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Castropol, Pueblo Ejemplar de Asturias

El modesto objeto de este Blog, es dar a conocer la Villa de Castropol, a los que todavía no tengan la fortuna de haber estado en ella, y de hacer llegar alguna noticia a los que ya la conocen y a los Castropolenses que se encuentran fuera.
Como las entidades consideradas como mas importantes ya tienen página propia, daremos toda la información que podamos sobre El Corpus y sus alfombras florales, La Cabalgata de Reyes, El Belén Parroquial, Las Fiestas de Santiago y San Roque, etc.
Agradecemos a todos aquellos que quieran colaborar en el blog, que nos envien sus comentarios, fotos, artículos y todo lo que consideren interesante.
Los comentarios se contestarán siempre que sea procedente, y tengan nombre y dirección de correo electrónico, y los que se consideren inconvenientes, se borrarán.
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Ovidio Vila Pernas

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Se muestran los artículos pertenecientes a Enero de 2007.

Las Espigadoras

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Grupo de jóvenes, vestidas para representar Las Espigadoras, en una obra benégica a finales de la decada de los 30. De izquierda a derecha, Maria del Carmen Campoamor, Victoría y Marujín López, Leonorita Santamarina, Sol Fernández, Carmencita Pérez, Luisa Fernández, Elisita Murias y María Fernández.
03/01/2007 16:09 castropol #. Teatros y otros espectáculos. No hay comentarios. Comentar.

Concentración de Misioneros en Castropol Sept. 1984

20061110171645-legaspi-003.jpgEn el centro de la foto el Arzobispo de Oviedo, D. Gabino Diaz Merchán, a su izquierda D. Luis Legaspi.

Lasa Lavanderas

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06/01/2007 18:03 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

El mercado

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06/01/2007 18:04 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Los Magos en el Portal

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06/01/2007 21:35 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Carroza Asturiana

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06/01/2007 21:45 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Cabalgata de Reyes 2007

20070106215158-cabalgata-2007-00039-500.jpgEmpezando por una foto de los Reyes Magos, saliendo del Parque de Castropol, a continuación, ponemos varias fatos de la Cabalgata de 2007. Queremos destacar que este 5 de enero, se cumplieron cuarenta años de la primera Cabalgata celebrada en Castropol, en 1967.
06/01/2007 21:52 castropol #. Cabalgata 2007 Hay 1 comentario.

La Despedida

20070106174634-cabalgata-2007-00051-400.jpgLos Reyes desde el Balcón del Ayuntamiento, se despiden de los Niños
06/01/2007 17:40 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Baltasar

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06/01/2007 17:50 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Gaspar

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06/01/2007 17:53 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Melchor

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06/01/2007 17:54 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Carroza Asturiana

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06/01/2007 17:55 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Los Carpinteros

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06/01/2007 18:00 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Los Pastores

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06/01/2007 18:01 castropol #. Cabalgata 2007 No hay comentarios. Comentar.

Grupo octubre 1943

20061223174759-mama-y-amigos.jpgVemos en la huerta de casa de D. Segis, un grupo formado por Fernando Villamil, Maria del Carmen Campoamor, Carmenchu Herrero, Antonia Parga, Mariquña Villar, Concha Murias y Tonín Pérez.
12/01/2007 16:41 castropol #. Grupos de adultos No hay comentarios. Comentar.

José Díaz Fernández, Pepillo

Con motivo de cumplirse este año el centenario del nacimiento de José Díaz Fernández, la editorial Viamonte ha reeditado El blocao, su obra más significativa, la Asociación Manuel Azaña dedicó al autor una mesa redonda en el Ateneo madrileño y su pueblo natal y la Casa de Cultura de Castropol sendos recuerdos bibliográficos.

¿Supone todo esto un revival de Díaz Fernández? ¿Desde qué perspectiva podemos contemplarlo hoy, situados, en relación a su época, en una "tercera España"?

Hijo de Vicente Díaz Fernández, natural de San Pedro de Bembibre (Taboada, Lugo), y de Amalia Fernández Fernández, de Viavélez (Asturias), José Manuel Díaz Fernández viene al mundo el 20 de mayo de 1898, en Aldea del Obispo (Salamanca), donde su padre se hallaba destinado como"carabinero del Reino", con categoría de "preferente". Vicente y Amalia tuvieron dos mijos más, Ignacio y Vicenta.

Trasladada la familia a Castropol, donde su padre será nombrado Jefe de la Policía Municipal, Pepillo, como familiarmente se le conocía, encontrará en esta villa del occidente asturiano su verdadera patria chica, por lo menos durantes su adolescencia y juventud.

En Castropol cursa la primera enseñanza y, pese a las estrecheces económicas de la familia, da comienzo a la segunda.

Inicia sus pinitos literarios con un periódico manuscrito, al que puso por nombre La Tinaja, al mismo tiempo que interpreta obras de teatro en el Casino de Castropol y se ocupa de la dirección administrativa de La Tuna. Escribe después en Río Navia y El Eco de Navia, publicaciones pronto desaparecidas.

