos deciden seguir la pauta dada por Miguel Vigil. Dividen o cuartean los escudos reservando un campo para los escudos de la provincia de Asturias y/o la diócesis de Oviedo según los casos, y en el resto de los cuarteles ponen los escudos de las familias más distinguidas del concejo.

La mayor parte de los municipios de Asturias han tomado sus escudos de esta obra de Bellmunt y Canella. Y José Luis Pérez de Castro considera que en algunos casos, como el de Luarca, estos escudos eran poco rigurosos.

De modo que el actual escudo de Castropol es anterior al s. XIX. Y por tanto, anterior al regimiento de infantería de línea de Castropol que combatió en el guerra de la Independencia. Así que la bandera del regimiento de Castropol debió de llevar el actual escudo municipal y no la cruz de los Ángeles.

En su libro José Luis Calvo Pérez expone que en 1808 no sólo el concejo de Castropol formó un regimiento de infantería, sino que otros 19 concejos asturianos hicieron lo propio conforme a un dictamen presentado el 2 de junio de 1808 ante la Junta General del Principado de Asturias. De modo, que es más probable que la bandera que está en el museo de Barcelona haya pertenecido a alguno de esos otros 19 regimientos. Probablemente al de algún concejo que a diferencia del de Castropol no tuviera en aquel momento escudo municipal.

En las siguientes páginas webs, lo expongo más detalladamente:

https://www.palaciodelasnogueiras.es/historia/regimientocastropol

https://www.palaciodelasnogueiras.es/escudos

 

La Nueva España » Cartas de los lectores » La listeza del Sapiens

La listeza del Sapiens

1 de Abril del 2020 - Antonio Valle Suárez (Castropol)

Todos los jóvenes y la mayoría de los menos jóvenes que no nos hemos querido quedar atrás con eso de las nuevas tecnologías rendimos diaria pleitesía al móvil. Ese aparatito que nació grande como un ladrillo, en el que tenemos media vida allí metida: grupos con la familia, con los amigos, con los excompañeros de trabajo, con los de las aficiones y deportes, con los contactos de nuestros teléfonos en la base de datos, con la mar de gente... Nada más despertar, para muchos es el segundo en importancia en nuestras vidas, después de los lentes, claro. Lo ponemos en marcha y empezamos a ver noticias, periódicos, wasaps, e-mails, e infinidad de páginas y rincones más a los que dedicamos no menos del 20 por ciento de media de nuestro tiempo. Mi mujer y yo, en la misma cama, casi siempre al despertar nos saludamos a través de él; no por nada, es que no hay tiempo que perder, a nada que uno se descuida se nos marcha volando como el cuervo.

No sé el porcentaje de falsedades que pasan diariamente por la pantalla del móvil que comparte con nosotros su corta vida controlada por nuestras manos. Dicen que más de un 80 por ciento son “fakes” que se comparten, que vienen y que van, que insultan desprestigiando y despellejando con saña a personas con responsabilidad que, hoy con seguridad, hacen todo lo que está y no está en su mano tratando de encontrar la solución a los grandes problemas que nos afectan, ocasionados por esta pandemia que tenemos encima todos los ciudadanos del mundo y que, además de estar diezmándonos, amenaza con masacrarnos.

Creo que no es de cuerdos ni de justos el pedir cuentas ahora, y menos hacer juicios de valor sumarísimos que a nada bueno pueden conducir, sobre todo cuando los manejamos, muchas veces, legos en temas tan delicados. Aunque bien es verdad que ahora dominamos a fondo la política, en tiempos de bonanzas la abandonamos para dar paso al fútbol dando a entender, la mayoría de las veces, que sabemos bastante más que el propio entrenador de tal o cual equipo, al que poco que se descuide podemos llegar a tachar de incompetente o, si me apuran, considerarlo un auténtico pollino en la materia por no alinear o cambiar a tal o cual jugador.

Aunque, como buenos ciudadanos que todos somos, demócratas o no, debemos ser conocedores de nuestra Constitución de 1978 (si no la recordamos, desgraciadamente tiempo tenemos ahora de repasarla a fondo). En su apartado: Título IV. “Del Gobierno y de la Administración”, en su artículo 99, nos dice bien claro cómo se forma el Gobierno de la nación y que, una vez formado, deberíamos respetarlo y dejarle hacer. Y cuando escampe la tormenta que tenemos encima tiempo habrá para protestas, reclamaciones o hasta mociones de censura si las podemos llevar a cabo. Entre tanto, ahora, arrimemos el hombro o, por lo menos, no metamos palos a una rueda que tanto trabajo le cuesta seguir rodando.

  © Editorial Prensa Asturiana

CARTA DE NUESTRO NIETO, DESDE OVIEDO

 Desde mi pueblo en el Occidente, os transcribo la carta que he recibido hoy, de mi nieto Mauro.

Queridos Abus: Estoy aquí en mi piso haciendo los deberes que me mandó vía internet Lorena, mi maestra. Mamá está cocinando. Papá está trabajando en la mesa del comedor. Todos los días desde que hacemos las tareas jugamos los tres juntos y nos divertimos mucho, aunque los tres días que llevamos encerrados en casa me están durando más que un mes yendo al cole. Mamá me dice que no me queje, que tenemos mucha suerte de tener una ventana y desde ella, aunque no nos dé el sol, poder ver el parque donde siempre jugábamos a la salida de la escuela. Pero me entristece no poder salir a jugar. Mi padre me dice que escuche a los pajaritos cantar en los árboles de enfrente, que repare en ellos viendo lo contentos que están: cantando al tiempo que hacen sus nidos. Es verdad, queridos abus, parecen muy felices y me gusta cómo viven aunque, observándolos, antes me he fijado en que unos cuántos se peleaban entre ellos... la verdad no sé el porqué, no lo entiendo, parecen tan felices. Ayer por la tarde, cuando más daba el sol en el parque, le pedí primero a Mamá y después a Papá que me llevaran hasta allí a dar una vuelta, nada más que una pequeña vuelta, que me estaba entristeciendo estos días sin poder salir a la calle. Me dieron un montón de razones para no hacerlo, algunas me parecieron que se contradecían. Pero como me acordé que siempre me decís que sea obediente y no proteste más, solo traté de razonar con ellos. Abu, empecé a escribiros esta carta pero tuve que parar de repente porque vino mamá a ver como hacía los deberes. Disimulé al verla, hice lo mismo que hacemos tú y yo cuando le cogemos en la alhacena el chocolate de almendra a la abuela, mientras ella está entretenida haciendo sus cosas y las de los demás. Qué bien, volveremos hacerlo cuando vuelva a veros al pueblo, ¿verdad?, lo volveremos a pasar muy bien. Abus, os quiero mucho. Pues como os decía antes, razoné con ellos. Les dije que me bajaran al garaje con la bici para andar un poco por entre los coches que están también todos encerrados, que allí nadie nos vería. No hubo manera, terminaron diciéndome que tenemos que guardar la cuarentena. Estoy harto de esa palabra, ya sé que no se puede ser malo pero no la puedo oír. Abus, sigo pensando en cómo salir de esta cárcel para respirar el aire limpio que tenemos afuera y de paso, con la gorra puesta, como siempre me mandáis, aprovechar el sol que hace. Sabéis que nunca me había fijado en todas estas maravillas que podemos disfrutar sin que les cueste nada a mis padres, ¡Ay cuánto las noto de menos ahora! Tengo en la cabeza lo que les voy a decir a mis padres para que me dejen salir al parque, pero antes necesito que me mandes, Abu, una de las dos correas que tenéis en el garaje para pasear a Duna ya que, como vosotros tenéis huerta y no os hace falta salir, para nada las queréis. Solo me basta que me mandes una por ese furgón por el que nos enviáis las patatas. Es que una vez la tenga estoy seguro que convenceré a mis padres para que me dejen salir. Les diré: Mamá, Papá, ya me podéis sacar al parque sin problema, ahora no tenéis disculpas que valgan, me ponéis la correa de Duna al cuello y ya está. Os prometo que iré y volveré andando a cuatro patas, como hacemos el abuelo y yo por el prado de la huerta, igual que todos esos perritos que vemos todo el día desde la ventana, ahora por el parque y por la calle, conducidos por sus amos que se ven muy felices. No quiero ser un perro, no. Solo quiero que me tratéis como tal mientras tengamos que estar aquí.

Después de saltarnos las lágrimas a la abuela y a mí ahora os pido ayuda, amigos: ¿qué hacemos, le enviamos la correa?

Antonio Valle Suárez.

 

¿Acaso es el hambre en el mundo un tema baladí?

10 de Marzo del 2020 - Antonio Valle Suárez (Castropol)

¡Lo primero, lávate las manos! ¿Quién no ha oído esta frase en multitud de ocasiones antes de disponerse a comer? Basta que no lo hagas una vez para que el temible virus (veneno, en latín, descubierto por Dimitre Ivanovski allá por 1892) se cuele en tus entrañas. Artículos y escritos relacionados con la higiene nos explican las vías de entrada por donde se nos cuelan estos bichitos, que ni se ven siquiera con la ayuda del microscopio. Nos dicen que están en los pasamanos, en los carritos de la compra, en los picaportes, en los mostradores, en los transportes públicos, en la comida y la bebida, en todos lados. Llegan a nosotros transportados por nuestras manos, por el aire, por vías fecales. Un doctor amigo siempre me dice que los virus acabarán con la humanidad.

En nuestro diario paseo de ayer, como casi siempre, nuestro pesado amigo jubilado, Bras, nos hizo pensar revolviéndonos las tripas y, lo que es peor, la conciencia. Nos dijo: "Nos dan a entender que el coronavirus camina con paso letal. Parece que no hay forma de detenerlo. Diariamente los medios, sobre todo las televisiones, no paran de atemorizarnos a todas horas con esa noticia. Mi jubilada cabeza está a punto de estallar a causa de tanto oír hablar de él y de sus efectos. Tanto machaqueo amenaza con destruirme, adelantándose a los virus. Pienso que cada uno de nosotros puede poner nuestro granito de arena para echar freno al coronavirus. Por ejemplo, marchándonos inmediatamente de aquellos lugares públicos de restauración alimentaria (bares, restaurantes, comercios) si vemos, como a veces ocurre, a personal del negocio entrar a los servicios para hacer sus necesidades, las que sean, y luego salir tan pancho sin lavarse las manos. O qué hacer cuando alguno de nosotros, aquejado de gripe, catarro o cualquier otra enfermedad contagiosa, acudimos a un lugar público, incluso al centro de salud, sin las protecciones adecuadas. Desde que comenzó todo este sinvivir del coronavirus no veo a nadie por la calle ni por ningún lugar público o privado con tales protecciones colocadas en la cara y, sin embargo, en las tiendas y farmacias, incluso online, se han agotado a precio normal mascarillas y geles desinfectantes. Tal es la fiebre de las mascarillas contra el coronavirus que llegan al lujo, siendo creados modernos diseños por firmas para ser lanzadas usándolas sus modelos en la pasarela, al tiempo que las celebrities en las redes sociales. Al haberse agotado el stock en las tiendas, ahora solo se pueden adquirir a vendedores de escasa reputación que las ofertan por internet a precios de oro. Las consecuencias ya están llegando a herir las economías locales, europeas y mundiales. Nos dicen que está previsto que las cifras que miden la macroeconomía bajen en varias décimas, lo que representará millones de euros. Por otra parte, tanto hablar de los peligros de contagio del coronavirus posiblemente dará lugar a que desaparezcan los gestos para relacionarse los humanos con sus semejantes. Me refiero a la práctica de los saludos de mano, de besos en la cara y palmaditas en la espalda que, de seguir en aumento el terror que se nos está inculcando, probablemente solo nos quedaremos al uso con una rápida mirada hacia el vecino, amigo o familiar, a más de un metro de distancia, y que significará buenos días, sin más -Bras toma un respiro y prosigue-. Pero lo que más indignante me parece es que las cifras oficiales de casi 3.000 fallecidos, hasta ahora, a causa del coronavirus no son comparables con los 1.250.000 humanos muertos al año en accidentes de tráfico en el mundo (solo en España en 2019 fallecieron 1.100 personas). O sea, que fallece una persona en accidente de tráfico en el mundo cada 25 segundos y no nos asustamos, supongo porque no nos lo están recordando a cada momento, no sea que baje la venta de vehículos. Y mucho menos comparables son las bajas por el coronavirus con las 24.000 personas (de ellas 8.500 niños) que mueren diariamente a causa del hambre en el mundo; es decir, la friolera de 8.760.000 seres humanos al año (de ellos, 3.102.500 son niños). ¿Por qué no nos airean estas cifras diariamente en los medios para concienciarnos de que todos podemos hacer algo más de lo que hacemos para evitar tantas muertes de seres humanos inocentes? ¡No lo entiendo! ¿O es que no son seres humanos exactamente igual que los afectados por el coronavirus?".

Ayer, después del paseo, llegué a casa muy disgustado pensando en toda la arenga que nos soltó Bras. No he podido pegar ojo en toda la noche pensando en ello y, según me he podido enterar, lo mismo les pasó al resto de los compañeros de paseo.

Fernando Villaamil y su informe acerca de las causas probables de la pérdida del crucero

Fernando Villaamil y su informe acerca de las causas probables de la pérdida del crucero

Autor: Andrés López-Cotarelo

Entre las escasísimas cosas que nos han llegado de la herencia que mi tío Jesús López-Cotarelo Villaamil (1933-2015) nos dejó a mi hermanos y a mí se encuentra este curioso informe de Fernando Villaamil:

 El 9 de marzo de 1895 el crucero protegido Reina Regente, al mando del capitán de navío Francisco Sanz de Andino, zarpó del puerto de Cádiz con destino al de Tánger, llevando a bordo una embajada marroquí. El mismo día al anochecer llegó a la rada de Tánger, donde fondeó bastante lejos del muelle.

Por la mañana del día 10 se desembarcó la citada embajada. Reinaba desde primeras horas de la mañana viento del suroeste, que aumentaba de fuerza por momentos, recalando mar del  oeste.  A las 10 de la mañana, cerrado ya el puerto a causa del mal tiempo y estado de la mar, el Reina Regente levó anclas y, después de doblar el muelle viejo, se dirigió a la mar poniendo proa hacia el noroeste. O sea, rumbo para ir a Cádiz.

A unas tres millas de la costa el buque se paró. Parte de los tripulantes se dirigieron a la toldilla, descolgando por la parte de la aleta de babor algo parecido a un buzo. A la media hora de estar así el buque, se volvió a poner en movimiento navegando hacia el norte. Estas obervaciones fueron realizadas con un anteojo por el primer dragomán de la legación francesa en Tánger desde su casa situada en Marshan.

Fue visto por última vez desde Tánger a las 10:45 de la mañana. A las 2 de la tarde, tras una fuerte bajada del barómetro por la mañana, se dejó sentir en Tánger un viento huracanado y un muy mal estado de la mar.

 El Reina Regente fue visto por los vapores Matheus y Mayfield. Este último lo vio por última vez a las 12 del medio día aproximadamente a 12 millas del cabo Espartel (en Marruecos, al oeste de Tánger,) en una posición más o menos intermedia entre este cabo y el de Trafalgar (al sur de la ciudad de Cádiz, entre Barbate y Conil de la Frontera en la provincia de Cádiz). Esta posición corresponde, más o menos, con el extremo oeste del estrecho de Gibraltar. El capitán del Mayfield (que se dirigía hacia el estrecho de Gibraltar con destino a Génova) declaró no haber notado avería en el Reina Regente, si bien se balaneceaba mucho.

Sobre las tres de la tarde, varios campesinos de Bolonia (provincia de Cádiz) afirmaron haber visto un buque atravesado a la mar y luchando con el temporal. Supusieron que se trataría del Reina Regente. La zona en que calcularon que debió hundirse —que resultó ser de mucho fondo— fue explorada sin resultado alguno por la Armada.

Otras noticias de Bolonia afirmaron haber oído cañonazos durante la noche del 10 al 11 de marzo, si bien estas informaciones nunca pudieron ser confirmadas.

Entre el 13 de marzo y el 24 de junio de 1895 se encontraron objetos pertencientes al Reina Regente en playas de la provincia de Cádiz, de Málaga (Estepona), la isla de Alborán y África (Alhucemas y Sidi Ferruch, este último a 25 km al oeste de Argel).

El Ministro de Marina, José María Beránger, ordenó mediante Real Orden de 29 de marzo de 1895 al capitán de fragata Fernando Villaamil y al ingeniero naval jefe José Castellote la redacción de un «Informe acerca de las causas probables de la pérdida del crucero "Reina Regente"».

El informe fue leído el 5 de febrero de 1896 en junta extraordinaria de generales formada por el citado ministro y los vicealmirantes Ramón Topete, Carlos Valcárcel, Eduardo Butler e Ignacio García de Tudela, los contraalmirantes Fernando Martínez y Segismundo Bermejo, el inspector de ingenieros Casimiro de Bona y los capitanes de navío Patricio Montojo y Antonio Terry. Todos ellos dieron su conformidad con el informe.

El informe valora diferentes posibilidades: colisión con otro buque, choque o varada con alguno de los escollos o bajos cerca de la costa, falta de estabilidad para navegar en condiciones tormentosas y una serie de averías que le hicieran perder sus condiciones marineras. De todas ellas considera como más probable que el súbito temporal sorprendiera a la dotación del buque, y que no les diera tiempo a cerrar las escotillas, gateras y rejillas ni las puertas estancas. Al navegar a una elevada velocidad, el buque pudo embarcar una gran cantidad de agua por su proa y el costado de babor (pues otros capitanes anteriores del buque ya habían notado cierta inestabilidad al navegar con mala mar a gran velocidad); inundándose las cubiertas y los compartimentos de proa. Una vez que la sala de máquinas se inundara (con el consiguiente pánico y desorden entre los marineros y tripulantes que se encontraran en ella) —o bien tras una avería de las máquinas o el timón, lo que explicaría la parada que realizó a la salida de Tánger descolgando un buzo—, el buque habría quedado sin gobierno.

El informe considera verosímil que el Reina Regente fuese el buque que algunos habitantes de Bolonia vieron naufragar cerca de aquella costa.

 Fuente: «Informe acerca de las causas probables de la pérdida del crucero "Reina Regente"», Fernando Villaamil y José Castellote.

 

Parece que lo lógico y natural hubiera sido que la elaboración del informe se hubiera encargado a un marino cuya graduación fuera como mínimo la de capitán de navío por dos motivos:

  • En la armada española el mando de los cruceros acorazados y los cruceros protegidos (que eran los buques mayor tamaño y potencia de fuego con que contaban todas las armadas de la época) correspondía, excepto en circunstancias extraordinarias, a un capitán de navío. Y no a un capitán de fragata, rango inmediatamente inferior a capitán de navío. Parece que lo normal hubiera sido haber encargado el informe a un marino que estuviera profesionalmente cualificado y habilitado para el mando del barco que era objeto de estudio en el informe.
  • Aunque el informe no tenía por objeto la determinación de responsabilidades, sí analizaba las decisiones que tomó o pudo haber tomado el capitán de navío que, en el ejercicio de sus competencias y su categoría profesional, estaba al mando del buque. En principio no parece razonable encomendar esa tarea a un militar de menor graduación.