En 1917 funda, en Castropol, con otros, el semanario Juventud, que dirigía Francisco Fernández López, y del que sólo se llegan a publicar seis números, y escribe en el decenario CastropoI. Este último facilita en aquel año las siguientes noticias en torno a Pepillo: el 30 de enero sobre su obra de teatro, titulada La pesca del novio, el 30 de julio de su novela Pasión de niños y el 30 de octubre del Libro de las horas gentiles. El Castropol de 1917 recoge, también, en sus páginas la polémica entre Díaz Fernández y el asimismo escritor novel, de la vecina Figueras, Fernández- Arias Campoamor, en torno a la influencia literaria de Rafael López de Haro sobre Pepillo, que Campoamor considera muy destacada y que Pepillo reconocerá luego en un artículo publicado en Asturias, el 15 de diciembre de 1918.

También en 1917 comienza a escribir versos, cuentos y crónicas de carácter lírico y fantástico en la revista Asturias, que se publicaba en La Habana bajo la dirección de Álvarez Acevedo.

Al mismo tiempo y junto con su hermano Ignacio trabaja como escribiente en la notaría de Castropol que regentaba el ribadense Eugenio Pérez Cancio. El día de la onomástica de la "notaria", Angela Moirón González, era habitual que ambos hermanos le dedicasen un poema. Se conserva un ripioso soneto de Ignacio, fechado el 1 de marzo de 1919, trazado con excelente caligrafía de pendolista, y un poema de José de fecha anterior, de mejor factura, también con excelente caligrafía, escrito románticamente en las varillas de un abanico.

Marcha luego Díaz Fernández a estudiara Derecho a la Universidad de Oviedo, pero, aunque se ayuda económicamente trabajando de conserje y contable en un hotel, se ve obligado a abandonar sus estudios.

En 1919 funda, junto con María Luisa Castellanos, Fernández-Arias Campoamor, Torner, Valentín Bedia... la revista Alma Astur.

En 1920 lo encontramos de secretario del Ateneo Obrero de Gijón y el 20 de enero del año siguiente el Castropol anuncia la aparición de su novela, hasta ahora inédita, Los días grises.

A los 23 años es destinado a África como soldado. Durante su estancia en Marruecos parece que contrae la tuberculosis que le llevará a la muerte. A su regreso de la guerra, La Libertad lo premia por las crónicas que había enviado desde el frente marroquí, germen literario de lo que luego será su libro El blocao. Publica en El Noroeste, La Esfera, y en 1923 el Castropol del 20 de febrero da cuenta de la aparición de sus narraciones El ídolo roto y El abrazo eterno.

Rodeada ya de una cierta aureola, en 1925 aparece su firma en El Sol, donde pontifica a Ortega y Gasset, La 'Voz, Ondas y la Revista de Occidente, en la que lo introduce Fernando Vela.

Poco a poco, sin embargo, la faceta política de la personalidad de Díaz Fernández se va imponiendo con fuerza. Sus artículos y actividades contra la Dictadura de Primo de Rivera lo llevan, incluso, a que sea detenido en 1926, como implicado en el levantamiento de la noche de San Juan, conocido como la "sanjuanada".

En 1927, y en compañía de J. A. Balbontín, J. Arderius, Giménez Siles, Juan Andrade, José Venegas, Graco Marsa y César Falcón funda Ediciones Oriente, dedicada a la publicación de obras claramente revolucionarias para aquel tiempo.

A estas alturas de su vida, Pepillo comienza a perder contacto con Castropol.

En aquel tiempo, Castropol era una villa que contaba con unos 800 habitantes, distribuidos entre un núcleo campesino, otro marinero y pescador y, finalmente, otro más, integrado por curiales e indianos.

La falta de cultura y la penuria económica que sufría una parte de la población era notable, al igual que en el resto de España, situación que llevó a que, a principios de siglo, un grupo de curiales e indianos crease una agrupación, que en 1910 se transformaría en Partido Independiente y que luego se integrará en el Reformista de Melquíades Álvarez, con el fin de defender e impulsar los intereses comarcales, al mismo tiempo que atendía los humanos y sociales. En esta agrupación se encauzarán las primeras inquietudes políticas y sociales de Pepillo.

Más adelante, aquellos castropolenses que habían querido, al modo ilustrado, hacer la "revolución" desde arriba, se vieron desbordados, más tarde o más temprano, por una izquierda de claro matiz revolucionario. Algo parecido le ocurrirá también a Díaz Fernández, y así, después de un período muy radical, tras su estancia en Oviedo y Gijón, en 1935 acaba por unirse a Manuel Azaña para formar Izquierda Republicana.

El caso es, que, en aquellos tiempos, los intelectuales avanzados, ante la situación en que se encontraba el país, invocaban la presencia e integración de! "pueblo" en la sociedad, "pueblo" que se identificaba entonces con las clases más menesterosas social y culturalmente, de las que no formaba parte (pensemos en la orgullosa diferencia de clases existente en aquella época) la familia del Jefe de la Guardia Municipal de Castropol.

Poco a poco, sin embargo, una parte de aquel "pueblo" fue tomando conciencia de que él era la única "clase", la clase por antonomasia que, considerándose engañada una y otra vez, debía tomar el poder para ver realizados sus propios fines, al igual que había ocurrido en Rusia, A este fin debería valerse de cualquier "compañero de viaje".

La tarea de buscar "el injerto de las fuerzas obreras de la izquierda" (Díaz Fernández), de "marchar hacia el pueblo" (idem), siguiendo las orientaciones del comunista italiano A. Gramsci, se convirtió en aquella época en objetivo prioritario para Díaz Fernández.