Tanto la elaboración del informe como la elección de Fernando Villaamil, que en aquel momento era capitán de fragata, fueron decisiones personales del ministro de marina que no obedecían ni daban cumplimiento a ningún mandato legal ni reglamentario. No consideramos casual, gratuita ni desinformada la elección de Fernando Villaamil, sino una muestra del gran prestigio profesional que ya tenía en la Armada.

El informe elaborado por Villaamil y Castellote se considera de una altísima calidad técnica.

 

Extraído de:

https://www.palaciodelasnogueiras.es/biografias/fernandovillaamil

 

Bibliografía

Fernando Villaamil y José Castellote. 1896. «Informe acerca de las causas probables de la pérdida del crucero "Reina Regente"».

Sufridas madres y quejicas padres

Sufridas madres y quejicas padres

9 de Diciembre del 2019 - Antonio Valle Suárez (Castropol)

 

Me quejo a menudo de los dolores que llevamos arrastrando muchos de los de mi edad. Asoman de vez en cuando por doquier desde hace años. Recuerdo haber visto muchas veces a mi abuela en peores condiciones que las mías ahora. A ella, que por aquel entonces tenía una edad similar a la mía hoy, le dolía la espalda, el cuello, los brazos y no sé cuántas cosas más y, a pesar de ello, daba la impresión de que solo le hacía ilusión el trabajar diariamente en el campo, por eso yo un día le pregunté: “Abuela, ¿por qué te quejas tan poco si casi no puedes caminar y encima no paras ni un momento de trabajar?”. Y la buena mujer me contestó a bote pronto: “Escucha, nenín, la niñez y la juventud entienden poco de dolores y enfermedades. Los desprecian. A todo más los ven allá a lo lejos caminando cogidos amigablemente de la mano, y si no se percatan de ellos en cabeza propia los contemplan de refilón, pues no les corresponden para, al rato, cambiar de escenario ignorándolos... ¡ojos que no ven! Les aterran las enfermedades y la muerte. Pero pasados los años se van familiarizando con ambas y, aunque sin querer, las relaciones se van haciendo más estrechas hasta que, tarde o temprano, nos llevan a todos con ellos”. Nunca más menté el tema con mi abuela.

Dicen que el tiempo nos trae la razón o por lo menos nos hace ver la realidad de la vida. Y de la mano de él yo he descubierto y entendido que la tristeza en mi abuela no era provocada por los dolores de su reúma, sino que lo era por otros motivos más graves amontonados a lo largo de su vida. Hace un tiempo, al conocer aquellos motivos, se me pasaron como por arte de magia por lo menos la mitad de los que yo tenía.

A finales de los años setenta del pasado siglo cuando nacieron mis hijos los padres de entonces, además de no estar preparados para ello, no éramos invitados a participar en el parto con los sentimientos en directo, sino que habíamos de aguardar en la sala de espera hasta que la madre alumbrase. Y encima, en casos como el mío, que tengo el valor de reconocerlo sin valorar las consecuencias, no me enteré de nada pues ambas veces llegué tarde al alumbramiento motivado a que tenía que trabajar para el banco que me pagaba, que era más importante...

Hoy el destino, gracias a Dios, me hizo contemplar con dolor por primera vez en mi vida los dolores del parto en la piel de una hija que desde que le comenzaron, veinticuatro horas antes, su marido abandonó el trabajo con riesgo de perderlo, para dedicarse a su mujer y a su hijo antes de salir pitando para parir al hospital. Antes de irse al paritorio vi cómo le controlaba a su esposa las contracciones exteriorizadas en forma de dolorosos cólicos que le venían a intervalos de ocho minutos, con una duración de unos cuarenta segundos. Estoy seguro que sus alaridos de dolor que rompían el alma quedarán gravados en mi mente para siempre. Mi hijo me dijo más tarde: “Es que no has escuchado los emitidos en el momento del parto”. Me quedé callado con aquellas palabras.

Si sumamos solo los dolores del parto más los producidos por las sangrías mensuales a lo largo de toda su vida procreativa a las madres y los tenemos en cuenta espejándonos en ellos, quizá cuando nos vengan a nosotros, los homo sapiens macho, los dolores reumáticos e incluso otros mayores seguro que nos dará la risa al tiempo que los ignoramos.

No sé lo que ustedes opinan, pero yo, después de lo razonado, estimo que, si tuviésemos que parir los hombres, España haría años que estaría totalmente despoblada. Por tanto, a partir de ahora, yo haré todo lo posible para no ser un quejica y dejar pasar de largo a mis pequeños dolores conocidos.

Breves notas sobre el Gremio de Mareantes de Castropol

Breves  notas sobre el Gremio de Mareantes de Castropol

   El pasado mes de Diciembre, quedó colocada en la fachada de la Casilla esta placa de cerámica, una vez confirmado que la construcción de dicho inmueble fue una iniciativa del Gremio de Mareantes de Castropol en el año 1875 y en el cual desarrollaron parte de sus actividades, hasta su disolución a principios del pasado siglo.

    Se utilizó una postal, que nos pareció muy apropiada,  de la colección de Enrique Murias Jonte, fotógrafo local y que también fue director de la banda de música castropolense. En ella, pueden verse  en esa especie de rampa, hasta cuatro cañones colocados en posición vertical, que servían como punto de amarre a las pequeñas embarcaciones que realizaban el pasaje y otras faenas en la ría.  Se da la casualidad, que esos cañones, también en este año 1875, fueron retirados de una playa de Figueras,  por iniciativa del Ayuntamiento y trasladados al muelle local debido a “que se estaban arruinando por completo, para su mejor conservación y a disposición de la autoridad competente”.  Estos cañones, casi con toda seguridad, pertenecieron a la fragata “El Galgo de Andalucía” o “HMS Greyhound” (rebautizada, ya que había sido capturada a los ingleses en 1718), y que en el transcurso de un breve combate naval contra tres barcos ingleses, fue incendiada debajo de San Román en Septiembre de 1719. Como podemos comprobar, falta un cañón de los cuatro que aparecen en la postal, ya que los tres restantes, fueron trasladados a la zona del Penedón hace años, desde otra ubicación anterior.

    Asi que, con la Casilla, ya conocemos una pieza más, junto con el barómetro de mercurio, de la “herencia”  del Gremio de Mareantes de Castropol. Pero nos falta saber algo más de esa “herencia”: la capilla de San Roque, que según referencias, se levantó también gracias a la gente de mar. Sabemos que en el año 1648, quedó constituida la Cofradía de San Roque, por iniciativa de un grupo de diecisiete pescadores, que figuraban en la escritura correspondiente y que andando el tiempo la Cofradía pasó a ser:  Gremio de Mareantes.

    Parece que la capilla, en una primera fase,  puede ser de esa época. Después, ya en el año 1877, se llevó a cabo la ampliación de la misma, añadiendo probablemente el espacio de la fachada principal situado entre la verja y el cierre de madera torneada, tan característico de esta capilla. Pudo ser así, porque si nos fijamos, en el interior hay una puerta lateral tapiada, situada después del cierre de los barrotes de madera.  Estas obras, las realizó José Monteavaro de Riaño.

    Este peculiar diseño en la fachada de la capilla, abierta y expuesta a los vientos y temporales del sur, parece que no abunda mucho, al menos en Asturias.  Tenemos en Lastres la capilla de San José, con una fachada principal, muy similar en el arco que forman los barrotes torneados, dándose también la  coincidencia,  de que al igual que la de San Roque,  fue asimismo costeada por los marineros locales, años antes que la de aquí.

    El Gremio de Mareantes de Castropol, al igual que el de Figueras, tuvo su relevancia en la vida local. Los socios, aportaban una parte de los beneficios de la pesca o de sus ingresos y con esas cuotas, se ayudaban entre si: enfermedades, situaciones de viudedad, entierros, desgracias materiales o personales, necesidades puntuales, … Además en Castropol, se encargaban también de las fiestas de San Roque.

   El Gremio de Figueras, en algún momento de su historia, dispuso de una gran solvencia económica,  según dejó escrito Miguel García Teijeiro. Por ello, en el año 1776, compran la Villa y el Coto de Figueras a los últimos dueños del mismo: los Pardo Donlebún. Dispusieron para la operación, nada menos que de 680.000 maravedíes, que equivalían a 20.000 reales. Todo ello, después de un largo y dificultoso proceso, vivo ejemplo de perseverancia y sacrificios, hasta conseguir la completa emancipación, dando fin a los abusos y excesos de los Pardo Donlebún. Quedando así como dueños: civil, política y administrativamente durante unos cincuenta años. Hasta que, por Real Orden de 18 de Diciembre de 1826, se suprimen todos los “ayuntamientos particulares”, que se incorporan al concejo más próximo (Castropol en este caso), perdiendo de esta forma su independencia desde ese momento.

Una prueba más de la trascendencia de ambos Gremios, la encontramos en un pleno del Ayuntamiento de Castropol, celebrado en el año 1918, con las sociedades ya disueltas, donde un concejal propone “que se localicen y depositen en el Ayuntamiento los estatutos y libros de actas”, de los citados colectivos.  Dicho concejal, deja caer también,  alguna pista sobre su paradero.

    Para finalizar, sería de agradecer, que si alguna persona dispone de algún documento que en su momento perteneció al Gremio, lo pusiese a disposición de los/las que tenemos interés en estos asuntos de la historia local, permitiendo la realización de una copia, que quedaría depositada en la Biblioteca,  para poder ser consultada.