Díaz Fernández, al igual que los intelectuales de su misma inspiración, pretende "superar la división entre los intelectuales y el pueblo"; los intelectuales y los artistas que deben participar ,en la lucha revolucionaria obrera (aunque luego muchos de ellos, llegado el momento, no podrán superar, en opinión de los dirigentes de la "praxis", sus propias contradicciones de clase).

Y así emprenden la búsqueda de un "nuevo intelectual" que se acerque al pueblo, para construir una "nueva sociedad" y un "hombre nuevo". (Al mismo tiempo que la Rusia de Stalin, también el nazismo de Hitler buscará un "hombre nuevo" para una "nueva Alemania", pero nadie, ni en España ni en ninguna parte del mundo, sabía lo que en aquellos momentos estaba ocurriendo en la Unión Soviética ni suponía lo que iba a ocurrir en Alemania, Para lograr la inexcusable integración social y económica de un país es imprescindible partir de un amplio compromiso democrático y del respeto al individuo. De otra manera está condenada al fracaso)

- En 1928 Díaz Fernández publica, bajo el título de El blocao, el conjunto de relatos que le hará famoso; precisamente el año anterior había recibido un premio de El Imparcial por su labor periodística en Marruecos.

El impacto causado por El blocao entre los lectores fue notable. El libro abre una nueva frontera literaria, supone la inauguración de un movimiento que buscaba superar el escepticismo al que se había entregado la vanguardia.

Este movimiento, denominado por el mismo Díaz Fernández "literatura avanzada" o "nuevo romanticismo", corre paralelo a la línea política de su pensamiento, aunque no reviste el carácter de la típica literatura proselitista.

Sin embargo, la ideología política de Díaz Fernández insufla a esta literatura una preocupación por el hombre, al que sitúa en la realidad de cada momento. El protagonista que inspira los relatos de El blocao no es un héroe ni un antihéroe; en palabras de hoy, podíamos decir que es un perdedor, tal y como lo fue a la postre el propio Díaz Fernández.

Estas características, junto con las propiamente estilísticas, tan lejos de sus primeros arrebatos líricos, el dinamismo que encierra, la realidad cotidiana que refleja, su esquematismo cinematográfico, de verdadero reportaje, parecido al estilo de Hemingway (que precisamente en 1929 Publica su Adiós a las armas), aunque el carácter de los contenidos violentos del escritor norteamericano difiere totalmente del de Díaz Fernández, impregnado de una preocupación humanista, colocan a la obra en una de las cimas de la literatura de la época.

Curiosamente, Díaz Fernández no trae a El blocao la figura del marroquí, ni se ocupa de su mundo, de sus problemas bajo la colonización española. Cabría preguntarse por la razón de esta ausencia en la obra de Díaz Fernández.

La cosecha de críticas favorables a El blocao fue abundante y de variada procedencia: Astrana Marín, Benjamín Jarnés, José del Río Sanz, Luis Calvo, Zugazagoitia, Fernández-Arias Campoamor, Constantino Suárez, Camilo Barcia, Giménez Caballero, Pérez de Ayala...

El movimiento literario del que El blocao fue precursor dio nombre a una generación, conocida como "la otra generación del 27", de la que formaron parte, entre otros: Alvarez del Yayo, Juan Andrade, Wenceslao Roces, Ramón Sender, Muñoz Arconada, Joaquín Arderius...

La campaña de prensa que a través de diversas publicaciones Díaz Fernández venía desarrollando contra la dictadura de Primo de Rivera le lleva, en aquella época, a ser detenido y encarcelado, marchando después a Portugal.

En 1929 participa en la creación del Partido Radical- Socialista, junto con Marcelino Domingo, Alvaro de Albornoz, Gordón Ordás, Benito Artigas Arpón, Angel Galarza Gago...

Al igual que todos ellos, Díaz Fernández ingresa en la Masonería, en el seno del Gran Oriente Español, del que era Gran Maestre, Diego Martínez Barrio, del Partido Radical de Lerroux.

Al año siguiente, Díaz Fernández publica su segunda novela, La venus mecánica, escrita, en parte, en el exilio lisboeta, en la que refleja su propio dilema: el intelectual que se muestra incapaz de vivir la revolución que preconizaba, y el libro de crítica literaria El nuevo romanticismo. Polémica de arte, política y literatura, donde enuncia los principios. de la nueva "literatura de avanzada" o "nuevo romanticismo", como gustaba llamarle a aquel movimiento.

En 1930 funda, con Antonio Espina y Joaquín Arderius, la revista política Nueva España, que polemiza con La Gaceta Literaria que dirigía Ernesto Giménez Caballero. Curiosamente y a pesar del éxito de su lanzamiento la revista desaparecerá con la llegada de la República. La trepidante actividad periodística y editorial de Díaz Fernández le lleva, en 1931, a colaborar en el lanzamiento de las revistas Crisol y Luz, y a publicar el relato La largueza, dentro del libro Las siete virtudes capitales, en el que, Gómez de la Serna, V. Andrés Alvarez, B. Jarnés, C. Arconada... tratan el resto de las virtudes.

En el curso del mismo año publica, también, junto con J. Arderius, la Vida de Fermín Galán, biografía del militar que se había sublevado en Jaca y que luego fue ejecutado, y el prólogo al libro de Alejandro Gaos Sauces imaginarios. En esta época, Díaz Fernández decide entregarse plenamente a la vida política. Y de esta manera se presenta como candidato de! Partido Radical-Socialista a las elecciones a Diputados a Cortes Constituyentes, que se celebran el 28 de junio de 1931.