 

    Pepe Llende – Enero 2020

 

 

El alma de "Duna"

26 de Diciembre del 2019 - Antonio Valle Suárez (Castropol)

Estos días de intenso invierno no son muy agradables para el diario paseo, al menos para los jubilados, ya que al menor descuido, con la sola oposición de nuestra edad, nos puede abordar la gripe o, por lo menos, un fuerte catarro. Ayer al cotidiano paseo faltaron varios compañeros que se quedaron en casa abrigándose de las inclemencias. Solo fuimos cuatro de los ocho que habitualmente vamos. No faltó Bras, nuestro pesado amigo, también jubilado. Desde que iniciamos la senda no se calló ni un momento hasta que regresamos. Nos contó -nervioso- que este año ya había enviado la carta a los Reyes Magos de Oriente. Dijo que no la había mandado para pedirles ninguna cosa, sino más bien para "recomendarles" con toda la humildad del mundo un consejo a seguir a la hora de aprobar las cartas que le envían los humanos solicitándoles mascotas. Nos la leyó y, después, nos dio una copia a cada uno. Os la traslado íntegra:

"Queridos Reyes Magos de Oriente: Os diré que ’Duna’ es -la que me dejasteis en casa hace trece años de la mano de Pepe-, a grandes rasgos, una especie de tres en uno. Siempre tiene a flor de piel asomando la bondad, la inteligencia y la fidelidad personificada que manifiesta todo el año, no solo en Navidad. Goza de un montón de cualidades más que un humano desearía para su persona. Es divertida. Tiene una vitalidad contagiosa. Es muy sociable. Sabemos que es capaz de conducir con seguridad a un invidente hasta el autobús que le corresponde y que reconoce por el ruido del motor. Es amiga fiel de los niños, a los que desde su primer contacto cubre de atenciones, de cuidados, al tiempo que los protege. Los observa, se deja tocar por ellos. Incluso no protesta cuando algún enano de escasas buenas intenciones se sobrepasa en confianzas molestándola en exceso. Si se ve acosada, se limita a apartarse del acosador. Nunca entra en polémica con nadie, ni siquiera con los de su especie. Con los mayores... ¿qué deciros?, es nuestra guarda jurada. Nuestra perrita ’Duna’ no tiene precio. No hay oro en el mundo para pagar sus acciones. Nunca os agradeceremos bastante el habérnosla traído en aquel 2006. Hace las cosas a cambio de nada material. Solo aspira al cariño y al amor que ella derrocha. Lástima que sus años, que, al cambio comparados con los de un humano, rondan ya los 90, la van acobardando. A pesar de la alegría que desprenden sus ojos me da mucha pena al mirarla. Tiene unas cosas de película. Ayer de madrugada, sin ir más lejos, se hartó de llamar la atención con unos descarados ladridos, que excepcionalmente manifiesta. No paró hasta despertarnos a todos. Pasamos un rato observando los motivos de aquel su comportamiento y, una vez descubiertos, me acerqué hasta ella. Me recibió nerviosa moviendo su fuerte cola, como pocas veces hace, pero alegre y zalamera como siempre. La acaricié, al tiempo que la premiaba con las galletas que tanto le gustan, pues es muy llambiona. No las quiso hasta que me condujo a la portada que había abierto el viento de la noche sin nuestro consentimiento. Con ella de testigo fiel, mirándome, cerré las dos hojas de la puerta. Luego comió sus galletas y juntos caminamos en silencio de vuelta a casa, para marcharnos cada uno a sus aposentos... yo ligero, ella cojeando. Los de ella más humildes, peores que los nuestros... ¿Por qué? -me pregunté con cargos de conciencia-. ¿Acaso no los merece por lo menos iguales a los nuestros, queridos Reyes? ¡Qué injusto es el mundo!

Un Papa dijo un día que los animales tienen alma. No lo dudo pero, de verdad os digo, queridos Reyes, en un hipotético caso de que carecieses de ella la querríamos exactamente igual. Incluso aunque no tuviese papeles, que los tiene. Es difícil de comprender cómo un llamado irracional como ella puede ser tan buena y desinteresada con la especie humana cuando esta, muchas veces, no respeta ni la vida de muchos niños, mujeres y mayores. Si el cielo existe, os puedo asegurar, ’Duna’ irá de cabeza a él. Le abrirán la puerta de par en par, sin excusa ni pretexto alguno.

No quiero enrollaros más con mi sensibilidad hacia los animales, queridos Reyes. Sé de vuestras ocupaciones, pero para terminar os suplico de corazón que reviséis bien todas las cartas donde los humanos os pidan mascotas. Hacedlo a conciencia antes de complacer sus peticiones. No las pongáis en manos que no ofrezcan suficientes garantías de cuidados. Dejarles claro que si no las tratan como a ellos mismos, que si las abandonan en la calle, serán severamente castigados. Por favor, decídselo con cara muy seria. Decirles que vosotros os encargaréis de que les llegue el merecido castigo si osan dejar por la calle abandonado a algún cachorro de la raza que sea, labrador o no, pululando, muerto de frío, atemorizado, falto de cariño, pidiendo clemencia.

Yo este año no quiero nada para mí, queridos Reyes Magos. Ya os prometí el año pasado que no pediría nada material nunca más para mí solo. Solo os ruego que nos dejéis a ’Duna’ unos años más, y con ella salud y paz a repartir entre todos. Os doy las gracias anticipadas y os mando un abrazo, queridos Reyes Magos".

 

Cartas de los lectores en  La Nueva España

Las ayudas sociales de mi Ayuntamiento, Bras y los Reyes Magos

13 de Enero del 2020 - Antonio Valle Suárez (Castropol)

Mi buen amigo y pesado jubilado Bras, ayer, en la diaria caminata, nos dijo que su amigo Manolo siempre le dice que los años pasan veloces como los postes de la luz en la carretera cuando vamos en coche, y que cuanto más corres más rápido pasan. A mí maldita gracia me hace ese razonamiento. No me gusta por dos razones: una, porque es verdad que compruebo que los años pasan raudos, y ello me duele. Otra, porque la razón, por lo menos a Bras, le viene de su experiencia de la vida, no en vano presume de tener más de media docena de decenas de años encima, que debieran ser suficientes para poder decirlo e incluso asegurarlo sin temor a equivocarse. Me temo que a todos los mayores nos empieza a preocupar el mantra sobre el paso de los años de ese tal Manolo, que nos trasmite Bras.

A propósito, Bras nos contó ayer que lleva un tiempo observando, preocupado, el funcionamiento de las ayudas a domicilio prestadas por parte de los Servicios Sociales de nuestro Ayuntamiento. Os lo cuento tal cual nos dijo: “Todos sabemos que las ayudas sociales prestadas por el Ayuntamiento a los que las necesitan son imprescindibles hoy día, ya que la media de edad de los vecinos, junto con su poder adquisitivo, va en contraposición. La necesitan como agua de mayo. Es verdad que el Ayuntamiento arrima el hombro y facilita a los vecinos consultas de podología, técnicas para la seguridad doméstica, primeros auxilios, ayudas económicas al consumo energético de los hogares con menos recursos, encuentros y homenajes a los mayores, organización de viajes y un montón de atenciones más. Además de cobrarnos religiosamente los impuestos. Pero la más importante de las ayudas, que se está cumpliendo a medias, es la llamada ayuda social a domicilio a las personas que no se pueden valer por sí mismas. Como sabéis, su fin es el de acompañar y apoyar en su casa a los ancianos que viven solos una o varias horas al día. Auxiliándoles en sus paseos al aire libre, prestándoles ayuda físicas y psíquicas, conversando con ellos, escuchando sus inquietudes, facilitándoles el necesario aseo personal y haciéndoles la limpieza del hogar para que tengan una vida saludable y digna, que no es ni más ni menos que la que se merecen después de una larga vida de trabajo y sacrificios. Se trata de un reconocimiento prometido por todos nuestros gobernantes cada vez que las urnas están a la vista y que, por tanto, debe cumplirse al completo y no a medias. Es una pena que estas ayudas estén afectadas por una cojera que, a día de hoy, no parece capaz de curar del todo nuestro Consistorio. La consecuencia es que impide caminar con la seguridad y la eficacia que las personas de la tercera edad necesitan, requieren y merecen”.

Después de una pequeña pausa, Bras, mirándonos fijamente, nos lanzó cuatro preguntas seguidas que nos alumbraron nuestras ya cansadas mentes: “¿Cómo es posible que los sábados y domingos, festivos y puentes no aparezca ayuda alguna en los domicilios de los necesitados? ¿Es que esos días de fiesta son distintos a los demás y, por la gracia de Dios, no necesitan asearse, comer, adecentar su vivienda o dar un necesario paseo? ¿Es que el responsable que controla esos servicios no puede promover y mover al Ayuntamiento para que, de una vez por todas, solucione tan grave problema de abandono? ¿O es que los responsables de turno ya se dignaron a visitar a esos ancianos necesitados los días que no tienen ayuda y comprobaron, in situ, que están hibernando y no necesitan de apoyo alguno y que ni siquiera tienen peligro de enfermar? Con estas actuaciones nos tememos que no vamos a creer en las promesas de los dirigentes en épocas electorales. Ni tampoco les creeremos cuando los requiramos y nos den contestaciones para salir del paso, como, por ejemplo, ‘estamos en ello para ver cómo lo solucionamos’. No es de conciencia el jugar con la tercera edad, señores. No lo es, aunque ustedes y algunos de nosotros vivamos bien, sin necesidades como las expuestas. Si este problema no se soluciona de una vez, yo, Bras, escribiré en nombre de todos una carta a los Reyes Magos donde, además de informarles de todo lo que está ocurriendo, les pediré que, por favor, solucionen un problema tan crucial como el que nos atañe, ya que los que nos gobiernan aquí parece ser que no quieren o, a lo peor, no son capaces de solucionarlo”.

¡Tremendo este Bras, siempre despertando conciencias! Si no se soluciona pronto este grave problema, me temo que no habrá papel en la papelera cercana para estampar las firmas de tantos afectados.

 

Cartas de los lectores en La Nueva España.

Fernando Yáñez (antes de 1112 — después de 1157)

Origen, ascendencia y relación con los Villaamil

 Por Andrés López-Cotarelo

 

 
   

 Fernando Yáñez (antes de 1112 — después de 1157) fue uno de los nobles gallegos más importantes de su época. ·El conde de Galicia Raimundo de Borgoña le otorgó la tenencia y los derechos de pontazgo de Puente Sampayo, lo que le produjo fuertes enfrentamientos con el poderoso arzobispo de Santiago de Compostela Diego Gelmírez, a quien apresó por orden de la reina Urraca, junto con su padre Juan Álvarez y en colaboración de Arias Pérez y Juan Díaz en 1121. Participó de forma muy destacada en la guerra de La Limia contra Afonso Henriques de Portugal (1137-1141) y en la campaña contra los almorávides de 1144 (71 años antes de la batalla de Las Navas de Tolosa) en la que llegó hasta Almería con el ejército de Alfonso VII. En reconocimiento a su valía y como recompensa a sus servicios Alfonso VII le concedió las tenencias de La Limia, Tuy, Toroño, Maqueda, Talavera y Montoro. Todos ellos eran feudos fronterizos de suma importancia militar. A lo largo del reinado de Alfonso VII el poder e influencia de la nobleza gallega fue disminuyendo paulatinamente a favor de los nobles leoneses y castellanos, con las únicas excepciones de la hegemónica casa de Traba y del propio Fernando Yáñez.

 

Según Simon Barton, sin duda el mayor especialista en la nobleza del reino de León del s. XII, no se sabe casi nada sobre el origen y la ascendencia de Fernando Yáñez, lo que parece indicar que su origen procedería de la baja nobleza. Su madre se llamaba Toda Raimúndez.

Fernando Yáñez era hermano del primer Bartolomé Yáñez de Villaamil según las fuentes relacionadas con la familia Villaamil:

  • Un manuscrito escrito a principios del s. XVIII por Francisco Antonio Villaamil y Logares y (1672-1743) que trata sobre la historia del antiguo concejo de Castropol.
  • La lápida genealógica del Palacio de Las Nogueiras de 1725.
  • La genealogía de la familia Villaamil de la casa solariega publicada en la obra «Asturias ilustrada» por José Manuel Trelles en el s. XVIII.
  • La genealogía publicada por Miguel García Teijeiro de 1912 en un número extraordinario del periódico Castropol.

 

 

Genealogía de Fernando Yáñez y su hermano Bartolomé Yáñez de Villaamil (en verde) y su relación con los condes del Honor de Suarón (en magenta) conforme a las fuentes del Palacio de Las Nogueiras y el Libro de Registro del monaterio de Corias.

Según Bernard F. Reilly y John Lynch, Fernando Yáñez había recibido del conde de Galicia Raimundo de Borgoña los derechos de pontazgo de Puente Sampayo, en la ría de Pontevedra. Lo cual provocó conflictos con el el obispo de Santiago de Compostela, Diego Gelmírez,  que protestó ante Raimundo de Borgoña.

En la Historia Compostelana se califica a Fernando Yáñez como «señor de Puente Sampayo». El señorío de Puente Sampayo se encontraba en torno al Castellum Sancti Pelagii de Luto. Según la mencionada crónica en 1125 Fernando Yáñez había apresado a varios burgueses de la ciudad de Santiago de Compostela. Lo que provocó que el obispo Diego Gelmírez primero le excumulgara. Y como no fue suficiente para conseguir la liberación de sus vasallos, congregó un ejército con el que «atacó su señorío por tierra y por mar. Combatió con fiereza las fortificaciones de sus castillos, devastó saqueándolas e incendiándolas por completo villas y sus propiedades y todo el señorío que le pertencía».

Existen además, dos hechos que nos hacen pensar que tanto de Fernando Yáñez como de su hermano Bartolomé Yáñez de Villaamil podrían tener también orígenes—además de en Serantes— también en la comarca de La Limia en la actual provincia de Orense:

  • En el s. XII existía en La Limia una población llamada Viliamire (que podría coincidir con el actual pueblo Guillamil también en La Limia y a unos de 10 km de distancia de Allariz).
  • Tras luchar en la guerra de La Limia contra Afonso Henriques de Portugal, Fernando Yáñez tuvo la tenencia de La Limia.

Por otra parte, en el s. XII hubo un abad del del monasterio de San Esteban de Rivas de Sil (en la actual provincia de Orense, en las cercanías del cañón del río Sil) llamado Alfonso que era hermano de un Fernando Yáñez residente en Allariz. Aunque desconocemos si se trata del mismo Fernando Yáñez. En uno de los claustros del monasterio se conserva un estanque utilizado por los monjes para mantener vivos los peces pescados en el Sil, con el siguiente panel explicativo:

 

Por tanto, Fernando Yáñez y Bartolomé Yáñez de Villaamil eran hijos de Juan Álvarez y nietos de Alvarus Velaz. Y es posible que tuvieran un hermano llamado Alfonso que fue abad del monasterio de San Esteban de Rivas de Sil. Es probable que su padre, Juan Álvarez, y su abuelo, Alvarus Velaz, ya tuvieran tenencias o derechos feudales en las actuales provincias de Orense y Pontevedra: Puente Sampayo, Allariz o La Limia. O que ejercieran dichos derechos sobre el terreno en representación del conde del Honor del Suarón Rodericus Velaz (hermano de Alvarus Velaz y confundido sistemáticamente con el homónimo conde de Sarria con el cual no tenía ningún parentesco ni relación conocida).

 

 

Orígenes probables y lugares vinculados a Fernando Yáñez y Bartolomé Yáñez de Villaamil (en color magenta).

Por sus actos al servicio de la corona Fernando Yáñez ascendió social, militar y políticamente hasta ser una persona muy importante dentro de la corte de Urraca y de Alfonso VII. Habiendo alcanzado un estatus elevado, Fernando Yáñez logró casarse con la hija de un hombre de un rango mucho más alto que él (el conde Gómez Núñez).

 

Extraído de:

https://www.palaciodelasnogueiras.es/biografias/fernandoyanez

 

Agradecimientos:

A Jesús Fernández Suarez por toda la información suministrada sobre la genealogía de los descendientes de Tructinio Feliz. 

 

Bibliografía

  • Foundation for Medieval Genealogy web site. http://fmg.ac/Projects/MedLands/SPANISH%20NOBILITY%20LATER%20MEDIEVAL.htm#_Toc343597678
  • En torno a la parroquia de Serantes. Antonio y Lino López-Cotarelo Villaamil. Artículo publicado en el libro «Historia de Tapia a través de sus calles. Tomo III.» Ayuntamiento de Tapia de Casariego, Ediciones Nobel. Oviedo. 2005.
  • María Raimúndez dona al monasterio de San Pedro de Roca Ciertas heredades, tales como su parte de ración así como la de su hermana Toda, de la iglesia de San Cipriano. Pergamino publicado en El monasterio de San Pedro de Rocas y su colección documental. Emilio Duro Peña. Estudios Orensanos. Orense, 1972.
  • Reconquista y repoblación de la Península. Obra dirigida por John Lynch. 2007. El País, S. L. Se trata de una traducción de la obra The conquest of Christian and  Muslim Spain 1031-1157 de Bernard F. Reilly.

Fernando Villaamil y las elecciones a Cortes de 1881 por el partido de Castropol

Fernando Villaamil y las elecciones a Cortes de 1881 por el partido de Castropol

lAutor: Andrés López-Cotarelo

En 1881 Fernando Villaamil se presentó a las elecciones a diputado a Cortes por la circunscripción de Castropol por el Partido Demócrata Progresista. Enfrentándose a Dionisio Pinedo, candidato del cacique conservador Antonio Villamil y su sobrino Everardo. No logró ser elegido tras un cúmulo de trampas y desafueros de sus adversarios que fueron descritos así muchos años después —en 1912— por Jesús Villaamil Lastra (marido de su prima segunda Juana Cancio Menéndez de Luarca, y bisabuelo de quien este escribe) en un número extraordinario del periódico Castropol dedicado a la memoria de Fernando Villaamil:

    Según Miguel Ángel Serrano Monteavaro, Fernando Villaamil decidió retirar su candidatura en protesta por estas irregularidades. Fue sustituido por Eugenio Montero Ríos, que fue el realmente derrotado en las elecciones que tuvieron lugar el 21 de agosto.

 

Extraído de:

https://www.palaciodelasnogueiras.es/biografias/fernandovillaamil

https://www.palaciodelasnogueiras.es/biografias/jesusvillaamillastra

 

Bibliografía

Jesús Villaamil Lastra. 1912. Nadie es profeta en su tierra. Publicado en un número extraordinario del periódico Castropol dedicado a Fernando Villaamil.