En plena campaña electoral, Díaz Fernández, junto con Leopoldo Alas, ambos antiguos reformistas, revientan tumultuariamente el mitin de Melquiades AIvarez en el teatro Campoamor de Oviedo, en una acción que marca el inicio de los ataques de la izquierda contra el tribuno asturiano.

En las urnas, Díaz Fernández es elegido en el distrito de Oviedo por 76.952 votos, de los 119.244 emitidos, sin que el acta recoja ninguna protesta ni reclamación. Designado Marcelino Domingo ministro de Instrucción Pública, en el gobierno Azaña, Díaz Fernández es nombrado Secretario Político del ministro. La labor de la República durante su primer bienio, en el terreno de la educación, fue ingente, sobre todo teniendo en cuenta el abandono en el que se la había tenido durante decenios.

No fueron muy numerosas las actuaciones de Díaz Fernández en el Congreso de los Diputados. Quizá las más destacadas tuvieron lugar con motivo de la discusión sobre la libertad de enseñanza y en concreto de la enseñanza religiosa, en el curso de la cual Díaz Fernández, muy en el calor político y social anticatólico de la época y como ferviente defensor de la "escuela única", llegó a decir desde su escaño, el 20 de octubre de 1931: "Por otra parte, yo dudaría mucho en autorizar la libertad religiosa desde una legislación del siglo XX", en una reacción al poder temporal de la Iglesia de aquellos tiempos. En su contestación, Valera Aparicio, en nombre de la Comisión, tiene que aleccionar a Díaz Fernández sobre el significado de la libertad de pensamiento y de creencias, palabras que el diputado asturiano acoge con reconocimiento, viendo rechazada su enmienda. A este respecto debemos apuntar el mar de contradicciones en que se movían los radical-socialistas, como, por ejemplo, ocurrió cuando el Partido se negó a secundar a Azaña y a los socialistas, que querían dar a la mujer la posibilidad de votar.

En el mes de abril de 1933, y siguiendo la moda de aquellos días entre los progresistas, que veían en la Unión Soviética el espejo donde mirarse, Díaz Fernández firma un manifiesto a su favor, promovido por la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Entre otros nombres aparecen en el documento los de: Marañón, Pío Baroja, Benavente, Valle Inclán, M. Machado, l. Sánchez Covisa, N. Piñole..., aunque algunos retiraron luego su firma.

Paralelamente a su actividad política escribe en El Liberal, Nouvel Age, Le Monde, Euro pe..., y en 1935 publica Octubre rojo en Asturias, bajo el seudónimo de José Canelo

El golpe de estado revolucionario de 1934, contra el gobierno conservador de la República, que en Asturias alcanza la gravedad de una contienda civil, marca un punto de inflexión en la trayectoria política de Díaz Fernández.

La crítica de Díaz Fernández a los socialistas por haber provocado aquellos sucesos le lleva a acercarse a Azaña, a cuyo amparo funda el semanario Política. Más tarde, Albornoz, Domingo, Díaz Fernández y otros se unen a Azaña para crear Izquierda Republicana, con el fin de contar así, con un partido que les ofreciese un mayor respaldo popular, y dé soslayar de esta manera los inconvenientes de tener que gobernar en minoría.

Y así llegamos a las elecciones de febrero de 1936. Izquierda Republicana se presenta formando parte del bloque del Frente Popular, y Díaz Fernández sale elegido Diputado en el distrito de Murcia, por 38.680 votos, de los 70.381 emitidos, constando en el acta algunas reclamaciones.

Díaz Fernández vuelve a ocupar, entonces, el puesto de Secretario Político de Instrucción Pública, siendo otra vez ministro J M. Domingo, y luego F. Barnés, hasta la llegada de los gobiernos socialistas, en septiembre del mismo 1936.

En los meses posteriores a febrero de 1936, la actuación de la derecha extraparlamentaria y la izquierda revolucionaria traen consigo que la República se vea desbordada por ambos extremos. Ya en plena guerra civil, Díaz Fernández desempeña diversos cargos en el departamento de propaganda del Ministerio de Estado.

A punto de finalizar la contienda, vuelve a encontrarse cerca de Manuel Azaña, durante la estancia del Presidente de la República en Cataluña, donde se ocupa de cuestiones de prensa; ante la debacle final marcha a Francia y es internado en un campo de concentración, mientras su mujer y su hija se refugian en Perpiñán.

Puesto en libertad, el calvario, no obstante, continúa. La familia se traslada, entonces, a París, luego a Toulouse y de regreso a París. Cuando estalla la II Guerra Mundial vuelven a Toulouse, para, al poco tiempo, ser residenciados en Le Mans; huyen después a Nantes. Prisioneros de los alemanes, Díaz Fernández ve como, mientras otros compañeros son enviados a España, donde muchos son fusilados, él puede marchar a Toulouse, situado en la llamada "zona libre". Muere en la miseria, el 18 de febrero de 1941, cuando esperaba poder trasladarse a América.

Azaña no menciona a Díaz Fernández en sus Memorias, por otra parte una magnífica pieza histórica y literaria, aunque casi es preferible, pues a Domingo, albornoz y a otros muchos les aplica duros calificativos, librándose sólo de sus acervas críticas Rivas Cherif y Casares Quiroga.

La temprana muerte de Díaz Fernández cortó en flor su labor literaria, prevaleciendo sus trabajos periodísticos al servicio de su ideología, lo que pronto llevó al escritor y al político al olvido.

Por otra parte, el compromiso político de los demás integrantes del "nuevo romanticismo literario" y la guerra civil, resuelta en términos de dictadura personal derechista, aventó a sus seguidores.

Su antiguo protector y amigo, A. L. Oliveros, director de El Noroeste, recuerda poco gratamente en sus memorias a Díaz Fernández, como un joven ambicioso que no reparaba en obstáculos para conseguir sus fines. En reciente conversación del autor de estas líneas con Francisco Ayala, su compañero de letras en aquellos tiempos, me manifestó, entre otras cosas, que, llegado el momento, él había preferido seguir la línea de la literatura de vanguardia, de carácter esteticista, mientras Díaz Fernández escogió el periodismo militante; pero, aunque sus caminos se habían separado, recordaba a Pepillo porque, sobre todo, era una buena persona.

Miguel Angel Serrano Monteavaro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

12/01/2007 16:42 castropol #. Colaboraciones Hay 1 comentario.

Medio Ambiente inicia en Castropol las obras del aula sobre la ría del Eo

Medio Ambiente inicia en Castropol las obras del aula sobre la ría del Eo
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Castropol, Marta PÉREZ
La Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras ha iniciado en Castropol las obras de construcción del centro de interpretación de la ría del
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15/01/2007 16:24 castropol #. sin tema No hay comentarios. Comentar.

Angelito y Ricardo

20061203164907-angelito.jpgAngelito y Ricardo de Primote en una foto de los años 50.
16/01/2007 16:14 castropol #. Grupos de niños y jóvenes No hay comentarios. Comentar.

Santiago 1975

20061110171320-legaspi.jpgEn una foto de la procesión de Santiago de 1975, vemos a monseñor Makarakiza, arzobispo de Gitega en Burundi, que por aquellos días visitó Castropol, en primer plano D. Ramón Platero y D. Alejo Gayol. Detras del Arzobispo, vemos parte de la corporación, (Pepe Valledor, a la sazón Alcalde y el Comandante de Puesto de la Benemérita, Baltasar)

San Pedro en Barres, 1974

20070115174955-jose-mari-1.jpgJose Mari Acebo, Toni Calle Nova, Luis Rivas, Manolín da Fonte, Jesús Vijande Gonzalez, Mario de Eliseo y Pedro de Cajetilla.
20/01/2007 16:33 castropol #. Grupos de niños y jóvenes No hay comentarios. Comentar.

El Angel Caido

20061110170201-estatua002.jpgEvidentemente no se trata del Diablo, si no del Angel de la estatua del Parque de Vicente Loriente, caido a causa del huracán Hortensia en 1984.
20/01/2007 16:34 castropol #. Curiosidades No hay comentarios. Comentar.

Castropol, "El secreto mejor guardado de Asturias"

20061115220136-secreto-650.jpg
Foto Arnaud Späni

20/01/2007 16:35 castropol #. Castropol No hay comentarios. Comentar.

Inauguración del Ferrocarril Ferrol-Gijón.

20061223180225-juanmanuel.jpgOtra imagen de la inauguración del ferrocarril en la estación de El Valín. A la izquierda con gorra de plato, Eliseo Souto Canto, conductor de la Guardia Civil. Aproximadament enfrente de él, con gafas, Manolo el electricista, los dos niños de camisa beige, los hermanos José Luis y Angel Méndez, a continuación Lolita Acebo y Adolfo López, Marcelino Alvarez, y uno del Reimondo de San Juan. Detrás de Adolfo, Domingo de La Castellana.

Jueves Santo 1943

20061223174602-mama-con-mantilla.jpgA la puerta delCasino, Maria del Carmen Campoamor, Marujín López y Carmencita Pérez, vestidas de mantilla española, como era costumbre en aquellos tiempos, para velar el Santísimo y acudir a la procesión.
27/01/2007 18:44 castropol #. Fiestas y Procesiones No hay comentarios. Comentar.

José Ramón Fernandez de Luanco

En bastante mala situación se encontraba la enseñanza, la instrucción pública, como se decía por aquel entonces, en la segunda mitad del siglo XIX, época en la que le tocó vivir a Luanco; mal se encontraba y seguiría encontrándose luego.

La falta de interés por el estudio de las ciencias, derivada también de la escasa industrialización, el control que el Estado y la Iglesia ejercían sobre la enseñanza de las humanidades, los planes de estudio erráticos, la distribución de las Facultades, los bajos presupuestos, además de mal administrados, la movilidad laboral del profesorado, los escalafones caprichosos... contribuían a la decadencia general de España. A este respecto, veamos un ejemplo significativo: con demasiada frecuencia, un profesor de Instituto estaba mejor remunerado que un catedrático de Universidad, mientras los maestros se encontraban en el límite de la miseria.

Si pasamos al terreno de la investigación se puede comprobar cómo el interés por la Química provenía de las necesidades tecnológicas de la industria siderúrgica vizcaína y la textil catalana. Por esta razón, entre otras, la Universidad de Barcelona prestaba tanta atención a esa especialidad.

Así, la ciencia de la España de la época de Luanco sesteaba perezosamente, a pesar de los trabajos de algunas figuras, como Ramón y Caja, Ferrán, Torres Quevedo, Peral... Porque el nivel científico de un país se mide por el número de investigadores de calidad media, más que por la existencia de algunas pocas figuras de relieve.