Las elecciones municipales parciales de 1933 en Castropol

 

 Con este, comenzamos la publicación de unos artículos que nos ha hecho llegarAndrés López-Cotarelo, extraidos de la página 

 https://www.palaciodelasnogueiras.es/historia/partido-independiente-de-castropol

 
   

 

 

Andrés López-Cotarelo

 

 

En abril de 1933 se celebraron elecciones municipales en todos los ayuntamientos de España que estaban gobernados por comisiones gestoras. Fueron las primeras elecciones que se celebraron en la Segunda República, y en Asturias afectaron a unos ocho o diez ayuntamientos, entre ellos a los de Boal y Castropol.

Antonio López Oliveros publicó años más tarde un libro (Asturias en el resurgimiento español. Madrid, 1935) donde narra lo ocurrido en Castropol en las citadas elecciones municipales. Según cuenta, la última semana antes de las elecciones Melquíades Álvarez le confió que «Los de Castropol están atemorizados por lo que viene ocurriendo en el concejo desde que se anunciaron las elecciones: grupos de campesinos a caballo recorren los pueblos y entran en la villa profiriendo amenazas de violencias contra los que se atrevan a votar en favor nuestro» y le rogó que saliera para Castropol y Boal «a ver si logra arreglar aquello».

Oliveros salió en coche para Castropol con Mariano Merediz, acompañando a un autocar con «unos treinta hombres dispuestos a cuidar de la legalidad de las elecciones y a inspirar confianza de seguridad a nuestros amigos» armados con pistolas ametralladoras. Al ir a cruzar el puente sobre el río Navia una pareja de guardias civiles detuvo el autocar, siguiendo órdenes del gobernador civil de Asturias, Alonso Mallol, radical-socialista. Merediz telefonea al gobernador civil para protestar y Oliveros cuenta así lo ocurrido:

«Mallol contestó que no podía permitir que llevásemos treinta pistoleros sindicalistas a perturbar las elecciones en Castropol. A Mallol, que tenía interés en derrotar a Melquíades Alvarez, le disgustaba que nosotros fuésemos a contrarrestar la campaña de intimidación realizada en Castropol por sus correligionarios y los socialistas. Cuando Merediz hablaba con Mallol [...] llegó el autocar con nuestros amigos de Oviedo, que logró seguir a Castropol por haber dicho sus ocupantes que eran socialistas, habilidad que celebramos mucho. Merediz y yo, reunidos con los Peláez de Navia, y con mis deudos Ernesto y Antonio Fernández, decidimos que éstos últimos con el primero transportasen en coches individuales a los treinta hombres de Gijón hacia Castropol al amparo de la noche y burlando la vigilancia de los guardias civiles».

Por su parte Mallol envió a Castropol camiones de guardias de asalto y de guardias civiles. Cuenta Oliveros que: «cerca del Ayuntamiento estaba instalado el Colegio electoral de la villa, y allí me presenté yo con Merediz, después de haber estado recorriendo constantemente durante la mañana los restantes Colegios del concejo, cuando invadían sus contornos unos cincuenta mineros socialistas traídos de Sotrondio y armados de pistolas y palos que se dedicaban a coaccionar a los electores, con preferencia a las mujeres».

Estos hechos ilustran la violencia y la falta de las más elementales garantías democráticas en la Segunda República. Y cómo los cargos públicos socialistas utilizaban a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que estaban a sus órdenes para perseguir a sus adversarios políticos y permitir la intimidación y la violencia organizada de los socialistas.

Finalmente el Partido Reformista logró ganar las elecciones en Castropol, y también en Boal. Vicente Loriente, ya anciano y casi ciego, vivió con consternación esta violencia socialista en Castropol, después de haber luchado durante tantos años contra el caciquismo conservador.

El cementerio de Castropol: un poco de historia

El cementerio de Castropol: un poco de historia

Hasta principios del siglo XIX, era muy común y habitual, el hecho de realizar los entierros en las distintas iglesias de las parroquias, diseminadas por todo el territorio nacional. Los cementerios apenas existían.

 Las autoridades, conscientes de los riesgos y perjuicios existentes para la salud pública, que se derivaban de esta antigua costumbre, comenzaron a adoptar medidas para prohibir los sepelios en las iglesias, planteando como alternativa, la construcción de cementerios ubicados a cierta distancia de los núcleos habitados. Esta orden de los gobernantes y autoridades de la época, se encontró al principio con una fuerte oposición por parte de los respectivos vecindarios, que seguían empeñados en dar tierra a sus familiares en el interior de los templos.

 Por ello, en relación con lo anterior y en el año 1837, desde el Ayuntamiento de Castropol, se le indica al párroco, que por salubridad, debe retirar los huesos y tierra que hay en la iglesia, abriendo también la puerta una hora antes de que entren los fieles, para que se ventile. El incensario debia de trabajar a destajo. Y de paso, además, se le comunica que debe de  cerrar la puerta del campanario, que amenaza ruina.

 Aunque no guarde relación con el cementerio, recojo también dentro de este mismo año y como hecho relevante, que el Ayuntamiento de Vega de Ribadeo (Vegadeo), se dirije al nuestro para que se nombre una comisión, con el fin de proceder a la separación de las contribuciones entre ambos concejos, ya que como es sabido, en el año 1834 se había segregado de Castropol.

 También en este año, siendo alcalde Fernando Villamil y Villamil, se recibe un oficio del Gobernador Político de la Provincia, ordenando al Ayuntamiento que construya el cementerio de esta villa a la mayor brevedad.

 Como solo se disponía de 861 reales  y 9 maravedíes para llevar a cabo la obra, se acordó sacar a empeño o venta, todas las fincas pertenecientes a cofradías y santuarios, hasta conseguir el presupuesto necesario. Se faculta también al alcalde,  para que se encargue de esta obra.

 Ante la falta de noticias, unos años más tarde (1841) y en relación con  este asunto, el Gobernador pide al diputado provincial Manuel G. de Vior (1), que le informe sobre la situación del cementerio: si se había concluido o no y por qué se enterraban los cadáveres en la iglesia.

   (1) En otra ocasión, ya me había referido de pasada a este destacado personaje castropolense: miembro destacado del Partido Progresista Asturiano, diputado provincial en 1841, a cortes en 1843, otra vez de provincia en el bienio de 1854 a 1856, en cuyo período también fue Secretario y luego Gobernador Civil de la Provincia. Probablemente, la calle Vior, aquí en Castropol, tenga bastante que ver con su apellido. Como curiosidad y ya que hablamos del cementerio,  todavía se conserva la lápida en el nicho donde fue enterrado.

Nota del Blog: Foto en el siguiente post.

   Seguimos en el año 1841. En un nuevo intento de impulsar la obra del camposanto, se designa al alcalde, que continúa siendo Fernando Villamil y Villamil, para que de acuerdo con el párroco, procedan sin más demora a la construcción del cementerio.

 Parece que la cosa no avanza, porque al año siguiente hay un nuevo acuerdo plenario, siendo alcalde Alejandro Acevedo, tratando de impulsar el inicio de las obras.

  1843. Nuevo acuerdo en el seno de la corporación, esta vez para concretar al menos la ubicación : Sacar a remate (subasta) la finca de Granda Labrada, que está destinada para construir el cementerio.  Este terreno estaba situado muy cerca de la Granda (2) de Mil Pasos (curiosa denominación).

   (2)  Una granda o gándara, venía a ser un terreno sin cultivar y lleno de maleza.

 Y ya que estamos hablando de algo relacionado con la iglesia, también es conveniente saber, que  los Ayuntamientos de la época, debían de aprobar  un presupuesto para culto y clero que presentaban todos los párrocos y que se repartía por parroquias entre todos los vecinos (según posibilidades),  destinado a cubrir los gastos de cada iglesia parroquial (sueldos, conservación, etc.). El presupuesto para este año  de 1843, ascendía a 17.719 reales: a los párrocos les correspondían 3.300 reales y a los ecónomos 2.200.  Los párrocos, también fijaban los derechos de estola y pie de altar (pagos que los ciudadanos realizaban al cura por bautizos, bodas, entierros, etc),

 Año 1844,  de nuevo el Gobernador, pide explicaciones para saber si es cierto que la parroquia de Castropol seguía sin cementerio y que se continuaba utilizando como tal la propia iglesia.

 Para salir del paso, la corporación propone los medios para llevarlo a cabo y se nombra una comisión al efecto. Al mes siguiente, no conforme con las explicaciones que le llegan desde Castropol, el Gobernador hace saber al alcalde, que se debe proceder ya a la construcción del cementerio, realizando el reconocimiento del sitio previsto, fijando dimensiones y paredes, así como propuesta de fondos para cubrir el presupuesto. En este momento, el alcalde era Carlos Magdalena, quien comunica a Oviedo, que la parroquia solo dispone de 1.100 reales, procedentes de la Cofradía de Animas y que el único arbitrio aplicable sería sobre los aguardientes, debido a que los demás ya están recargados.

 Al cabo de otro mes, desde el Gobierno Civil, se envía otra advertencia: el Ayuntamiento debe proponer un reparto entre todos los vecinos para costear la obra. Este ultimatum parece que por fin surte efecto, ya que el Ayuntamiento le solicita autorización para sacar la obra a remate sobre un presupuesto de 4.000 reales, de los que habría que deducir los 1.100 que tiene en su poder el párroco, con el fin de conocer el importe a repartir. Se fija también un arbitrio de 8 reales sobre el aguardiente de más de 20º. Con lo cual cada vecino, tendría que abonar unos 20 reales. Y, en el pleno celebrado el día 20 de Octubre,  parece que al final se despeja el camino: se acuerda sacar a remate las obras del cementerio de nuestra villa.

 Pero...Parece que a nuestros parroquianos y antepasados debió de sentarles mal el aumento de precio del aguardiente y de nuevo vuelve a atascarse la construcción del camposanto local. Y ya van ocho años de requerimientos y trámites.