Dados estos supuestos, la dependencia científica de España respecto al extranjero no era de extrañar; valga como ejemplo, en relación con la Química, el desembarco de los ingleses en las minas de Río Tinto, por aquellas fechas.

Las noticias biográficas sobre José Ramón Fernández Luanco son harto conocidas; por eso aquí sólo vamos a apuntar las más significativas, de la mano del Boletín de la Real Academia de Ciencias y Artes, de Barcelona (1906), del folleto que Miguel García Teijeiro publicó en 1926 sobre Luanco y de los propios datos que posee el autor de estas líneas.

Luanco nace el 14 de noviembre de 1825, en el llamado "cuarto de la capilla", de la casa-palacio del marqués de Santa Cruz de Marcenado que se levanta en Castropol, marqués del que era administrador el padre de Luanco, Andrés Fernández Luanco, casado con Petronila del Riego y Riego.

Da comienzo a sus estudios en Luanco de Gozón y luego en Castropol, y en 1838 firma en esta última villa la solicitud para estudiar Filosofía en Oviedo y examinarse de latinidad. José García Loredo, preceptor de latinidad en Castropol, da el visto bueno a la instancia y el alcalde, Andrés Bermúdez Valledor, y el cura párroco, Juan Antonio Valdés, responden de la buena conducta de Luanco.

En 1842 asiste a las clases de matemáticas que se impartían en el colegio privado de Esteban Suárez Cartavio, ubicado en Figueras, donde se preparaban los futuros capitanes de la marina mercante de la comarca.

Lo encontramos luego, en 1844 concretamente, estudiando en Castropol con Bernardo Escudero, administrador de Rentas Reales, y francés en Ribadeo, con el abogado, Gabriel Yangüas.

En 1846 se traslada a Madrid, e ingresa en la Escuela Normal de profesores de Ciencias, en la que permanecerá hasta 1849.

Por fin, en 1850 es nombrado ayudante de la cátedra de Física y Química, en la Universidad de Oviedo.

A partir de ese momento, Luanco comienza su vida universitaria, suficientemente conocida, y que transcurre entre Oviedo, Sevilla, otra vez Oviedo, Santiago, Madrid, vuelta a Santiago, Zaragoza...

Y así, el 17 de junio de 1868, Luanco toma posesión de la cátedra de Química General, en la Facultad de Ciencias, de la Universidad de Barcelona; permanecerá vinculado a esta Universidad hasta su jubilación, en 1900.

Luanco fatigó evidentemente su pluma; sus libros, trabajos, opúsculos, conferencias... son numerosos. García Teijeiro, "Españolito" y el propio Luanco ofrecen una relación de obras, pero, según hemos podido comprobar, es incompleta, y aún quedan algunas más, pocas, a las que vagamente hace referencia Rodríguez Mourelo, en su opúsculo Don José Ramón Luanco(1905). ¿De donde le viene a Luanco la fama de que indudablemente gozó?

A través de los datos que he ido recogiendo, tanto publicados como pertenecientes a los papeles que Luanco guardaba, me cabe ahora hacer las siguientes reflexiones.

Luanco contaba con un carácter comunicativo, hacía gala, incluso, de su bonhomía; de trato afable, no dudaba a la hora de intercambiar datos e ideas con alumnos y compañeros. Esta manera de ser le granjeó, indudablemente, muchos amigos y numerosas relaciones.

De su carácter conciliador da idea su discurso, como presidente del Ateneo barcelonés, pronunciado con motivo de la inauguración del curso 1889-1890, en el que Luanco trata de conjugar las corrientes "innovadora" y "conservadora" que bullían entre los socios.

Por estas mismas razones, Luanco fue requerido en múltiples oportunidades para formar parte de instituciones y academias, y participar en concursos y certámenes. Su amplia Hoja de Servicios da fe de todo ello.

Por otra parte, su Hoja de Servicios recoge también otra peculiaridad del carácter de Luanco: la atención que prestaba a su vida profesional. Así, Luanco apunta todos los pormenores que atañen a su carrera de una manera harto minuciosa, como si quisiera dejar bien claro la excelencia de su quehacer, lo que refleja cierta dosis de vanidad.

De esta manera, incorpora a su expediente un curioso documento de 1893, en el que el Ministerio de Fomento evacua dictamen sobre un libro de Luanco, titulado Compendio de lecciones de química general, de la ya lejana fecha de 1884 (se supone que un reimpresión), al que llena de elogios, para apuntar más adelante que, sin embargo, no trata la química orgánica sino sólo la inorgánica. Luanco, con sorna, escribe al margen que el ponente, Gabriel de la Puerta, discípulo suyo, no había leído el libro por completo (libro que le devuelven), pues todavía mostraba algunas páginas sin abrir. Anécdota que refleja cómo se las gastaban, ayer como hoy, algunos profesores a la hora de evaluar los textos de sus compañeros.

Esta misma Hoja de Servicios, de puño y letra del propio Luanco, contiene un epígrafe del mayor interés para nosotros. Se titula Descubrimientos científicos y recoge lo que él consideraba su aportación al mundo de la Química, es decir: "la producción de gas para el alumbrado, extraído del bagazo de la manzana" y, por otro lado, "las experiencias hechas con el papel schoenbeih para reconocer la existencia del ácido cianhídrico".

No es precisamente en el ámbito de la investigación científica, como podemos ver, donde verdaderamente triunfó Luanco.