 Digo esto, porque el 1 de Enero de 1.845, se recibe otra comunicación del Jefe Político de la Provincia, para que se resuelvan de una vez los obstáculos existentes, relacionados con la construcción del cementerio y la falta de medios para costear las obras. El ayuntamiento,  tratando de buscar una salida menos gravosa para los vecinos, en su mayor parte, marineros, artesanos y curiales (empleados y subalternos de los tribunales), acuerda convocar a los quince vecinos considerados como los mayores contribuyentes de la parroquia, que por otra parte, no acuden a las citaciones afectuadas. El Ayuntamiento, ante esta falta de colaboración, le comunica al Gobernador que en la  parroquia solo residen dieciséis labradores con carro y ganado, a los cuales resultaría muy gravoso imponerles el transporte de piedra y demás materiales desde larga distancia. Ante esta situación, la corporación no encuentra salida, medio o arbitrio, para reunir los fondos necesarios, teniendo en cuenta también que los vecinos más pudientes, no están dispuestos a colaborar. Por todo lo anterior y siendo consecuentes, una vez más se deja en manos del Jefe Político la posible solución.

 Entre unas cosas y otras, estamos en otro año: 1846. El Jefe Político (Gobernador), solicita al Ayuntamiento, que remita a la mayor urgencia, el presupuesto del importe total del coste del cementerio de esta villa, acompañando nota separada de las existencias, que obren en poder del párroco. También que se forme expediente, para la subasta de los terrenos comunes de la parroquia de esta villa.  Parece que esto agiliza de nuevo los trámites, ya que el rematante (contratista)  del cementerio, se halla dispuesto para hacer la obra, si se le entrega la cuarta parte del precio de remate, para comenzar cuanto antes.

 Finalizando este año, la corporación municipal acuerda proceder al reparto del déficit, que resulte de la construcción del cementerio, previa liquidación del producto de las fincas vendidas y demás ingresos.

 Como curiosidad y relacionado también con el motivo del titular, para aquellos/as que lo desconozcan, incluyo las parroquias del Ayuntamiento de Castropol en el año 1849:

    Castropol, San Juan, Seares, Presno Ribera, Presno Montaña (Balmonte), Piñera, Tol, Barres (inc. Figueras), Serantes de Abajo, Serantes de Arriba, San Esteban de Tapia, San Martín de Tapia, Salave y Campos.

 No me fue posible conocer finalmente el año en que se terminó la obra, ya que en las actas de plenos, solo aparece una última anotación en el año 1857, donde los rematantes del cementerio, reclaman un resto que se les debía. Tampoco pude conseguir información alguna a través de la iglesia, ya que según me afirmaron,  buena parte de la documentación se quemó durante la guerra civil. Podemos pensar, que pudo ser entre los años 1850-1855.  En el cementerio, creo que no existen fechas anteriores a 1870.

 Y ya para termimar, podéis ver el empeño del Gobernador para hacer cumplir las órdenes relativas a los cementerios y los entierros en las iglesias, en la siguiente resolución:

             En el año 1835, el Gob. Civil enterado de que en dos parroquias de Tineo, a pesar de estar concluidos los cementerios, se siguen realizando entierros en las iglesias, impone las siguientes sanciones:

       1) Los párrocos, pasarán a sufrir el correspondiente castigo correccional en el convento de S. Francisco de Avilés.

       2) El juez, individuos y secretario del Ayuntamiento, pagarán mancomunadamente la multa de 100 ducados.

       3) Los sacristanes y sepultureros de las dos parroquias, quedan para siempre privados de sus funciones como tales y serán conducidos a su costa al Castillo y Fortaleza de esta Ciudad, en donde sufrirán un mes  de  prisión.   BOPA 14.1.1835.

 Estos últimos pobres desgraciados, que culpa tenían!!! Solo por llevar unos reales a su casa, para dar de comer a su familia: inhabilitados de por vida y encima pagando el viaje a Oviedo para entrar en  la  cárcel !!!

 

            Pepe Llende             Junio 2019

El cementerio de Castropol: un poco de historia (II)

El cementerio de Castropol: un poco de historia (II)

1885: ¿ Hospital  Provincial  de  Coléricos  en  el  Casino  ?

A lo largo del siglo XIX, se desarrollan varias epidemias de cólera en Asturias, al igual que había ocurrido en otras zonas del país. Se trata de una enfermedad infecciosa y los afectados/as, sufren un cuadro diarreico agudo, que si no se atiende a tiempo, puede ocasionar la muerte en cuestión de horas.

 Llegó a diezmar pueblos y regiones enteras, afectados por oleadas infecciosas. Antes de producirse estas epidemias, los cementerios estaban situados en el centro de las ciudades, incluso se realizaban entierros dentro de las iglesias. La situación en determinados momentos era tan desesperada, que en algunos cementerios se mantenían abiertas "fosas familiares", a la espera de nuevos fallecimientos entre parientes cercanos.

 En la segunda  epidemia que se extendió por nuestra región (1854), se detectaron varios casos en Castropol y en Figueras. Aquí, el cirujano José Braña, alertó de su presencia entre la población y fijó el tratamiento disponible en la época, de acuerdo con sus colegas de Ribadeo.

 En Octubre del año siguiente, el Ayuntamiento acuerda construir una fuente en el puerto de Figueras, debido a que en algunas ocasiones, el vecindario bebía el agua revuelta en barro y "esa podía ser la causa de que el cólera se hubiese detenido en esa población".

 Años después, en 1884 (la última epidemia del siglo en Asturias, se manifestó a finales del siguiente año y con escasa incidencia), el Ayuntamiento adopta varias medidas para prevenir la aparición de casos de cólera y propone el edificio de la Sociedad Lírica (el Casino en su primera fase) , para hospital de coléricos, solicitando subvención a la Diputación.

 El 21 de Junio de 1885, además de insistir en la adopción de medidas higiénicas, la Junta Local de Sanidad, sugiere que el Ayuntamiento pudiese habilitar una parte del Teatro (Casino) de esta villa, actualmente en construcción por la Sociedad Lírica, como hospital de presos. Dicha sociedad, habría ofrecido el local para Hospital Provincial de Coléricos.

 Antes de seguir adelante, quizás convenga recordar, que la Sociedad Lírica, presidida por Claudio F. Luanco y Riego,  se fundó en el año 1875 y compró el solar para su sede social el día 17 de Febrero de 1878 a José Ferrería Agelán de Villagomil y a  Ana Villamil Acevedo de Castropol. El importe abonado ascendió a mil quinientas pesetas "en buenas monedas de oro". Como referencia, hay que tener en cuenta que el presupuesto municipal no llegaba a las 20.000 pesetas.

 Las obras del edificio se paralizaron en el año 1881, debido a problemas financieros. Entonces la Sociedad Lírica se fusiona con el Círculo de Recreo en 1886, reforzando su solvencia económica, lo cual permite reanudar los trabajos del edificio que según parece concluyeron en 1888.

 Seguimos en Junio de 1885. El Ayuntamiento, acuerda adicionar al presupuesto de 1885/86, la cantidad de 2500 pesetas, necesarias para acondicionar el citado inmueble, como "gastos carcelarios". Esta cantidad, debería de ser aportada proporcionalmente por todos los ayuntamientos del Partido Judicial, ya que la cárcel tenía ese ámbito.

 La obra, finalmente, quedaría a beneficio de la Sociedad Lírica, una vez que desaparezca el riesgo de enfermedad o epidemia contagiosa.

 Buen negocio.

 El día 23 de Agosto del mismo año, se instruye un expediente para conseguir un préstamo por importe de 2484 pesetas, al que se habría de sumar otra cantidad similar que facilitaría la Diputación, para construir no uno,  ahora dos hospitales: en Castropol y en Figueras, con el fin de atender a las personas afectadas por el cólera.

 En el mes de Octubre, el Gobierno Civil aprueba el presupuesto extraordinario para la construcción del Hospital de Coléricos, pero... la Diputación no garantiza el cincuenta por ciento del valor de dichas obras.

 Y aquí termina otra de las pequeñas historias locales: la del Hospital de Coléricos en el Casino.

 

Castropol, Marzo de 2019

Pepe Llende

Aunque alguno o alguna de los lectores de este blog, seguramente ya conozcan o les suene lo que sigue, siempre puede haber alguien que lo desconozca, por ello quizá tenga interés su publicación.

A principios del siglo XIX (1814), y por medio de un decreto de las Cortes,  se establece la demarcación de partidos. Castropol, fue la única villa de Asturias, cabeza de un vasto partido, a la cual se le privó de ser la sede del Juzgado de 1ª Instancia, al proponer la Diputación que el de este  territorio radicase en Vega de Ribadeo (Vegadeo). Esta decisión, parece que al final quedó sin efecto, al restablecerse el absolutismo con la vuelta de Fernando VII (1814-1820).

No obstante, en Agosto de 1820, el Ayuntamiento de Castropol, envía un recurso de 10 pág. al Congreso Nacional, firmado por el Alcalde, Gabriel Rodríguez Valdés y varios Procuradores Síndicos, para revertir la injusta decisión al principio comentada.

Reproduzco la pág. nº 4, porque contiene unos párrafos "muy jugosos", donde se aprecia la munición de grueso calibre y los "argumentos contundentes e irrebatibles", que se emplean desde Castropol, para desprestigiar la opción de Vega de Ribadeo.  Pepe Llende Febrero 2019

1719: Combate naval en el Eo

1719: Combate naval en el Eo

 

 

Efemérides.- Este año 2019, se cumplen exactamente tres siglos, de uno de los episodios históricos más relevantes que tuvieron por escenario nuestra ría y que afectó, lamentablemente con un triste recuerdo, a las tres villas situadas en su tramo final:  Ribadeo, Castropol y Figueras.