El ambiente científico en España no era el más proclive para realizar grandes descubrimientos; se carecía de medios y de apoyo institucional y privado para ello.

Es cierto también que Luanco insistió en el trabajo en el labora- torio como base de la investigación, pero el mismo carácter humanista del castropolense le hacía llevar un régimen de vida difícil de entender para un científico, sobre todo hoy en día.

Nos cuenta Eugenio Mascareñas en la "Memoria necrológica" en honor de Luanco (1909), que por las mañanas se ocupaba de la cátedra y el laboratorio, por la tarde acudía a su despacho para atender sus múltiples ocupaciones en academias, asociaciones, etc., y por la noche trabajaba en la biblioteca del Ateneo. De esta manera, se comprende el poco tiempo que dedicaba Luanco a la investigación pura.

Por otro lado, Luanco no se especializó en ninguna de las ramas en que, ya en aquella época, la Química se había diversificado; y tampoco el temperamento de. Luanco era proclive a abandonar sin más otras áreas del conocimiento, tan queridas para él.

Si, en cambio, nos parece más extraño que, siendo Luanco tan sociable y amigo de sus amigos, no hubiese marcha al extranjero a investigar o simplemente a dar conferencias.

Fue sin embargo en el terreno académico, como enseñante, como maestro,. donde Luanco alcanzó una bien ganada fama, incluso fuera de España, de lo que se hace eco Odón del Buen, en el Castropol del 10 de abril de 1906. Apuntemos al paso que, en el terreno profesoral, Luanco también gozó fama de "hueso" entre sus alumnos, a la hora de los exámenes.

Así, en un determinado momento, durante su estancia en Barcelona, Luanco, en una decisión trascendental para la enseñanza de la Química en España, abandona el método dualista de Berzelius para seguir el unitario, más actualizado, de la teoría atómica molecular y de la valencia.

 

La labor desarrollada por Luanco en el terreno de las humanidades fue incluso mayor, si cabe, que en el de la Química.

Por ejemplo, dejó bien claro que Ramón Lull no había sido alquimista, como se creía hasta entonces, lo que le costó no poca polémica con Amador de los Ríos, Littré y Morell Fatio (la carta que tengo en mi poder, dirigida a Ríos, no deja lugar a dudas), en la que participó Menéndez Pelayo, a favor de Luanco (Ramón Lull, 1884).

Unos ejemplos más. El libro de Luanco sobre La alquimia en España, todavía no ha sido superado, pese a ser una recopilación y además incompleta. Su labor en la biblioteca del Ateneo barcelonés; el viaje triunfal a la Sorbona, el día del homenaje al profesor Lacaze-Duthiers, al que regaló, en nombre de la Universidad de Barcelona, un busto de Benlliure, en agradecimiento por las atenciones prestadas a los profesores y alumnos de la universidad catalana, en el laboratorio que había creado en Banyuls- sur-Mer, y que valió a Luanco la Legión de Honor...

Por otro lado, Luanco fue consciente de que los avances de la ciencia, que se estaban produciendo en Europa y Norteamérica, traían consigo multitud de palabras nuevas que amenazaban con invadir la lengua castellana.

A fin de controlar un tanto esta inundación, Luanco comenzó a colaborar con la Real Academia Española en la elaboración del Diccionario. Cuidó también de "españolizar las voces científicas nuevas y de restaurar la nomenclatura nacional", nos dice Rodríguez Mourelo; y con el título de El neologismo en-las ciencias escribió un artículo en la "Revista crítica de Historia y Literatura", que dirigía Rafael Altamira.

Luanco fue sensible también a los problemas humanos de su tiempo, y en 1889 es nombrado vocal de la Sociedad Antiesclavista, creada por la Santa Sede con el fin de eliminar aquella lacra.

El mundo catalán que vivía la Renaixenca, no marginó a Luanco de sus actividades, hasta el punto de que la Unión Hispano- Americana, que tenía como presidente a Navarro Reverter y su sede en París, le nombró vocal del Comité de Cataluña, y cuando en 1889 Luanco es nombrado rector sustituto de la Universidad los periódicos catalanistas "El Diluvio" y "La Publicidad" elogian sin ambages su nombramiento.

Luanco, aunque como es natural tuviese un determinado modo de pensar, no se ocupó de la vida política de aquel entonces. Pero sí atendió los requerimientos que le hacían sus amigos desde Castropol; así, el 13 de septiembre de 1871, Pedro Par- do, presidente de la Junta del Partido Progresista Democrático de aquella villa, nombra a Luanco presidente honorario, junto con Ramón Pasarón y Lastra, José María Conde, Félix Lanza, José Canedo, Pedro Suárez, Cipriano G. Tol, José María Sobarra y José María Blázquez.

Más adelante, el 5 de noviembre de 1882, es Manuel Álvarez quien comunica a Luanco que ha sido nombrado presidente honorario del Comité Democrático Dinástico de Castropol.

No consta, en ambos casos, que Luanco tomase grandes iniciativas en el terreno de la política, junto con sus amigos, pertenecientes a la burguesía progresista de Castropol.

Pero, ¿de qué modo pensaba realmente Luanco?

Evidentemente, Luanco tenía una filosofía propia, de la que eran conocedores sus compañeros de cátedra, sus alumnos y amigos. En su Oración inaugural del curso académico 1879 a 1880, leída en la Universidad de Barcelona, encontramos una frase que nos puede dar la clave: "ni materialices el espíritu, ni espiritualices la materia", frase en la que Luanco parece resumir su pensamiento.