 

Se trata del ataque protagonizado por tres barcos ingleses, en la desembocadura de la ría del Eo y que se enmarca dentro de la guerra de sucesión llevada a cabo por el rey de España,  Felipe V, enfrentado en este período (1717-1720) a lo que se conocía como la cuádruple alianza : Inglaterra, Francia, Austria y Holanda .  Este conficto europeo,  fue conocido también como la “Guerra de Alberoni” (1).

 La política de este prelado, no se limitó a las cuestiones económicas. Su principal objetivo, era devolver a España,  su papel como potencia europea. Y, con el fin de quitarse del  medio a sus principales oponentes -los ingleses-, Alberoni concibió un arriesgado plan de invasión sobre Inglaterra en 1719, que nunca llegó a materializarse,  por culpa de una tormenta que dañó la flota invasora española. . Algo así, como una segunda versión, de la histórica, soberbia  y decepcionante “armada invencible”

 Ya en el año 1715 (como nos relata José Ramón Luanco en la obra  “Asturias” de B. y Canella), Castropol y sus feligresías, tuvieron que presentar las escrituras donde se recogían los derechos y exenciones  concedidos por el rey Felipe II,  para hacer frente a la pretensión del rey Felipe V  de “valerse por dos años de las alcabalas, tercias reales, cientos, millones y demás rentas, derechos y oficios, que en cualquier título, motivo o razón  se hubiesen enajenado y segregado de la corona”. Y todo ello para hacer frente a los enormes gastos que ocasionaba la guerra de sucesión antes mencionada (el conflicto ya se había iniciado en 1701, por tierras italianas). Afortunadamente,  al año siguiente y por Real Cédula,  se declara que Castropol, debe ser exceptuado en esa enajenación.

 Después de este salto-resumen en  la historia, con un retroceso de tres siglos  para ubicarnos en la época de este lance histórico, podemos situarnos ya en lo alto de la playa de Arnao, atalaya  perfecta para “observar” el escenario del combate.

      (1) Giulio Alberoni (1664-1752). Este  cardenal italiano, fue además el  principal consejero del rey Felipe V de España.

 1719. En el verano de este año, había gran inquietud y preocupación en los pequeños puertos de la  comarca astur-galaica, ante las noticias que llegaban sobre la presencia de buques de guerra ingleses, merodeando por la costa. El miedo estaba justificado, ya que todos eran conscientes de la antigüedad y mal estado en que se encontraban las defensas costeras.

 Estamos en el 27 de Septiembre,  por la mañana.  Se avistan varios buques  por la Punta de la Cruz.

    En efecto,  se trata de  tres barcos de guerra ingleses de "alto bordo", al mando del comodoro Robert Johnson: dos navíos (2) “Weymouth” y “Winchester”, armados con 50 cañones y la fragata “Dursley Galley” de 20 cañones,  que entran en la ría con la intención de liberar dos mercantes de su misma bandera, que habían sido apresados en alta mar por las fragatas (3) españolas, “El Galgo de Andalucía” o “HMS Greyhound” (comandante Sebastián Villaseñor) y “San Francisco”(4), cuyo capitán era Lorenzo de Tablada.

    En un principio, los ingleses, convencidos de su poderío y superioridad si había combate, fondearon en Arnao, en la confianza de que su presencia intimidatoria, sería suficiente para conseguir el objetivo de recuperar el botín capturado días antes  por las dos fragatas.

    La realidad fue bien distinta.  Fueron recibidos a cañonazos desde las fragatas, con el apoyo del fuerte de San Damián (5) en la orilla gallega. La respuesta de los británicos fue inmediata y contundente, imponiendo rapidamente su mayor poderío artillero:  un calibre de veinte libras en sus cañones,  frente a un enemigo con piezas de tan solo seis libras.

    Labriegos y pescadores que se encontraban al borde de la ría, abandonan sus faenas y huyen despavoridos.  Los marineros que se encontraban en Porcillán, buscan refugio en la parte alta de Ribadeo. Y lo mismo ocurre en las otras dos villas, Figueras y Castropol, en donde también se escuchan las explosiones.

    Seguidamente, los invasores saltan a tierra y se apoderan del fuerte, haciendo prisioneros a la escasa y débil guarnición e izando su bandera.

    Acto seguido,  incendian las dos fragatas españolas. Una debajo de San Román (“El Galgo..”), en el banco que después se conoció, como de la Carabela (6) y la otra, cerca de  Arroxo, en el lugar luego  bautizado como playa de San Francisco. La misma suerte, según parece, corrieron los dos mercantes.

     Aunque... Aquí parece que no hay unanimidad.  Algunos autores opinan también, que las tripulaciones a la vista del cariz que tomaba el combate, decidieron darles fuego, para evitar que cayesen en manos de los ingleses.

 (2) Los “navíos”, eran buques de guerra con tres palos y dos o tres cubiertas artilladas. Se denominaban “de línea”, porque en una novedosa formación de combate, los navíos se alineaban, para formar un muro de artillería, disparando simultaneamente.

    (3) Desde el siglo XVII las fragatas eran buques de tres palos, más ligeros que los navíos de línea que formaban el núcleo principal de las escuadras de vela.

(4) Ambas habían sido capturadas en su momento a los ingleses (la “HMS Greyhound” en 1718 y la “San Francisco” en 1716). Iban armadas con 24 y 22 cañones respectivamente.

(5) El fuerte actual es de 1744. Pero,  parece que ya en el siglo XVI,  existía en el mismo lugar alguna fortificación. A  principios del siglo XIX, estaba fuera de servicio como instalación militar. Fue destruido en 1809, volando el almacén y arrojando al mar los cañones de hierro colado. Tenía tres hombres de centinela constante.

     (6) De este banco o tesón proceden,  según parece, los cañones del muelle de Castropol.

       No contentos con la victoria, los ingleses invaden uno detrás de otro, los tres pueblos, que son castigados con dureza...

 En Ribadeo,  exigen al alcalde que deje paso libre en el puerto, permita aguada y que no socorra a Castropol ni a otras villas. Lo amenazaron además,  con saquear y prender fuego a la villa, si no recibían 2.000 doblones, 50 vacas, 25 carneros, 12 pipas de vino para la tripulación y el equipo de los navíos quemados.  Esto último, lo cuenta fray Sebastián Canedo, guardián  del convento ribadense de los franciscanos. Este religioso, afirma que el rescate exigido sería menor, si no se hubiese dado fuego a las fragatas, que eran de mucho valor y que aún consideraban suyas.

 Finalmente, parece que Ribadeo pagó 2.400 pesos (600 doblones), Castropol 150 doblones y Figueras una cantidad desconocida. El rescate asturiano fue facilitado por  el Regidor de Castropol,  Alonso Morán Navia (en el año 1727, es nombrado Alcalde Mayor de Ribadeo), que había recibido órdenes directamente del Rey, para que se pagase con cargo a efectos reales. Los gallegos piden igual gracia y nombran al licenciado José Argüelles, para que vaya a conferenciar con el Marqués de Risbourg (Gobernador y Capitán General de Galicia). En 1720 y por Real Cédula, se mandó que a cuenta de contribuciones se abonasen a esta villa los 600 doblones, que se habían pagado en 1719.

 Una vez cobrados los rescates, los ingleses abandonan finalmente la ría el día 30.

 En la documentación del concello, también se afirma, que se entregaron a los capitanes ingleses y sin recibo,  100 doblones y “a toda fuerza” 50 vacas, 25 carneros, 18 pipas de vino y 6 quintales de galleta y se gastaron de particulares 6 de pólvora y de balas.

 La única referencia a este episodio en las actas del concello gallego (1719), son dos cartas del Marqués de Risbourg, manifestando que recibió la relación del suceso ocurrido en el citado año, mostrando sus condolencias por lo que Ribadeo había padecido, agradeciendo al guardián del convento, que no hubiese mayores desgracias y también aconsejando que la villa se defendiese como pudiere. También se extraña, por otra parte, de que el guardián retenga los papeles (recibos del rescate), en prenda de un dinero que dió otra persona. 

 Una gran parte de la responsabilidad de esta derrota y  posterior ocupación temporal de los tres pueblos, parece que hay que buscarla en el fuerte San Damián, debido a la escasa y mal cuidada artillería disponible, así como al estado de abandono en que se encontraba, en parte debido a la relajación y falta de atención de sus responsables.

 En relación con este hecho histórico, creo que no existe a la vista del público en ninguno de los tres pueblos, ningún elemento que pueda dar testimonio de ello, por eso y para terminar, creo que no sería mala idea, programar algún acto conjunto, para dejar constancia de lo acontecido ese 27 de Septiembre de 1719 en la ría:

 En primer lugar en Castropol, devolver los cañones a su última ubicación en el Penedón.

Algún recuerdo en forma de placa, mapa o mural en cada uno de las tres villas, que diese a conocer lo que ocurrió aquél día ya tan lejano.

Se podría pensar también en alguna recreación o similar con uniformes de la época, si ello fuese posible. O completarlo quizá con una charla, visita de algún barco, etc.

 Por supuesto que me ofrezco para lo que haga falta.

 Sobre este combate naval,  escribió J.L. Pérez de Castro, en un boletín del RIDEA.

Francisco Lanza Alvarez, también se ocupa de ello en su "Ribadeo Antiguo"

 

            Enero de 2019                        Pepe  Llende