Esta filosofía natural, que responde al saber científico natural, y proviene de Hegel, después elaborada por Spencer, busca una imagen de la naturaleza lo más completa posible, equidistante entre la metafísica y el positivismo.

Consta, por otra lado, que el castropolense Marcelino Menéndez Pintado, padre de Menéndez Pelayo, había enviado, por sugerencia de Luanco, al futuro polígrafo a estudiar a Barcelona y vivir junto al químico en la pensión de doña Francisqueta, en la calle de la Fuente de San Miguel, con el fin de apartarlo de la "nefanda" influencia del krausismo, que se había enseñoreado de la universidad madrileña. Menéndez Pelayo permanecerá en Barcelona desde 1871 a 1873. Da esta noticia "La Ilustración Catalana", en su nota necrológica a la muerte de Luanco. Esta anécdota habla a las claras del liberalismo moderado de Luanco.

De ahí que contase con los más variopintos amigos. Por ejemplo, en el número especial de "Castropol" (1906) dedicado a Luanco, escriben en términos elogiosos personas de los más diferentes círculos, y, entre ellas, los masones y, por otro lado, amigos: Fermín Canella, Secundino Moreno Barcia, Odón del Buen, Juan Fernández de la LIana y C. Álvarez Cascos.

Estas son las coordenadas entre las que se movió el pensamiento de Luanco. Pocas pistas más tenemos; aunque también es verdad que Luanco tampoco se entretuvo mucho más en los temas políticos y filosóficos.

El 7 de diciembre de 1899, Luanco es nombrado rector de la Universidad de Barcelona. El ministro de Fomento (dentro de cuyas competencias se encontraba la educación), Luis Pidal y Mon, le traslada el escrito que había firmado, en nombre de su hijo Alfonso XIII, la Reina Regente, María Cristina de Habsburgo.

De esta manera, da fin a un largo periodo de incertidumbre en la mencionada universidad, producto de la lucha entre con- servadores y regeneracionistas, que había llevado a Luanco a ocupar accidentalmente el rectorado, como decano más antiguo, en febrero, mayo, septiembre y octubre de 1896 y enero de 1889.

Poderes públicos y profesores veían en Luanco la persona de talante conciliador y de prestigio intelectual que podía sacar de su marasmo a la universidad. Así por lo menos saludaban a Luanco "El Diluvio" y "La Publicidad", medios informativos de marcado carácter regeneracionista, la totalidad de los profesores del claustro y el numeroso público que aplaudió a Luanco en su toma de posesión.

Luanco trajo la calma a la universidad, pero poco más pudo hacer, pues en octubre de 1900 cesa para jubilarse poco después. Aunque muchos profeso": res intentaron que se le prorroga- se su vida activa para continuar como rector, las gestiones emprendidas no dieron fruto.

En su tiempo existió alguna reticencia en la Universidad de Barcelona a la hora de contabilizar a Luanco entre sus rectores, ya que había sido nombrado a dedo y no elegido, reticencias felizmente superadas hoy, según consta en los archivos de la propia universidad. Curiosamente, y para mayor fastidio de algunos, el sucesor de Luanco en el rectorado, elegido entre el claustro, fue Garriga y Nogués, conservador a ultranza, aunque catalán.

Luanco siempre estuvo vinculado a Asturias y en concreto a Castropol. Todos los veranos pasaba sus vacaciones en el pueblo donde había nacido, a cuyo fin solicitaba la autorización correspondiente, como así lo atestiguan las instancias que se hayan entre sus papeles y en algunos casos intervenía incluso en los temas que interesaban a los castropolenses, preparando escritos, firmando memoriales, etc. Como, por ejemplo, es el caso del que en 1870 envía desde Barcelona al ministro de Justicia, pidiendo la reposición del Juzgado de primera instancia.

Una vez jubilado, Luanco se asienta en Castropol, y se ocupa con más intensidad de la historia local, sobre la que ya había escrito en otras ocasiones.

 

Publicó documentos ya conocidos o inéditos en "Las Riberas de! Eo", dio a la luz el "Fuero de Vecindad" de Castropol, colaboró en la "Asturias" del Bellmunt y Canella y la "Asturias monumental, epigráfica y diplomática" de Ciriaco Miguel Vigil...

Pero también recogió datos para un diccionario etimológico del dialecto asturiano, notas sobre la Casa de Montenegro y Lantoira, que se encontraban en el archivo del marqués de Santa Cruz (de la que había sido administrador su padre)...

En 1901 se organizó un gran homenaje en honor del marino Fernando Villaamil, nacido en Serantes. Entre otros actos, se descubrió una lápida de bronce, en el atrio de la iglesia parroquial, cuyo texto se debe a la mano de Luanco, que también pronunció unas palabras. Para la ocasión, lucirá, por primera y única vez, la Gran Cruz de Isabel la Católica, que recientemente se le había concedido.

Una enfermedad cerebral, cuya etiología no conocemos y cuyos síntomas se le empezaron a manifestar cuando todavía se encontraba en la universidad, le impidió incluso la lectura en sus últimos tiempos en Castropol.

Falleció en su casa en la mañana del 5 de abril de 1905.

Sirvan estas líneas de homenaje a Luanco, y como recuerdo al Ayuntamiento de Castropol de que el próximo años se cumple el centenario de su muerte.

 

Miguel Angel Serrano Monteavaro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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